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Juan
Carlos Plata |
Apenas
están cursando sus estudios en las carreras de Física
y de Instrumentación Electrónica en las aulas de la
Universidad Veracruzana, pero cinco alumnos emprendedores han logrado
poner una alta cota a la creatividad y compromiso con el avance tecnológico
y su aplicación para resolver los problemas medioambientales
derivados de accidentes en instalaciones petroleras e industriales.
Con sendos prototipos robóticos, Tláloc y Pancha,
estos estudiantes lograron el primer y tercer lugares en el Concurso
Nacional de Creación de Robots, organizado por el Instituto
Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica
(INAOE). Dichos robots pueden realizar tareas de recolección
de grasas e hidrocarburos depositados en el agua que, fabricados a
gran escala, pueden ser utilizados para la limpieza de mantos acuíferos
afectados por derrames petroleros.
La organizadora del torneo aseguró que las grandes cantidades
de dinero que se pagan por tecnología extranjera se podría
invertir en desarrollar proyectos propios. |
Con
los robots Tláloc y Pancha, alumnos de las
facultades de Física y de Instrumentación Electrónica
de la Universidad Veracruzana ganaron el primer y tercer lugares del
Concurso Nacional de Creación de Robots, organizado por el
Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica
(INAOE), celebrado en septiembre pasado en la ciudad de Puebla.
El modelo denominado Tláloc, creado por Emilia Olivos
Lagunas, estudiante de la Facultad de Física, fue el ganador
del concurso, mientras que el tercer lugar fue otorgado al robot Pancha,
creado por Andrea Benítez, Adolfo Méndez, Noé
Hernández y Oscar Toledo, estudiantes de la Facultad de Instrumentación
Electrónica.
Los aparatos tienen la función de recolectar aceite o hidrocarburo
derramado en agua y, en modelos más grandes, podrían
ser utilizados para la limpieza de derrame de petróleo en ríos
o playas.
En el concurso participaron modelos realizados por alumnos y maestros
de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el
Instituto Politécnico Nacional, la Universidad de Xalapa, la
Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y los dos
proyectos de la UV. Eficiencia,
principio fundamental del robot Tláloc
Tláloc “es un robot acuático cuya función
es recolectar aceite derramado y llevarlo a un lugar específico,
es un modelo muy sencillo basado en la recolección con cepillos,
pero que probó su eficiencia en este concurso”, asegura
Emilia Olivos Lagunes.
El aparato mide 20 por 20 centímetros –por especificación
del concurso–, pero una vez iniciada su tarea despliega sus
brazos y alcanza los 50 centímetros de ancho. “Es un
robot ciego que avanza y gira de manera aleatoria, lo que le permite
recorrer toda la superficie de acción en poco tiempo y basado
en un principio muy básico de cepillos y unicel –con
lo que arrastra y succiona el aceite–, pero que realiza su
labor de manera eficiente”. |
Los
creadores de Pancha, durante la exposición de su prototipo.
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El
concurso consistió en recoger aceite derramado en un recipiente
con agua de un metro por metro y medio y luego dirigirse a una boya,
todo esto en un tiempo no superior a los diez minutos. Tláloc
completó la prueba en tres minutos con gran eficiencia y el
robot que más se le acercó realizó la tarea en
siete minutos.
“La construcción del aparato fue muy barata en comparación
con los otros modelos, no es tan sofisticado. Los demás proyectos
se perdieron mucho en la parte electrónica e hidráulica
y olvidaron la estrategia; además, la ventaja principal de
este modelo es que es muy eficiente, en muy poco tiempo es capaz de
recolectar mucho aceite o hidrocarburo y además es muy fácil
de construir”, asegura Emilia Olivos. |
Estudiante
del séptimo semestre de la carrera de Física en la
UV, Emilia Olivos realiza su servicio social en la maestría
en Inteligencia Artificial y es ahí donde Rubén de
la Mora Basáñez la invitó a participar en el
concurso.
“Probé con muchos principios para realizar mi modelo,
y me encontré con que el que utilicé era el más
sencillo pero el más eficiente, en el concurso hubo modelos
implementados, de difícil construcción y costosos;
es mucho más complicado hacer un modelo que succione, pero
en este caso barrer era lo que daba la mayor eficiencia”.
La construcción del modelo se llevó a cabo en seis
meses y fue un proceso complicado porque la programación
tiene que ir conjunta con el diseño y armado, ya que “si
se le pone un motor más, se tiene que hacer una programación
más”, explica Olivos Lagunes.
“El robot es autónomo, funciona con baterías
que se colocan en la parte superior del aparato, en una parte armada
con plástico, que también soporta el dispositivo del
programa, el cual se le carga por un transmisor infrarrojo”.
Pancha:
técnica al servicio de la ecología
Con aproximadamente dos kilos de peso, Pancha se compone
de una carcasa de fibra de vidrio que lo recubre, en su interior
lleva placas con circuitos electrónicos integrados, motores
de propulsión que dan fuerza a las hélices de un juguete,
así como un compartimiento para las baterías que abastecen
de energía a los componentes electrónicos.
