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Sembrada
por la UV en el Cofre de Perote…
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Edith
Escalón (Fotos: César Pisil) |
Más
que pedir regalos, juguetes o ropa, los habitantes de las comunidades
del Cofre de Perote pidieron a la UV capacitación y conocimientos…
Hoy su petición es una realidad.
Servicios de salud, educación ambiental, capacitación
para el trabajo, computación e Internet, investigación
biológica y gestión comunitaria conviven hoy en la Casa
de la Universidad, en El Conejo.
El Cofre de Perote, una de las zonas boscosas más importantes
de Veracruz, además de resguardar cientos de especies animales
y vegetales, fuentes de oxígeno, agua y biodiversidad, hoy
guarda un tesoro más: un espacio donde el conocimiento se valora,
se multiplica, se transmite, se recibe, se crea y se aplica.
En la comunidad El Conejo, a tres mil 200 metros sobre el nivel del
mar, la UV ha establecido su cuarto centro comunitario de aprendizajes
múltiples, un espacio propio donde los universitarios realizarán
un auténtico servicio social y se llevarán a cabo programas
para hacer efectiva la distribución social del conocimiento.
Éste, además de atender a la población que habita
en El Conejo, atiende a 18 comunidades más que están
dentro y en los límites del Cofre, decretado desde 1937 como
Parque Nacional; entre ellas destacan El Llanillo, Tembladeras, Los
Pescados, Progreso, Vidal Díaz Muñoz, San Jerónimo,
El Paisano, Cuartelillo, Rusia, Paso Panal y Carabinas.
La Casa de la UV, como se le conoce al centro comunitario, es la cuarta
en su tipo; pero en un bosque como el de Perote, afligido por la deforestación,
la pobreza, la falta de apoyos y un clima extremoso que complica muchas
de las actividades de la gente, la promoción al desarrollo
comunitario adquiere, desde luego, matices muy particulares.
Al inaugurar este centro, el rector, Víctor Arredondo, recordó
cómo hace años, cuando llegó por primera vez
a la comunidad, la petición común demostraba el enorme
potencial de una colaboración que ha resultado provechosa,
“no queremos juguetes ni ropa ni regalos, queremos capacitación,
queremos conocimiento”, dijeron entonces hombres y mujeres.
Hoy, su petición es una realidad, 10 años de trabajo
universitario lo demuestran.
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Víctor
Arredondo, inauguró la cuarta Casa de la UV,
dando cumplimiento a la petición de los habitantes de El
Conejo.
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Primero la salud
Los servicios de salud son una de las áreas más valiosas
de este centro comunitario, pues en él se encuentra el único
laboratorio de análisis clínicos de la región
(sólo hay otro en Perote). Ahí, con equipo especializado,
los universitarios realizan análisis de embarazo, tipo sanguíneo
y enfermedades crónicas, entre otros, muchos de ellos bajo
la prescripción de los centros de salud de la región
que no cuentan con este tipo de servicios.
Además, la Casa tiene un consultorio dental que también
ofrece diagnóstico y tratamiento odontológico a la
población; un consultorio de salud nutricional que ha realizado
varios estudios y recomendaciones a las comunidades, considerando
el tipo de alimentación que acostumbran y aquellos alimentos
a los que tienen acceso, y servicios de enfermería permanentes.
En la comunidad El Llanillo, cuatro profesionales en servicio social
aprovechan la hospitalidad de las autoridades para brindar los mismos
servicios que en la Casa de El Conejo, pero, además, existe
un brigadista médico, pues la comunidad no cuenta con un
especialista que atienda urgencias de este tipo.
Los servicios de salud no sólo han sido aceptados por el
beneficio económico que obtienen las comunidades, pues los
costos son prácticamente simbólicos, sino por el conocimiento
que es para ellos un factor de desarrollo, pues los universitarios
han puesto especial énfasis en la prevención, capacitación
y educación para la salud.
Durante el año que los brigadistas viven en El Conejo, no
sólo buscan dar tratamiento, sino evitar en lo posible el
desarrollo de enfermedades, malos hábitos, prácticas
alimenticias erróneas o embarazos no planeados, y lo hacen
a través de la comunicación, a través de cursos
a grupos específicos o de alto riesgo, charlas persona a
persona o promoción de actividades especiales, que sólo
han sido posibles gracias a la confianza que han ganado.
Conocimiento
que transforma
Desde que iniciaron las brigadas, las comunidades fueron invitadas
a participar en cursos de capacitación para el trabajo. Los
hombres de campo recibieron asesoría de biólogos y
agrónomos para un mejor aprovechamiento de sus tierras, cursos
de manejo de suelos que les permitieron mejorar sus cosechas, evitar
la deforestación y recomendaciones permanentes en cuanto
a estrategias de cultivo. El beneficio fue mutuo, pues los universitarios
conocieron y enfrentaron en la práctica las implicaciones
reales de la agricultura de alta montaña.
