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En
el Laboratorio de Alta Tecnología de Orizaba (LATO)
Juan Carlos Plata |
En
el LATO, investigadores de la UV están creando biofertilizantes
orgánicos -solubilizadores de fósforo y fijadores de
hidrógeno-, que ya se han aplicado en diversos cultivos del
centro del estado y han demostrado que, con menores costos económicos
y ecológicos, se pueden mejorar las condiciones de los suelos
y la calidad y cantidad de la producción agrícola. Además,
realizan estudios en biotecnología para mejorar las condiciones
de producción de chayote y papa y, con ello, elevar la competitividad
del campo veracruzano |
Mariela
Deyta.
Mariela
Deyta. |
La
Universidad Veracruzana está multiplicando sus esfuerzos para
apuntalar el desarrollo del campo veracruzano. El Laboratorio de Alta
Tecnología de Orizaba (LATO) desarrolla investigación
aplicada enfocada al desarrollo y la competitividad en el agro.
Los resultados de sus trabajos de investigación están
buscando mejorar la productividad y calidad de los cultivos de la
región centro del estado y han emprendido estudios que permitan
aprovechar tecnologías limpias para elevar la calidad de los
suelos.
Claros ejemplos de ello son los trabajos realizados por los investigadores
Mariela Deiyta Sánchez, enfocado a la conservación de
suelos y mejoramiento de cultivos mediante la utilización de
biofertilizantes, y de Humberto Barney Guillermo, quien trabaja en
el mejoramiento integral de la producción de chayote y papa.
Los biofertilizantes elaborados en LATO representan una opción
ecológicamente sustentable y de bajo costo para enriquecer
suelos debilitados y contaminados por una larga tradición de
aplicación de abonos químicos que degradan y erosionan
las tierras de cultivo, con el agregado de producir vegetales y frutos
de mejor calidad y de alta competitividad en los mercados internacionales.
En tanto, los estudios biotecnológicos del chayote y la papa
ofrecen alternativas de uso y mejoras para optimizar la producción
y mejorar los ingresos de los agricultores, históricamente
el sector más golpeado por la fluctuación de los precios
en el mercado. |
La
biofertilización, barata y limpia |
Una
alternativa para detener el desgaste de las tierras de cultivo y
con ello mejorar la calidad y cantidad de la producción agropecuaria,
es la utilización de biofertilizantes producidos a base de
microorganismos (bacterias) propios de la tierra, reproducidos in
vitro. Estos biofertilizantes ofrecen la ventaja de ser más
baratos que los fertilizantes químicos, los que a la larga
deterioran los suelos.
La investigadora del LATO, Mariela Deyta Sánchez, señala
que, “en la actualidad, se habla mucho de la fertilización
orgánica, consumir los productos más inocuos que se
pueda y contribuir a conservar el medio ambiente. Por ello es importante
no usar tantos fertilizantes químicos que van desgastando
el suelo, lo erosionan y a la larga afectan los cultivos, porque
conforme van pasando los años se va diluyendo el rendimiento
del suelo y las plantas ya no rinden lo mismo que al inicio”.
Todos los cultivos requieren de tres elementos principales: nitrógeno,
potasio y fósforo, que siempre se encuentran ligados a otros
elementos, regularmente aluminio, fierro o calcio. Por ello, en
el área de Microbiología del LATO trabajan en la biofertilización
mixta, con la producción de fertilizantes naturales fijadores
de nitrógeno y solubilizadores de fósforo para que
la planta pueda tener, con mucha más velocidad y eficiencia,
los elementos necesarios para su desarrollo.
“Hemos
trabajado en cultivos de papa, piña, caña y café,
además de algunas hortalizas como lechuga y rábano,
recolectamos muestras de suelo y aislamos sus elementos, los sembramos
en medios específicos y vemos que los microorganismos nos sirven,
los ponemos en medios que tienen los nutrientes y condiciones que
necesitan; cuando los microorganismo se han desarrollado los separamos
para purificarlos. Una vez hecho esto los podemos reproducir”,
señaló Deyta Sánchez.
