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Desde
Inglaterra
Sobre la tradición metodológica:
Desde la tierra de Jack el Destripador
Por Fernando N. Winfield Reyes* |
Se
dice que cada idioma es un mundo y que en ello radica la dificultad
de traducir lo mismo grandes obras que asuntos de la vida cotidiana,
y esto vale para las costumbres, la interpretación de la historia
o bien la simple traslación de un folleto sobre la mejor manera
de freír patatas o seguir, hasta donde el pie de la letra lo
permite, alguna otra receta itinerante.
Así como los paralelos pueden en ocasiones servir de poco y
la historia no se repite de manera consistente, hay que reconocer
cierto mérito a los esfuerzos por mostrar cómo las cosas
se piensan y se miran por distintos rumbos de las geografías
culturales.
Viene esto a cuento porque hay por lo menos cuatro tradiciones metodológicas
que han tenido un impacto importante en la historia y evolución
de las ideas en Occidente, y en la ilustración diversa que
puede tener el pensamiento cuando se le asocia a una cultura. Obviando
entonces los paralelismos culturales, las diferencias en los hábitos
alimentarios o la exasperación que brota cuando alguien no
nos entiende o no entendemos algo por más que nos esforzamos,
quiero referirme aquí a la tradición italiana, a la
tradición francesa, a la tradición alemana, y a la tradición
británica (desde luego, quedaría pendiente por señalarse
otras fuentes de tradiciones y visiones culturales no menos importantes
como la norteamericana, la china, la japonesa, la hindú, la
griega, la española, la latinoamericana y en este espectro
amplio, particularmente la mexicana, o bien, ya dotados de un sentido
crítico más local, suponiendo su integración
y explicación aglutinada en conceptos, casos inmediatos o más
próximos a nuestras experiencias existenciales como la tradición
metodológica xalapeña, la jarocha o la naolinqueña,
por extenderse en el recurso del ejemplo...).
Para ello se sugiere pensar en una tradición como en un continuo
variable, un continuo en cambio constante, en donde a pesar de ello
ciertos rasgos esenciales se pueden apreciar.
Así, la tradición metodológica italiana parece
asumir la pasión como esencia de sus búsquedas, en ocasiones
llevadas al extremo de la tragedia como recurso exploratorio de la
retórica y del gusto por el lenguaje barroco, con predominio
sobre lo artístico.
Vertidos en una tradición metodológica francesa, es
inevitable considerar como su fundamento el cartesianismo, cierto
desenfado y una voluntad crítica basada en la libertad, que
ha dado frutos extraordinarios para el desarrollo de la ciencia, la
razón, el buen gusto, la ilustración, la permanente
revisión del fenómeno.
Luego esta otra de las referencias metodológicas a las que
los libros de ciencias y en especial las tesis extensas de filosofía
nos han acostumbrado, y es el racionalismo alemán, su detalle
y precisión, su búsqueda del absoluto, de lo inobjetable,
la idea de sistema mezclado en momentos importantes con la voluntad,
lo trascendente, el romanticismo o la renuncia paradójica a
cualquier certidumbre.
Finalmente por ahora, acude a esta nota mi versión literaria
de la tradición metodológica británica, centrada
en lo que se ha denominado el empirismo inglés: la búsqueda
comprometida con la verdad, la descripción del conocimiento
y su transformación en esquemas de argumentación operables,
cierta vocación hacia los experimentos y una fe inquebrantable
en el registro e interpretación de los datos para producir
generalizaciones con relativa utilidad, asentada en un pragmatismo
extremo o, en ocasiones, en la voluntad de la disección de
un problema en tantos componentes como se considere necesario. O parafraseando
algún texto que hacía hablar a Jack el Destripador en
una famosa frase: «vamos por partes», propuesta que concilia
apenas el aparente problema del método haciendo que opere en
el propósito de su aplicación inmediata, adecuando a
la precisión de las disecciones al necesario reconocimiento
de la imposibilidad del absoluto, reconociendo de todos modos la falibilidad
real de un supuesto análisis meticuloso.
En suma, cuatro tradiciones que constituyen modos distintos de ir
por la vida, dirigir las señales del tráfico, ir por
la izquierda o la derecha del mundi, acudiendo a palabras específicas
según el uso, señalando las razones básicas que
en términos metodológicos pueden o no justificar las
decisiones de una determinada existencia.
Tradiciones que, estemos en desacuerdo o no, seamos conscientes o
indiferentes a su huella, permanecen y se nutren, se reproducen y
crecen en los centros de investigación, en las escuelas, bibliotecas,
librerías, publicaciones de una tirada o secciones rojas de
periódicos y tabloides. Tan sólo unas líneas
para reflexionar y comentar.
*Profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana
en Xalapa. Actualmente realiza un Post-Doctorado en el Joint Centre
for Urban Design (JCUD) en la Oxford Brookes University en Inglaterra.
Dirección electrónica: carpediem33mx@yahoo.com.mx
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