Año 5 • No. 172 • marzo 14 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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En puerta, el 25 aniversario del CIMI
Un cuarto de siglo sembrando el gusto por la música
Gina Sotelo

Dentro de unos cuantos meses el Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI) cumplirá 25 años de formar músicos que luego de continuar sus estudios en la Facultad de Música se destacan como excelentes ejecutantes. En estos 25 el Centro no sólo ha creado músicos y ejecutantes, sino también públicos con un muy desarrollado sentido de la estética.

Así lo consideran Cutberto Córdoba, coordinador del CIMI y Rosario Gutiérrez académica del mismo centro, quienes aseguran que la suya ha sido una labor altamente satisfactoria, ya que durante más de dos décadas se han dedicado a sentar bases musicales muy sólidas en pequeñines de hasta 12 años, quienes a la vuelta de algunos años se convierten no sólo en excelentes instrumentistas, estudiantes de la Facultad de Música o miembros de alguna orquesta, sino personas sensibles, que adquieren una disciplina, hábitos y un orden de estudio, aparte de una amplia cultura.

“Generalmente nuestros alumnos de música son buenos estudiantes en sus diferentes escuelas gracias a los valores que les inculcamos. Encausamos su energía al grado que son melómanos consumidores. Formamos públicos a la par que nuestros niños desarrollan un nivel elevado, estandarizado en su educación”.
Según lo explican los maestros del CIMI, la preparación que reciben les permite contar con más oportunidades de desarrollo, no sólo con el instrumento que tocan, sino en su vida personal y educativa.

Rosario Gutiérrez agrega que laborar en el CIMI ha significado en su vida una experiencia gratificante: “Cuando estudias música sólo quieres tocar, pero otra cosa muy importante y diferente es dar clases. Significa un compromiso, se requiere presencia y trabajo para crear algo especial”.

Actualmente la demanda en el cimi es muy alta; cuentan con 260 alumnos y en cada periodo de inscripciones aplican de entre 100 y hasta 120 niños, por lo que la labor para elegir quienes quedan es muy difícil: “La tarea se puede volver subjetiva, hay quienes podrán tener mucho talento, pero si no imprimen trabajo, de nada sirve el esfuerzo” dice el maestro Cutberto Córdoba.

Insisten en que para tener éxito en su labor, deben detectar habilidades y cualidades especiales en los niños como el tener oído para tocar el violín, por ejemplo. Hay niños más elásticos y sueltos y otros más rígidos: “Deben colocar correctamente sus dedos, pulsar bien, tener la posición exacta, sin contar la técnica de la mano derecha. Para que un niño toque sus notas, pueden pasar hasta ocho meses para que los resultados se empiecen a ver”.

Semillero musical
A lo largo de estos años, el CIMI ha sido semillero de talentos egresados de la Facultad de Música con un nivel sobresaliente. En el Centro saben los maestros que no todos los que entran serán ejecutantes, pero no por eso son menos exigentes como asegura Cutberto Córdoba: “Lo queremos hacer bien. No nos podemos dar el lujo de no ser cuidadosos con la educación de los pequeños. Si los preparamos lo mejor posible tendrán mayores posibilidades de quedar en la facultad”.