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El
conocimiento y su registro, problema
de modernidad: José Antonio Hernanz
Jorge Vázquez Pacheco |
¿Qué
es conocimiento? ¿Qué es el concepto de la sociedad
del conocimiento? ¿Qué es la innovación? Todo
tiene que ver con la visión política de la ciencia
–las políticas científicas– y todo un cúmulo
de conceptos que son para nosotros “extrañamente familiares”,
porque son utilizados por la clase política de una forma un
tanto esotérica y alejada en buena medida de la cabal comprensión
del ciudadano común, aseguró José Antonio Hernanz
Moral, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de nuestra
casa de estudios.
Durante la conferencia Epistemología política en el
mundo globalizado, el especialista en ciencia y sociedad remarcó
la necesidad de entender de qué se está hablando si
deseamos ser protagonistas de nuestro propio presente: “Los
conceptos de innovación, desarrollo, sustentabilidad, distribución
social del conocimiento, son términos que aparecen continuamente
en discursos dirigidos hacia la sociedad veracruzana, pero es algo
que está difuminado en el contexto de los intercisos sociales,
como la Divina Providencia, que tiene algún tipo de efectividad
en la racionalidad y que nos va a salvar de alguna manera, sin saber
por qué”.
Hablar de un tema tan complejo, con una enorme serie de derivaciones,
supone un problema que involucra las personales opiniones de quienes
observan el asunto desde el ángulo de la observación.
La epistemología, como doctrina de los fundamentos y métodos
del conocimiento científico, motiva el encuentro –y hasta
choque– de puntos de vista y opiniones.
Uno de los problemas de la modernidad, entendida como la ubicación
del individuo en su propio tiempo presente, es definir claramente
qué es el conocimiento y de qué manera se enlaza con
los problemas filosóficos vigentes.
“Pero creo que la modernidad como la entendemos guarda algunas
diferencias con la modernidad como se entendió en el siglo
XVIII. Esas diferencias estriban en la forma de construir conocimiento
y el impacto del mismo respecto de la especulación filosófica”. |

Uno de los problemas de la modernidad, es
definir claramente qué es el conocimiento y de qué
manera se enlaza con los problemas filosóficos vigentes:
José Antonio Hernanz. |
El
primero que manejó sistemáticamente el concepto conocer
es poder fue Bacon. Al referirse a este filósofo inglés
nacido en 1561, Hernanz Mora mencionó que casi saludaba con
las palabras “Buenos días, conocer es poder”, una
afirmación que aparece una y otra vez en toda su producción.
¿Y quién es Bacon? Un entusiasta de la cultura científica
que crea el Novum Organum, un texto con el que trata de echar por
tierra toda la vieja guardia de la concepción activa y epistemológica
que tiene que ver con la concepción sustancialista del pensamiento
en la Inglaterra de su época. Francis Bacon, muerto en 1622,
crea lo que en la modernidad puede ser considerado como una cultura
científica. |
“Hagamos
de la ciencia la punta de lanza, la vanguardia de la construcción
del presente y del diseño del futuro”, fue la convicción
de Bacon, citó Hernanz, discursante de fácil palabra
y conceptos ágiles.
Al abordar el problema del conocimiento durante la modernidad para
la filosofía, el orador pasó a la consideración
del trabajo de Kant. “La razón práctica nos sirve
para construir el mundo”; el mundo es el resultado de la praxis,
“idea que Hegel, Marx y todos los pensadores marxistas supieron
aquilatar. En esta época de antimarxismo, yo creo que hay que
ubicar a Marx y al marxismo como un interlocutor inevitable. ‘La
ciencia del hombre es su trabajo’ es una de las ideas más
sugerentes de la modernidad. No en vano la ética marxista es
fuertemente kantiana y el conocimiento aristotélico es inválido
para la filosofía moderna”.
Después de considerar el conocimiento desde el punto de vista
de los pensadores históricos, y de disertar en torno de temas
tan interesantes como variados, el asunto derivó hacia el copyright
y los dilemas que motiva en las universidades y espacios de impartición
de conocimiento. Si antes la copia de las tareas escolares era un
asunto sin importancia para quien aportaba el esfuerzo hacia el estudiante
flojo, hoy no lo es tanto. El mismo conocimiento escolar puede ser
objeto de registro y ya se han dado casos de estudiantes que registran
y patentan sus tareas para que sus compañeros accedan a las
mismas mediante el pago del copyright o derechos de autor.
¿Cómo patentas un grano de frijol y cómo un clon
humano? ¿Cuál es la diferencia entre el producto natural
y algo que no lo es? Tiene que ver con el uso político del
conocimiento. Y hay dinámicas políticas que son casi
desconocidas para nosotros, como el uso del copyleft, en oposición
al copyright, cuya política es precisamente ceder parte de
los derechos de autor o motivar a que la gente copie ideas, conceptos,
creaciones y demás, “algo que los filósofos quisiéramos,
porque nadie nos hace caso”.
Hernanz comentó el problema que los derechos generan en España
o Francia, donde está prohibido fotocopiar un libro completo.
“No me imagino a la Federal Preventiva cerrando los negocios
de fotocopias de aquí enfrente. Sé del caso de un autor
a quien no permitían fotocopiar su propio libro hasta que mostró
su carné de identidad para mostrar que él era el propietario
de los derechos de autor”.
Incluso se piensa restringir la compraventa de discos compactos que
bien pueden ser usados para copiar algo que haya sido registrado.
El usuario comienza a estar bajo sospecha permanente.
En cuanto al asunto de la globalización, consideró intrascendente
el problema de la pérdida de identidad, particularmente en
un entorno como el mexicano, con fuertes raíces culturales
en asuntos de identidad nacionalista y costumbrista. Bien cabe tener
en mente que el ponente es de origen español.
Hernanz concluyó con la necesidad de que sea la misma sociedad
la que decida qué se hará y qué no se debe hacer
en asuntos de protección del conocimiento y del uso del poder
que el conocimiento mismo otorga. |
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