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Ciclo
de cine A la mexicana presenta:
Y tu mamá también
Roberto Ortiz Escobar |
Después
de su opera prima Sólo con tu pareja (1991), Alfonso
Cuarón incursionó con éxito en Hollywood con
dos proyectos atractivos: La princesita (1995) y Grandes
esperanzas (1998). A continuación regresó a México
para filmar Y tu mamá también en escenarios
naturales, una especie de road movie que pareciera el reencuentro
fílmico con sus orígenes culturales y la necesidad de
testimoniar y proponer una reflexión a vuelo de pájaro
de la realidad socio-política, que, después de diez
años de inactividad cinematográfica en México,
cambió el mapa del país. Con posterioridad regresó
a Hollywood a filmar Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004).
Por el registro casi documental de los diálogos y las caracterizaciones,
la intencionalidad de la voz en off y la mirada afectiva
a lugares y personas en el recorrido geográfico de los tres
protagonistas principales, Y tu mamá también
es el reencuentro fílmico de Cuarón con sus orígenes
culturales, lo que entrañó la necesidad de testimoniar
y proponer una reflexión a vuelo de pájaro de la realidad
socio - política que en diez años ha cambiado el mapa
del país. |
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Al
igual que en Sólo con tu pareja, el director contó
nuevamente con un guión de su hermano Carlos Cuarón,
quien manejó una estructura narrativa de road movie
con dos jovencitos y una madura mujer casada. Tenoch (Diego Luna)
es un junior, hijo de un alto funcionario que se codea con el Presidente
de la República y se ha enriquecido al amparo de la corrupción
priista; Julio (Gael García), en cambio, es un clasemediero
desarraigado del padre. Los dos son amiguísimos que comparten
la mota y en su onda charolastra ejercen la sexualidad abierta
con sus novias, las cuales emprenden un viaje vacacional a Italia.
Mientras tanto, ambos se dedican al reventón hasta que un día
conocen en una fiesta a la española Luisa (Maribel Verdú),
quien acepta la invitación desmadrosa de los chavos para viajar
a una playa oaxaqueña. |
El
azar reúne a Julio, Tenoch y la joven con la que parten a una
playa en realidad desconocida. Si bien los amigos van en plan de aventura,
Luisa se integra al viaje ante la necesidad imperiosa de finiquitar
su relación de pareja y poner orden a una vida ligada a un
destino aciago.
Alfonso Cuarón siempre se ha preocupado por la elaboración
de narrativas propositivas y originales. En el caso de Y tu mamá
también ha elegido la aventura del road movie para mostrar
el descubrimiento y maduración repentina de tres personas en
un viaje dolorosamente catártico. Para dotar de naturalidad
a sus personajes, apeló a una actuación naturalista
con diálogos espontáneos que determinan las situaciones
dramáticas. Pareciera que el desapego a un guión de
hierro confiere desparpajo, soltura y frescura a los protagonistas,
aunque esto se convierte a la vez en un freno dramático al
no quedar aterrizadas convenientemente las contradicciones vivenciales
del trío. Hay, pues, una confianza desmedida en una improvisación
no siempre reveladora.
La voz en off de Daniel Jiménez Cacho, si bien permite
contextualizar la realidad de los personajes más allá
de sus vivencias personales, adquiere por momentos un tono de discurso
machacón y explicativo. Es cierto que con ello se procura la
ruptura narrativa y el distanciamiento reflexivo sobre una realidad
mayor, como puede ser la conformada por una muy compleja sociedad
mexicana. Sin embargo, algunas frases adquieren forma de alegato ejemplar
con tufillo aleccionador.
Los riesgos de estos recursos narrativos dieron al traste con algunas
escenas. Es clara, por supuesto, la intención de Cuarón
de exorcizar sus demonios en ese viaje de la sensualidad arropada
por el paisaje, del confrontamiento con una sexualidad machista reveladora
de un trasfondo homosexual, o bien, del descubrimiento de una realidad
finalmente mediatizadora. Es como si se pretendiera un viaje de la
buena onda en un país donde todo se cambia en beneficio de
la arbitrariedad, la corrupción y el caos. Y los chavos como
si nada... si acaso, tragando a posteriori una desabrida cruda moral.
La aproximación y reflexión intimista no la remata Cuarón
convenientemente en la escena final del reencuentro desencantado de
Julio y Tenoch.
Sin embargo, Y tu mamá también logra una mirada
más acuciosa, y a la vez serena, comparada con la ejercida
por María Novaro en Sin dejar huella, donde se subraya
un preciosismo de tarjeta postal a lo largo y ancho del país.
Por momentos, Cuarón crea un acercamiento sensible con el México
profundo que paso a paso avanza a su extinción y desarticulación
lamentable. Es en estos pasajes donde se logran algunas de las mejores
imágenes de la película por el registro de cámara
en mano de Lubezky que apuesta a una iluminación desprendida
de un artificio mucho más necesario en otras de sus cintas
fotografiadas.
Como parte del ciclo «A la mexicana», el Cine
Club de la Universidad Veracruzana, proyecta esta cinta, este miércoles
21 en el Aula Clavijero de Juárez 55. |
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