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Melanie
Asenet Rivera: cómo observar
el futuro en grande |
Melanie
Asenet Rivera Gracia concibe sus proyectos en grande. Con la intención
de realizar una carrera artística de ambiciosos trazos, de
llegó desde la lejana ciudad de Durango para estudiar en la
Facultad de Música de la UV, luego de prepararse inicialmente
como violinista en su lugar de origen. Allá estudió,
desde los siete años de edad, en un taller de música
de la universidad local, para pasar a la Sinfónica de la misma
institución.
La experiencia de esta jovencita parece nutrida, pese a su corta edad.
Ha formado parte de la fila de instrumentistas de cuerda de la Camerata
de Coahuila y de la Orquesta de Cámara de las Américas.
Con éste último organismo tuvo la oportunidad de viajar
hacia Europa y tocar en Alemania, Francia, Suiza y la República
Checa. |
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Cursando
apenas el noveno semestre de la licenciatura en Artes especialidad
violín, con Carlos Marrufo, ya se ha presentado como solista
con al Sinfónica de Durango y en recitales en diversos foros
de Xalapa. Es, además, asidua asistente a los cursos magistrales
que imparten los profesores de origen chileno Arón (así,
sin doble “a”) y Saúl Bitrán, integrantes
del célebre Cuarteto latinoamericano de Cuerdas.
Después de presentar un recital al lado de la pianista Eleonora
Barrales, en que se destacaron obras de Bach, Andel, Mozart y Sarasate,
entre otros, Melanie nos comenta que gusta mucho del género
clasicista aunque comienza ya a abordar partituras que contienen una
buena dosis de elevado virtuosismo. Y el español Pablo Martín
Melitón Sarasate es uno de aquellos maestros que pusieron por
delante la filigrana, el preciosismo, para generar obras que son verdaderas
trampas técnicas.
«Me encuentro al inicio de mi trayectoria. Además del
Clasicismo, que me fascina por su claridad y pureza de ideas musicales,
me gusta abordar un poco de todo aunque no me inclino por obras contemporáneas
y el dodecafonismo.
Pero uno nunca sabe y ¿qué tal si con el paso del tiempo
me interesa?
Con respecto del profesor que conduce su preparación, nos indica
que son muchos los detalles de su enseñanza que le gustan.
“El maestro Marrufo es lindo como persona y como guía.
Me enseña a estudiar bien, a emplear la cabeza, a ser consciente
de la trascendencia de las clases. Y eso es lo considero la base de
todo el aprendizaje… me enseña a aprender…”
Melanie considera que el violín y su música son parte
elemental de su vida. Aunque nadie en su familia es músico,
desde la secundaria sabía perfectamente qué esperaba
de la vida. Hoy aspira a terminar su carrera, concretar el viaje de
preparación hacia Europa para tomar clases con algún
afamado maestro, alcanzar la maestría y, si se puede, un doctorado.
Todo tendiente a, desde luego, hacerse de un nombre entre los violinistas
mexicanos distinguidos.
También planea hacerse de un instrumento acorde con sus anhelos
artísticos. “Mi violín ya ha dado todo de sí,
y aunque no es un instrumento malo, voy a hacerme de un buen instrumento.
Eso será vital en mi desarrollo”.
Por lo pronto, la Sinfónica de Durango le ha programado para
regresar como solista y tocar el Quinto concierto para violín
de Mozart. En una región sin tradición musical bien
establecida, pero en la que surgieron gentes del tamaño de
Silvestre Revueltas y Ricardo Castro, la actividad musical es casi
inexistente.
“Los duranguenses que buscan una buena preparación musical
deben salir de allí y encontrar su oportunidad en otras latitudes”,
menciona.
Melanie Asenet parece tomar las cosas con calma. El tiempo está
de su lado y sabe que su momento llegará. Para ello trabaja
arduamente y se prepara a conciencia. Ella, apenas cabría la
duda, es la ejemplificación de la forma como los jóvenes
deberían contemplar su futuro: en grande, cuajado en planes
y con el impulso de la decisión para los grandes logros. |
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