Explicó que se utilizan dos medios de reproducción de
microorganismos: líquido y sólido. En el medio líquido,
la fuente de energía puede ser algo rico en carbohidratos o
azúcares; regularmente se utiliza melaza aprovechando los residuos
de los muchos ingenios azucareros de la región, pero también
se usa el chayote que ya no se comercializa porque está golpeado
o manchado. El chayote en esas condiciones se utiliza como extracto,
pues sus propiedades ayudan al crecimiento de los microorganismos.
“Buscamos las mejores condiciones para la reproducción
de los microorganismos como temperatura adecuada y medición
de oxigenación. El crecimiento de nuestros productos lo valoramos
a través de un equipo de rayos ultravioleta para ver su fase
estacionaria de crecimiento y ahí es donde los vamos a tomar
en cuenta para trabajar, porque cuando empieza la fase decreciente
empiezan a disminuir los microorganismos y nuestro producto, al aplicarlo
en el campo, tendría un resultado menor al esperado”,
aseguró la investigadora.
Para el producto en forma sólida se usa como soporte hojarasca
del campo o composta, cuidando que el tamaño de partícula
sea el adecuado (porque también se aplica por aspersión,
se disuelve en una agua y se aplica con bomba), y una vez que se incorporan
los microorganismos es importante verificar la humedad para que puedan
sobrevivir.
Los microorganismos que se reproducen, explicó Deyta Sánchez,
se aplican al suelo y se fijan alrededor de las raíces de las
plantas, y comienzan a biodegradar todo lo que se encuentra a su alrededor,
lo que aumenta los nutrientes del suelo que alimentarán las
plantas. Cuando se dice que los suelos son pobres es porque tienen
muy pocos microorganismos y no hay descomposición de la materia
orgánica. |
Resultados
experimentales extraordinarios
El LATO ha realizado monitoreos mediante estudios comparativos del
comportamiento de plantas sin ningún tipo de fertilizante,
con fertilizantes químicos que se usan regularmente y con diferentes
dosis de biofertilizante, para saber cual es la dosis óptima,
validarla y aplicarla en el campo. Se ha comprobado que las plantas
con el producto orgánico muestran mayor tamaño de raíz,
mayor follaje y son más resistentes a las plagas. |
“Otra
de las ventajas es que es mucho más barato que los fertilizantes
convencionales, por ejemplo, en cultivos de caña nos hemos
gastado apenas dos litros de biofertilizante por hectárea,
lo que representa un costo mucho menor que lo que costaría
aplicar fertilizante químico, y además estamos cuidando
el medio ambiente y evitando la erosión del suelo”, afirmó
la investigadora. |
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Este
tipo de fertilizantes ya se ha utilizado en el campo. Se han aplicado
a cultivos de cítricos en comunidades de Cuitláhuac,
de caña en Monzorongo y Sumidero, de café en Zongolica,
y de chayote en Cuautlapan, y los resultados son evidentemente satisfactorios.
En el campo, la diferencia se nota en el rendimiento del producto,
es decir, más toneladas por hectárea, además
del beneficio que se tiene al largo plazo en las condiciones del suelo.
“El desarrollo de estos productos responde a la demanda en todo
el mundo de alimentos totalmente orgánicos. Un productor interesado
en cultivar productos orgánicos lo tiene que hacer en suelos
que no hayan sido tratados con fertilizantes químicos por lo
menos 10 años, ni utilizar pesticidas químicos para
el control de plagas, es por eso que los productos orgánicos
son mucho más caros en el mercado. En México ya hay
productos de este tipo, pero son importados, nosotros estamos en etapa
de validación y experimentación”. |
El
chayote, subutilizado
Por otra parte, ante problemas como alta fluctuación de precios,
variabilidad en el producto y plagas que enfrentan los productores
de chayote y papa de la zona centro de Veracruz, en el LATO se realizan
estudios sobre estos vegetales para optimizar su rendimiento y diversificar
sus usos, que permita a los agricultores generar mejores ingresos
y mejorar sus condiciones de vida.
Después de casi cinco años de estudios, investigadores
del LATO han descubierto que el chayote contiene una alta cantidad
de almidones, lo que hace posible su uso como espesante en la industria
de los cosméticos, concretamente en la elaboración de
talcos y maquillajes.
