Adalberto
Tejeda Martínez. |
Para
realizar una traducción no solamente se necesita dominar
los dos códigos lingüísticos involucrados en
el proceso, sino dominar el contexto cultural del autor y entender
su sensibilidad para poder traducir la obra en su totalidad y no
sólo las palabras, aseguró Bárbara Stawicka,
durante la conferencia “El arte de la traducción”,
ofrecida en la Unidad de Humanidades.
La que fuera traductora de las obras del escritor polaco Czeslaw
Milosz, ganador del premio Nobel de Literatura en 1980, aseguró
que uno de los retos más importantes de los traductores es
trasladar la poética de los autores a otro idioma. |
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“Hablamos de que la traducción es un arte porque el
proceso de la translación no se limita, ni se cierra, exclusivamente
en el nivel de la lengua. La traducción de un texto literario
abarca otros registros que esencialmente tienen que ver con lo que
es el contexto de cultura de un pueblo, dentro de la cual el texto
mismo funciona como un signo, como algo intrínseco de la
idiosincrasia de un pueblo determinado”.
Bárbara Stawicka explicó que la materia de la traducción
podría parecer algo fácil de definir, “se podría
pensar que es suficiente conocer la lengua de partida del mensaje
y la del destinatario, podría pensarse que basta un conocimiento
básico, la ayuda de un diccionario y una cierta actitud para
el manejo inteligente de las equivalencias lingüísticas
dentro los campos semánticos y que con eso el traductor tendría
garantizada su afán de satisfacción”.
Sin embargo, el acto de traducir acompaña, es cómplice
y partidario de un acto de escribir y significa una intervención
sumamente compleja en el proceso de comunicación.
“En un caso de un texto de invención creativa, es decir,
de un mensaje artístico, todos los registros de la traducción
deberían de acoplarse, englobar, emprender y responder a
todos los matices, a toda la riqueza de significados claros, obvios
o muchas veces ocultos dentro de un texto y que el texto original
nos proporciona”. Dijo que es muy importante tomar en cuenta
que la traducción es la extensión de un acto puramente
comunicativo que hace trascender los mensajes más allá
de su lengua de origen. “La palabra, su dimensión,
su proyección, lo que se esconde detrás de ella, lo
que nos es familiar, nos pide, exige y espera de nosotros la traducción.
Espera de nosotros un esfuerzo de entrar en el ámbito de
la comunicación, porque la traducción esencialmente
está al servicio de un proceso comunicativo”.
Barbara Stawicka explicó que, por medio de la traducción,
se pueden tener ideas generales de las idiosincrasias de otros países
y de otras culturas. “Toda la literatura mexicana que se podría
traducir al polaco en su totalidad, mostraría algunos rasgos,
independientemente del autor o la época, que un atento lector
polaco captaría como un sustrato denominado como ‘lo
mexicano’, como existe la noción de ‘lo cubano’,
‘lo argentino’”. |