Año 6 • No. 231 • julio 17 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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Tras las elecciones, enfrenta hoy su caso más difícil
El Tribunal Electoral del PJF tiene
el deber de lograr la gobernabilidad
Edith Escalón

Los abogados hacemos votos para que el Tribunal ratifique su prestigio, dijo Salvador Martínez y Martínez.
Luego de las pasadas elecciones, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tendrá un papel fundamental para lograr la gobernabilidad democrática, aunque antes haya sido “ignorado” y se haya supeditado a la importancia que revisten los acuerdos entre el poder ejecutivo y el legislativo, aseguró Salvador Martínez y Martínez, universitario, jurista y ex presidente del Instituto Electoral Veracruzano.

“Los abogados democráticos de México hacemos votos para que ese supremo Tribunal ratifique su prestigio en el caso más difícil de su corta existencia”, dijo al referirse a la decisión que deberá tomar el TEPJF una vez que analice las pruebas que la Coalición Por el Bien de Todos, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, ha presentado para impugnar los resultados de la elección presidencial.

En la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, donde participó en una mesa redonda que analizó los retos e implicaciones de la gobernabilidad democrática, Martínez añadió que el Poder Judicial es “el poder de los abogados” y reconoció que ante el evidente ejercicio que realizan el ejecutivo y el legislativo, es claro que el judicial “es un poder que no se ha ejercido o por lo menos no se ha hecho como es debido”.

Luego de sostener que además del apego a la ley por parte de gobernantes y gobernados, para forjar la gobernabilidad democrática es condición fundamental que prevalezcan la justicia social y el bien común que persigue toda jurisprudencia, aseguró que es tarea de los juristas abogar por estas aspiraciones del pueblo mexicano.

“No sólo la siguiente fase del proceso electoral es de jurisprudencia, sino que la siguiente época de la transición democrática es la era de la prudencia del derecho, es la hora en que los abogados ejerzan debidamente su poder”, dijo al referirse al trabajo que sus colegas deberán realizar en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Partiendo de que el 2 de julio de 2006 se dio apenas el primer paso de la incipiente democracia mexicana –como sostienen otros analistas– Martínez señaló que el hecho de que haya votado un 60 por ciento de la ciudadanía debe interpretarse en el sentido de que la sociedad quiere el siguiente paso democrático: un gobierno de y a favor de la mayoría.

“El pueblo ha tenido manifestaciones de unión sólida, pero es claro que en él predominan los pobres. La consigna podría ser, ‘no más un gobierno exclusivo para los empresarios, primero los pobres’, es decir, el siguiente paso para la democracia mexicana debería ser esta opción preferencial”, aseguró.

Sin duda, dijo, los pobres son los más interesados en enarbolar esta bandera, pero si no lo hacen “corresponde a los abogados blandirla y hacer evolucionar la justicia”.

Difícil no pensar en el 88
Aunque no se refirió abiertamente a la crisis de legitimidad por la que atravesó el estado mexicano en 1988, luego de unas elecciones opacadas por la falta de certezas en cuanto al ganador de la presidencia, Juan Schuster Fonseca, director del Fondo de Empresas Universitarias, señaló que al pensar en la situación que hoy atraviesa el país, luego de las elecciones del 2 de julio: “es difícil no recordar la elección del 88”.

Dijo que conviene recordar que “en el 88 nos quedamos con esa gran duda”, y aún con la creación del Instituto Federal Electoral en 1990, que dio credibilidad a los procesos electorales, hoy existe la necesidad de una nueva cultura democrática y una cultura de la legalidad, que va más allá del cumplimiento de las leyes.

El voto del extranjero
Por su parte Jorge Scheleske Tiburcio, quien fue Magistrado del Tribunal de Veracruz, aseguró que el voto de los mexicanos en el extranjero, con un margen de diferencia tan pequeño, sí hubiera podido definir la elección, y recordó las voces que hasta hace algunos meses señalaron que “éste no era trascendente”.
“Se decía que había 10 millones de mexicanos por todo el mundo, se esperaba un voto de 4 millones, pero sólo votaron 33 mil… si esos 4 millones hubieran votado, los resultados hubieran sido otros”, comentó Scheleske, también académico de la Facultad de Derecho de la UV.

Dijo que ésta era un arma de la izquierda mexicana, pues “cuando alguien tiene que dejar su país e ir a otro a buscar oportunidades de trabajo, tiene implícita la idea de que no votaría por un partido que no ha hecho nada para que esto no suceda”, comentó.