Además, para contrarrestar los efectos de la fluctuación
de precios que afecta a los agricultores y sus familias, han desarrollado
un puré en conserva que permitirá abastecer al mercado
en las épocas de alta producción y precios muy bajos,
y contar con reservas para las épocas en que el producto escasea
y los precios son mejores. |
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“Una
caja de chayote puede llegar a valer hasta 200 pesos en la época
de poca producción, pero hay otra época en la que no
pasa de 15 pesos. Si en la temporada de alta producción una
buena parte de ésta se utiliza en la elaboración de
puré ya no se tendrían las grandes pérdidas que
se tienen ahora”, aseguró Humberto Barney Guillermo,
encargado del proyecto.
Por otra parte, los investigadores del Laboratorio de Alta Tecnología
de Orizaba elaboran un proyecto para introducir el uso de bambú
como poste para sostener las plantas de los sembradíos, que
actualmente es uno de los principales problemas que enfrentan los
agricultores y está ocasionando problemas de deforestación
en la zona. |
“Los
problemas fundamentales de los agricultores son progresivos, para
poder resolver el grado de nutrición de las plantas y mejorar
la calidad de los productos, es necesario que la plantación
esté bien establecida y para eso es necesario tener los postes
que los productores requieren”, dijo Barney Guillermo.
Consideró de vital importancia para la investigación
biotecnológica enfocada a la agricultura, tener una constante
comunicación con los productores ya que primero se tienen que
solucionar los problemas fundamentales para poder pensar en la transferencia
tecnológica, que también es necesaria. “Cuando
se reúnen los expertos en biotecnología para hablar
sobre los grandes problemas del chayote, se dice que son la nutrición
y la variabilidad de la especie, pero cuando uno platica con un productor
se da cuenta de que sus prioridades son otras”.
El investigador considera que, por el momento, es difícil transferir
nuevas tecnologías a la producción de chayote. Pone
como ejemplo la posibilidad del cultivo in vitro para clonar plantas
sanas y ofrecerlas a los productores. Sin embargo, si bien esta solución
suena adecuada, para Barney Guillermo no es factible por su alto costo.
Una plantación de chayote promedio –explica– se
compone de 400 matas y los campesinos usan semillas que produjeron
en el ciclo anterior; si consideramos que un laboratorio no puede
vender planta producida in vitro en menos de cinco pesos, los productores
tendrían que desembolsar dos mil pesos, cuando utilizando su
propia semilla no tienen que hacer ninguna inversión. |
La
papa que se produce está enferma
El caso de la papa es diferente pues existen cientos de variedades
reconocidas y catalogadas, por lo que el trabajo debe enfocarse a
la propagación masiva de siembra de una variedad sana y con
mayor proyección comercial.
Uno de los graves problemas que enfrentan los productores se refiere
a la comercialización de su producción. En la región,
la compañía Sabritas cuenta con una planta de procesamiento,
sin embargo, pese a que la empresa firmó un convenio con el
Gobierno del Estado en que se compromete a adquirir toda la producción
de papa de la entidad, no lo hace porque tiene argumentos legales
válidos: la papa que se produce en el estado es de baja calidad
y no es de la variedad que ellos necesitan.
Por si esto fuera poco, buena parte de la papa que se cultiva en el
estado está enferma de hongos. Cuando se fríe una papa
que tiene este problema se pone negra, ya que los almidones que se
convirtieron en azúcares se oxidan con el calor y adquieren
esa tonalidad, lo que la hace prácticamente inservible para
la principal industria consumidora de estos vegetales.
“La estrategia que se tiene que llevar a cabo es usar la biotecnología
para hacer labores de saneamiento, lo que es bastante fácil
hoy en día. La biotecnología permite de una papa enferma
cultivar una completamente sana, lo único que hay que hacer
es extraer de las plantas los meristemos –partes que no tienen
tejidos de conducción y el hongo no puede infectarlos–,
se siembran y se obtienen cultivos totalmente sanos”, afirmó
Barney Guillermo.
El meristemo es tejido embrionario de la planta que no es hoja ni
raíz ni tallo, es una masa celular que no tiene forma y no
tiene canales de fluido de agua por lo que no puede ser invadida por
hongos o bacterias, que utilizan estos conductos para transportarse
dentro de la planta. |
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