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México, democrático en lo electoral pero
antidemocrático en el ejercicio del gobierno
Juan Carlos Plata
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En
México se ha logrado una democracia electoral pero todavía
no ha sido posible democratizar el ejercicio del gobierno que sigue
siendo muy vertical y relativamente cerrado a la influencia social,
por lo que no existe una democratización de la vida pública,
afirmó el investigador del Instituto de Investigaciones Histórico
Sociales, Alberto Olvera Rivera.
“Un país en donde no hay espacios para que la sociedad
emita opiniones sobre la política pública o un país
en el que las opiniones de la gente al final son ignoradas, es un
país que puede ser democrático desde el punto de vista
electoral pero antidemocrático desde el punto de vista del
ejercicio del gobierno”.
Es muy claro, dijo, que el campo de la política es mucho más
amplio que el meramente electoral. La política electoral se
refiere a la política de la representación legítima
en las cámaras y a la elección de los gobernantes, pero
el campo de la política es un campo cotidiano y mucho más
amplio, que trasciende a la política partidaria y electoral.
“Se hace política cada vez que se debate la pertinencia
de un programa de gobierno, cada vez que se discute si una carretera
debe hacerse con un trazo o con otro, cada vez que se habla de que
si los recursos del gobierno deben invertirse en un teatro o en la
introducción de servicios públicos en colonias populares”,
aseveró Alberto Olvera.
Esas opciones que se presentan son decisiones políticas y la
sociedad trata de intervenir en esas decisiones manifestándose,
hablando con las autoridades, emitiendo opiniones técnicas,
con artículos en la prensa; todo esto es la política
civil, y un país es más democrático mientras
más espacios haya para manifestar esa política civil
y mientras más influencia tiene ésta en las decisiones
de política pública.
Añadió que todavía falta mucho para que la sociedad
civil pueda hacer escuchar su voz, hay ejemplos interesantes pero
que a su juicio resultan minoritarios: en Chihuahua existe un grupo
llamado Red Ciudadana de Chihuahua, que se ha encargado de hacer una
observación constante del Poder Legislativo estatal; un grupo
de señoras van a todas las sesiones del congreso, tienen un
seguimiento del trabajo de las comisiones, de la votación individual
de cada congresista, de cuántas veces asiste y cuántas
no cada uno, de a cuánto ascienden los gastos de representación
de diputado, y publican mensualmente los resultados.
“Esa es una actividad prototípica de política
civil, es un control ciudadano sobre uno de los poderes del estado.
Sería muy deseable que hubiera muchos más ejercicios
de esta naturaleza, lo que podríamos llamar control social
de la político y justamente mientras más podamos extender
ese campo podremos hablar de una democratización de la vida
pública”.
Alberto Olvera aseguró que los partidos políticos pueden
ser un instrumento para que la sociedad tenga representatividad, pero
también pueden ser un obstáculo, porque los partidos
pueden ser profundamente antidemocráticos y constituirse en
mecanismos de ascenso social y político de elites regionales.
“En México, el PRD es un partido de grupos de políticos
profesionales, de corrientes políticas profesionales que tienen
-algunas de ellas- poca relación con la sociedad, pero al mismo
tiempo expresa a algunos sectores que están organizados en
torno a este partido, lo mismo podemos decir del PAN que también
representa intereses de ciertos sectores de la sociedad civil, asociaciones
de padres de familia, grupos conservadores vinculados a la iglesia
católica y también representa a elites políticas
emergentes como los empresarios interesados en participar en política”.
Por el contrario, el PRI representa más básicamente
a elites políticas articuladas en torno a un partido casi sin
representación de la sociedad, pero conserva un vínculo
con la sociedad de carácter clientelar-corporativo que todavía
opera en el país. |
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