Año 5 • No. 197 • octubre 17 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas  Centrales

 Ex-libris

 Gestión  Institucional

 Vinculación

 Investigación

 Ser Académico

 Estudiantes

 
Arte  Universitario

 Foro Académico


 Halcones al  Vuelo


 Contraportada


 Números  Anteriores


 Créditos

 

 

 

Juan Carlos Plata
Apenas están cursando sus estudios en las carreras de Física y de Instrumentación Electrónica en las aulas de la Universidad Veracruzana, pero cinco alumnos emprendedores han logrado poner una alta cota a la creatividad y compromiso con el avance tecnológico y su aplicación para resolver los problemas medioambientales derivados de accidentes en instalaciones petroleras e industriales.
Con sendos prototipos robóticos,
Tláloc y Pancha, estos estudiantes lograron el primer y tercer lugares en el Concurso Nacional de Creación de Robots, organizado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). Dichos robots pueden realizar tareas de recolección de grasas e hidrocarburos depositados en el agua que, fabricados a gran escala, pueden ser utilizados para la limpieza de mantos acuíferos afectados por derrames petroleros.
La organizadora del torneo aseguró que las grandes cantidades de dinero que se pagan por tecnología extranjera se podría invertir en desarrollar proyectos propios.
Con los robots Tláloc y Pancha, alumnos de las facultades de Física y de Instrumentación Electrónica de la Universidad Veracruzana ganaron el primer y tercer lugares del Concurso Nacional de Creación de Robots, organizado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), celebrado en septiembre pasado en la ciudad de Puebla.

El modelo denominado Tláloc, creado por Emilia Olivos Lagunas, estudiante de la Facultad de Física, fue el ganador del concurso, mientras que el tercer lugar fue otorgado al robot Pancha, creado por Andrea Benítez, Adolfo Méndez, Noé Hernández y Oscar Toledo, estudiantes de la Facultad de Instrumentación Electrónica.

Los aparatos tienen la función de recolectar aceite o hidrocarburo derramado en agua y, en modelos más grandes, podrían ser utilizados para la limpieza de derrame de petróleo en ríos o playas.

En el concurso participaron modelos realizados por alumnos y maestros de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad de Xalapa, la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y los dos proyectos de la UV.

Eficiencia, principio fundamental del robot Tláloc
Tláloc “es un robot acuático cuya función es recolectar aceite derramado y llevarlo a un lugar específico, es un modelo muy sencillo basado en la recolección con cepillos, pero que probó su eficiencia en este concurso”, asegura Emilia Olivos Lagunes.

El aparato mide 20 por 20 centímetros –por especificación del concurso–, pero una vez iniciada su tarea despliega sus brazos y alcanza los 50 centímetros de ancho. “Es un robot ciego que avanza y gira de manera aleatoria, lo que le permite recorrer toda la superficie de acción en poco tiempo y basado en un principio muy básico de cepillos y unicel –con lo que arrastra y succiona el aceite–, pero que realiza su labor de manera eficiente”.


Los creadores de Pancha, durante la exposición de su prototipo.
El concurso consistió en recoger aceite derramado en un recipiente con agua de un metro por metro y medio y luego dirigirse a una boya, todo esto en un tiempo no superior a los diez minutos. Tláloc completó la prueba en tres minutos con gran eficiencia y el robot que más se le acercó realizó la tarea en siete minutos.

“La construcción del aparato fue muy barata en comparación con los otros modelos, no es tan sofisticado. Los demás proyectos se perdieron mucho en la parte electrónica e hidráulica y olvidaron la estrategia; además, la ventaja principal de este modelo es que es muy eficiente, en muy poco tiempo es capaz de recolectar mucho aceite o hidrocarburo y además es muy fácil de construir”, asegura Emilia Olivos.

Estudiante del séptimo semestre de la carrera de Física en la UV, Emilia Olivos realiza su servicio social en la maestría en Inteligencia Artificial y es ahí donde Rubén de la Mora Basáñez la invitó a participar en el concurso.

“Probé con muchos principios para realizar mi modelo, y me encontré con que el que utilicé era el más sencillo pero el más eficiente, en el concurso hubo modelos implementados, de difícil construcción y costosos; es mucho más complicado hacer un modelo que succione, pero en este caso barrer era lo que daba la mayor eficiencia”.

La construcción del modelo se llevó a cabo en seis meses y fue un proceso complicado porque la programación tiene que ir conjunta con el diseño y armado, ya que “si se le pone un motor más, se tiene que hacer una programación más”, explica Olivos Lagunes.

“El robot es autónomo, funciona con baterías que se colocan en la parte superior del aparato, en una parte armada con plástico, que también soporta el dispositivo del programa, el cual se le carga por un transmisor infrarrojo”.

Pancha: técnica al servicio de la ecología
Con aproximadamente dos kilos de peso, Pancha se compone de una carcasa de fibra de vidrio que lo recubre, en su interior lleva placas con circuitos electrónicos integrados, motores de propulsión que dan fuerza a las hélices de un juguete, así como un compartimiento para las baterías que abastecen de energía a los componentes electrónicos.

Como equipo adicional, Pancha cuenta con un interruptor para que cada vez que haga contacto con una superficie cambie de giro sin problemas de navegación, según explican sus creadores Andrea Benítez, Adolfo Méndez, Noé Hernández y Oscar Toledo.


