|
|
| |
Advirtió
Rey Acosta Barradas, investigador de la UV
Cuidamos las fincas cafetaleras
o perderemos los bosques de niebla
Jorge Vázquez Pacheco |
| Sin
afanes tremendistas ni con intención de manejar el asunto de
la crisis actual en la cafeticultura de forma amarillista, el académico
de la Facultad de Economía, Rey Acosta Barradas, observa con
preocupación la problemática del mercado del café
y advierte que, de no registrar el comercio del aromático un
vuelco formidable, Xalapa y su región corren el severo riesgo
de perder irremediablemente sus bosques de niebla. |

Rey
Acosta Barradas. |
Afirma
que los bosques de niebla son producto del entorno en que se da la
planta del cafeto, y si las condiciones del mercadeo nacional e internacional
continúan favoreciendo sólo a los acaparadores y comercializadores,
los agricultores terminarán por abandonar sus fincas o, por
lo menos, convertirlas en productoras de otros insumos.
Muchos pequeños productores de esta región y de otras
como Misantla –aquellos que contaban con una o dos hectáreas
de finca– ya han abandonado sus parcelas para emigrar hacia
otras latitudes o han modificado su plan de producción.
Acosta remarca el lamentable hecho de que los productores comercializan
sus productos a precios muy bajos. Con frecuencia vemos que se les
paga el grano en cereza a un peso por kilo, cuando ya han |
pagado
el corte a 1.50 por ese mismo kilogramo. En la medida en que se industrializa
el producto, aumenta su precio de manera desmedida.
Eso es posible observarlo en la enorme diferencia entre lo que se
paga en la finca y lo que hay que pagar por un kilo de café
gourmet en algún expendio establecido.
“Esa enorme diferencia de precio se lo apropian industrializadores
y comercializadores, sin que el generador del producto básico
se beneficie. ¿Es justo que eso ocurra? Lo que busca el comercio
justo es que el productor participe de esas ganancias, que se acerque
al consumidor con la finalidad de que también obtenga un beneficio
que le permita mantener su finca y su familia”.
Asegura que el problema y la solución están en la organización
entre los productores. “Pero también es necesario organizar
al consumidor, concienciarlo. ¿Queremos buen aire? ¿Queremos
contar con estas vistas panorámicas de impresionante verdor?
Esos beneficios ecológicos son posibles gracias, en gran parte,
a la cafeticultura. Pero tienen un costo que al responsable de las
fincas de café no se le está pagando”.
Acosta Barradas se refiere a los problemas ambientales a que estamos
sometidos. “El proceso de destrucción de las zonas forestales
incide en todo, y eso lo vemos con el fenómeno reciente que
fue el huracán Stan. Estamos convencidos que, en su trayectoria
errática, tuvo mucho que ver la modificación al sistema
ecológico de nuestros bosques y la destrucción de las
antes gigantescas plantaciones de café”.
Y añade: “Si deseamos que haya cafetales necesitamos
contribuir para que sean rentables a sus propietarios. Si no logramos
esto, están condenados a desaparecer, y con ellos se irá
una gran parte de lo que somos, de lo que hoy vemos y vivimos. Los
daños ambientales van a ser aún más severos de
lo que ya experimentamos y sufrimos”.
Al referirse a los comercializadores e industrializadotes del grano,
señala que también ellos pueden verse afectados.
“Si ellos no cuentan con producto base, se les vendrá
abajo su negocio. Es necesario hablar con ellos para que cobren conciencia
de que es necesario tomar en cuenta a los de abajo. Si es rentable
para los comercializadores ¿por qué no tratar de hacerlo
rentable también para los productores? No hay de otra: o modificamos
esa estructura o Xalapa pronto se verá rodeada de yermos áridos
y desolados”. |
|
| |
| |
| ...
. |
| |
| |
| |
| |
|