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Afirmó
Marcela Gómez Sollano, investigadora de la UNAM
América Latina necesita crear
su propio modelo educativo
Carolina Cruz |
Boca
del Río, Ver.- En
México y América Latina, la pedagogía “está
sujeta a una fuerte influencia de la corriente pragmática norteamericana
y no ha sido capaz de articular su tradición, su historia,
su presente y sus necesidades especificas, con lo que otras sociedades
han generado, para dejar de ser receptora de modelos y volverse generadora
de sus propios saberes”, señaló Marcela Gómez
Sollano.
Al participar en el Primer Congreso Nacional de Pedagogía,
organizado por la Facultad de Pedagogía de la UV en la región
Veracruz-Boca del Río para conmemorar su XXV aniversario, la
especialista de la UNAM añadió que, en nuestro país,
“existe un déficit no sólo en la formación,
en el apoyo a la educación e investigación, en la inversión
en ciencia y tecnología sino también en la política
del estado hacia la educación”.
Dijo que, en los años sesenta y setenta, en pleno fenómeno
de masificación de la educación, la pedagogía
fue tomada sólo como una herramienta operativo-instrumental
“y no en el terreno del tipo de proyectos que la nación
necesitaba, particularmente en América Latina, que no ha logrado
construir una articulación que recupere su tradición,
su historia, sus tipo de procesos sociales para que le sirvan como
sustento hacia una pedagogía propia, conformada con el marco
que otros modelos estaban generado”.
Hace falta, dijo, “que se recupere la experiencia acumulada
y se creen articulaciones con base en un diagnóstico que se
fundamente en elementos que vinculen la parte histórica con
visiones de futuro, porque si no, las reformas se imponen desde el
exterior y dejan de lado elementos que se han ido generando como respuesta
de los educadores o de grupos sociales específicos muy ligadas
a la realidad social de su país”.
Gómez Sollano, coordinadora del proyecto Alternativas pedagógicas
y prospectiva educativa en América Latina , dijo que otro de
los retos actuales que enfrenta la pedagogía es la necesidad
de crear puentes que hagan posible legar lo que en términos
generacionales un grupo humano ha producido, para que esos conocimientos
les sirvan a los jóvenes para situarse en un momento histórico
particular. De lo contrario, “esas generaciones quedarán
a la deriva”.
La tarea de crear estos puentes, afirmó, no sólo es
de los pedagogos, sino también del maestro, el padre de familia,
los medios de comunicación, los políticos, el Estado
e incluso la Iglesia.
La flexibilización de los modelos educativos llegó a
México sin antes haber analizado qué implicaba la idea
de flexibilización curricular, mandada más que nada
por organismos internacionales, pero tiene alcances y limites. ¿Quién
se hace cargo y quién define la dirección hacia la educación?,
se preguntó, y ella misma dijo que “no son las instituciones
ni los estados sino las políticas de los organismos internacionales
que, en aras de la flexibilización, lo que hacen es imponer
parámetros para seguir modelos que en Europa están demostrando
que no funcionan”.
Lo peor es que con la apertura de tantos espacios educativos, entra
al mercado cualquier institución con sus paquetes a vender
educación, lo que junto a la flexibilidad nos puede llevar
a una simulación. “Si no hay regulación, si no
se define el papel del Estado y el tipo de elementos que pueden efectivamente
valorar un currículo, una propuesta pedagógica para
un tipo de desarrollo profesional, la educación va a terminar
siendo una simulación”. |
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