Pancha puede recolectar el hidrocarburo con la medición de la conductividad del agua.
Pancha puede recolectar el hidrocarburo con la medición de la conductividad del agua, misma que registra los cambios del líquido provocados por un derrame, procedimiento al que se llegó luego de intentar hacerla trabajar mediante una exploración óptica por paso de luz, con la cual el aparato determinara la presencia de crudo al registrarse oscuridad, o a través de la medición del PH.

En el futuro, señalan, el equipo ha pensado acercarse a organismos interesados en apoyar la tecnología local y lograr con ello que Pancha deje de ser sólo un prototipo y alcance otras dimensiones y capacidades.
No obstante, si alguna empresa, como podría ser Pemex, se interesara en adquirir este prototipo de robot limpiador, los jóvenes de la UV aseguran que se puede construir del tamaño necesario puesto que actualmente es muy pequeño. Aclaran que a mayo escala su funcionamiento no variará e, incluso, los problemas del actual prototipo se verían resueltos, ya que sus pequeñas dimensiones ocasionan mayores retos mecánicos, de control y estabilidad, mientras que un modelo de mayor tamaño contaría con otros sensores que detecten la dirección y el campo magnético de la tierra, lo que logra que el submarino se oriente hacia un punto específico.

El concurso nacional del INAOE se llevó a cabo en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla del 26 al 30 de septiembre.

En México hay capacidad para crear tecnología propia
En México hay capacidad para crear tecnología propia que nos ayude a resolver nuestros problemas y uno de los objetivos fundamentales del Torneo Nacional de Robots Limpiadores –en el que participan estudiantes de las carreras de Inteligencia Artificial, Instrumentación Electrónica y varias ingenierías–, es que los jóvenes se den cuenta de que tienen esa capacidad y desarrollarla, aseguró Angélica García Vega, organizadora del torneo e investigadora de la Universidad Veracruzana.

“A la segunda edición del torneo –organizado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y la UV–, celebrada en Puebla en septiembre pasado, asistió una persona de la Secretaría de Marina y estaba sorprendido por los diferentes tipos de proyectos que se presentaron, porque ellos tienen problemas que necesitan ser resueltos y siempre miran al extranjero y las tecnologías que les venden es muy cara”.

Angélica García Vega.


Emilia Olivos.
En esta edición del torneo, el primer y tercer lugar de la categoría de robots acuáticos, fueron para proyectos presentados por alumnos de la UV, con los robots Tláloc y Pancha.

García Vega aseguró que no se trata de abaratar la tecnología, sino que esa cantidad de dinero que termina en manos de empresas extranjeras se puede gastar aquí para empezar a generar tecnología propia con base en la creatividad y las capacidades de los jóvenes del país.

Además, este tipo de eventos científicos y tecnológicos pueden tener un impacto en la formación académica de los alumnos, en los procesos de titulación, en la vinculación y la proyección hacia el exterior y en aumentar el interés de jóvenes de bachillerato para estudiar carreras de este tipo.

“No es lo mismo que los alumnos tengan que entregar trabajos a los maestros a competir bajo circunstancias no controladas con otros equipos que buscan el mismo objetivo, teniendo que pasar por situaciones reales en las que se les queman materiales, se les descomponen máquinas; es una presión muy fuerte que no todas las personas están acostumbradas a soportar”, aseguró García Vega.

Es necesario hacer un llamado a todos los alumnos, a los catedráticos y a los investigadores de carreras del área técnica para que participen en este tipo de eventos y lo consideren como una parte esencial de la formación de los estudiantes.

“Incluso en algunas instituciones de educación superior están considerando que la participación en un evento de este tipo y obtener algún reconocimiento pueda ser equivalente a presentar el examen de Ceneval, con la condición de que el proyecto que presenten tenga una documentación que avale su realización”.

La tercera edición, en Xalapa
Rubén de la Mora, investigador de la maestría en Inteligencia Artificial, anunció que el año entrante, tentativamente entre julio y agosto, se realizará la tercera edición de este torneo en la ciudad de Xalapa.

“Estamos concientes de que a la Universidad le hace falta asistir a este tipo de eventos, y no sólo eso, sino participar en la organización, además de llevar proyectos a las competencias. Con la organización de la tercera edición del torneo, tratamos de revertir un poco esta situación y posicionar a la UV en la agenda de estos eventos”.

Afirmó que este tipo de competencias son de suma importancia por varios factores, uno de ellos darle a conocer a la sociedad el trabajo que se hace en la academia, ya que existe una gran desconfianza, además de que se ha logrado atraer la atención de empresarios interesados en adquirir o desarrollar tecnología.

“En principio se pretende estimular la creatividad de los alumnos, que aunque aprenden en las universidades, la creatividad queda un poco rezagada y en cuanto a la modalidad de limpieza fue porque buscamos que el trabajo de los estudiantes tuviera una utilidad”.

Para la tercera edición se espera hacer cambios en las pruebas a realizar y una de las intenciones es pedir la colaboración de instituciones como la Secretaría de Marina: “ellos podrían decirnos un problema en el que tengan especial interés y a partir de eso nosotros poder diseñar una prueba en condiciones parecidas para los prototipos”, dijo el investigador.