Como equipo adicional, Pancha cuenta con un interruptor
para que cada vez que haga contacto con una superficie cambie de
giro sin problemas de navegación, según explican sus
creadores Andrea Benítez, Adolfo Méndez, Noé
Hernández y Oscar Toledo. |
Pancha
puede recolectar el hidrocarburo con la medición de la conductividad
del agua. |
Pancha
puede recolectar el hidrocarburo con la medición de la conductividad
del agua, misma que registra los cambios del líquido provocados
por un derrame, procedimiento al que se llegó luego de intentar
hacerla trabajar mediante una exploración óptica por
paso de luz, con la cual el aparato determinara la presencia de crudo
al registrarse oscuridad, o a través de la medición
del PH.
En el futuro, señalan, el equipo ha pensado acercarse a organismos
interesados en apoyar la tecnología local y lograr con ello
que Pancha deje de ser sólo un prototipo y alcance
otras dimensiones y capacidades. |
No
obstante, si alguna empresa, como podría ser Pemex,
se interesara en adquirir este prototipo de robot limpiador, los jóvenes
de la UV aseguran que se puede construir del tamaño necesario
puesto que actualmente es muy pequeño. Aclaran que a mayo escala
su funcionamiento no variará e, incluso, los problemas del
actual prototipo se verían resueltos, ya que sus pequeñas
dimensiones ocasionan mayores retos mecánicos, de control y
estabilidad, mientras que un modelo de mayor tamaño contaría
con otros sensores que detecten la dirección y el campo magnético
de la tierra, lo que logra que el submarino se oriente hacia un punto
específico.
El concurso nacional del INAOE se llevó a cabo en la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla del 26 al 30 de septiembre.
En
México hay capacidad para crear tecnología propia
En México hay capacidad para crear tecnología propia
que nos ayude a resolver nuestros problemas y uno de los objetivos
fundamentales del Torneo Nacional de Robots Limpiadores –en
el que participan estudiantes de las carreras de Inteligencia Artificial,
Instrumentación Electrónica y varias ingenierías–,
es que los jóvenes se den cuenta de que tienen esa capacidad
y desarrollarla, aseguró Angélica García Vega,
organizadora del torneo e investigadora de la Universidad Veracruzana.
“A la segunda edición del torneo –organizado por
el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica
(INAOE), la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla
(UPAEP) y la UV–, celebrada en Puebla en septiembre pasado,
asistió una persona de la Secretaría de Marina y estaba
sorprendido por los diferentes tipos de proyectos que se presentaron,
porque ellos tienen problemas que necesitan ser resueltos y siempre
miran al extranjero y las tecnologías que les venden es muy
cara”. |
Angélica
García Vega.
Emilia
Olivos. |
En
esta edición del torneo, el primer y tercer lugar de la categoría
de robots acuáticos, fueron para proyectos presentados por
alumnos de la UV, con los robots Tláloc y Pancha.
García Vega aseguró que no se trata de abaratar la tecnología,
sino que esa cantidad de dinero que termina en manos de empresas extranjeras
se puede gastar aquí para empezar a generar tecnología
propia con base en la creatividad y las capacidades de los jóvenes
del país.
Además, este tipo de eventos científicos y tecnológicos
pueden tener un impacto en la formación académica de
los alumnos, en los procesos de titulación, en la vinculación
y la proyección hacia el exterior y en aumentar el interés
de jóvenes de bachillerato para estudiar carreras de este tipo.
“No es lo mismo que los alumnos tengan que entregar trabajos
a los maestros a competir bajo circunstancias no controladas con otros
equipos que buscan el mismo objetivo, teniendo que pasar por situaciones
reales en las que se les queman materiales, se les descomponen máquinas;
es una presión muy fuerte que no todas las personas están
acostumbradas a soportar”, aseguró García Vega.
Es necesario hacer un llamado a todos los alumnos, a los catedráticos
y a los investigadores de carreras del área técnica
para que participen en este tipo de eventos y lo consideren como una
parte esencial de la formación de los estudiantes. |
“Incluso en
algunas instituciones de educación superior están
considerando que la participación en un evento de este tipo
y obtener algún reconocimiento pueda ser equivalente a presentar
el examen de Ceneval, con la condición de que el
proyecto que presenten tenga una documentación que avale
su realización”.
La tercera edición, en Xalapa
Rubén de la Mora, investigador de la maestría en Inteligencia
Artificial, anunció que el año entrante, tentativamente
entre julio y agosto, se realizará la tercera edición
de este torneo en la ciudad de Xalapa.
“Estamos concientes de que a la Universidad le hace falta
asistir a este tipo de eventos, y no sólo eso, sino participar
en la organización, además de llevar proyectos a las
competencias. Con la organización de la tercera edición
del torneo, tratamos de revertir un poco esta situación y
posicionar a la UV en la agenda de estos eventos”.
Afirmó que este tipo de competencias son de suma importancia
por varios factores, uno de ellos darle a conocer a la sociedad
el trabajo que se hace en la academia, ya que existe una gran desconfianza,
además de que se ha logrado atraer la atención de
empresarios interesados en adquirir o desarrollar tecnología.
“En principio se pretende estimular la creatividad de los
alumnos, que aunque aprenden en las universidades, la creatividad
queda un poco rezagada y en cuanto a la modalidad de limpieza fue
porque buscamos que el trabajo de los estudiantes tuviera una utilidad”.
Para la tercera edición se espera hacer cambios en las pruebas
a realizar y una de las intenciones es pedir la colaboración
de instituciones como la Secretaría de Marina: “ellos
podrían decirnos un problema en el que tengan especial interés
y a partir de eso nosotros poder diseñar una prueba en condiciones
parecidas para los prototipos”, dijo el investigador. |
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