También las mujeres se integraron a la capacitación.
Clases de bordado, corte y confección, peluquería
o tejido fueron dando paso a relaciones más estrechas con
los profesionales, aumentando la confianza y mejorando la aceptación
de mujeres universitarias que tenían valores, usos y costumbres
muy diferentes a las mujeres de la comunidad.
To chantsi, o casa de todos, como le llaman en El Conejo
al centro comunitario, cuenta hoy con un espacio donde las mujeres
asisten a talleres de todo tipo. “Nosotras no sabíamos
bordar, ni tejer ni hacer ropa, por eso ha sido bueno venir aquí,
aprendimos mucho y ahora nos sale todo más barato y ya no
tenemos que bajar a Perote a comprar”, comentaron mientras
mostraban al rector uniformes y bufandas que ellas mismas hicieron.
Al mismo tiempo, grupos universitarios han desarrollado talleres
de educación ambiental con niños, jóvenes y
adultos, acciones indispensables para un grupo de comunidades que
habita una de las Áreas Naturales Protegidas más deteriorada
del estado, que tiene en su manos un bosque que demanda protección
y rehabilitación.
Además, el conocimiento también se genera en la Casa
de la UV, pues una unidad de investigación ha sido establecida
en El Conejo. Los responsables iniciaron ya investigaciones especiales
para desarrollar biotecnologías que mejoren el rendimiento
en los cultivos de papa, maíz y otros productos, además
de plantear estrategias para que la comunidad organizada inicie
la producción sustentable de árboles de navidad, en
apoyo a su economía.
Internet
en pleno monte
La alfabetización digital también es prioridad en
El Conejo. Hoy, la Casa cuenta con un Centro Comunitario Digital
(CCD) que, con 10 computadoras y un acceso satelital permanente
a Internet, instruye a 150 niños, y más de
60 jóvenes y adultos para el uso de las nuevas tecnologías.
El programa inició desde cero, pues muchos de los participantes
ni siquiera conocían las computadoras, pero con el apoyo
de los brigadistas han aprendido a manejar programas de cómputo
e Internet.
Esta área del centro comunitario, fue posible gracias al
apoyo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT),
quien donó la antena para la conectividad a la red; la Planta
Nucleoeléctrica Laguna Verde, quien hizo la donación
de computadoras y el Instituto Latinoamericano de Comunicación
Educativa (ILCE), quien apoya desde sus proyectos especiales la
educación a distancia a través de las nuevas tecnologías.
El CCD de El Conejo, igual que los tres que la UV ha instalado en
las otras Casas de la Universidad (Coyopolan, El Manglar y Molino
de San Roque), forman parte de las más de siete mil conexiones
del proyecto federal E-México, que busca abatir
la brecha digital en nuestro país.
Para Gustavo Flores, coordinador de Proyectos Especiales de ILCE,
el aprendizaje digital en comunidades rurales tiene una ventaja
especialmente valiosa: “La Internet resuelve problemas
de comunicación, puede convertirse en una herramienta para
la comercialización de sus productos, para el aprendizaje
de los procedimientos que necesitan para solicitar apoyos, para
ofrecer servicios; es, en definitiva, una ventana que disminuye
el aislamiento, y eso, para las comunidades rurales, es un tesoro”.
De hecho, comentó que la expectativa del ILCE es que los
CCD se conviertan en factores de bienestar y progreso “lo
que tenemos que tratar es de hacer que esta transformación
sea lo más rápida posible”.
La UV, más
que un sueño
Una de las experiencias más valiosas de esta vinculación
es el logro alcanzado por un grupo de jóvenes originarios
de éstas comunidades. Cuatro de ellos, egresados de telesecundarias
y telebachilleratos, de escasos recursos económicos, limitados
por su condición rural, por su escaso contacto con la tecnología,
su desconocimiento de otros idiomas y otras limitaciones, lograron
ingresar a la UV en 1999.
“Siempre quise estudiar una carrera, ir a la ciudad y aprender,
pero hasta antes de que la UV llegara a mi comunidad, para mi era
sólo un sueño”, dijo Moisés Martínez
durante el acto inaugural de la Casa. Él, al igual que otros
tres compañeros, demostró que las comunidades sólo
necesitan apoyo para mostrar su potencial. De hecho, durante su
estancia en la UV Moisés viajó hasta Perú para
exponer ahí sus experiencias.
Actualmente es uno de los Biólogos que más apoyan
a la región como promotor comunitario, pues al igual que
sus compañeros –dos biólogos y un pedagogo–
estudió en la UV con el firme propósito de regresar
a su tierra a compartir con los demás el conocimiento adquirido.
Confianza
bien ganada
Las Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS) llegaron por
primera vez a la región en 1995, con el impulso de la Dirección
de Vinculación General de la UV.
En ese entonces no había carretera y la UV no contaba con un
lugar propio en ninguna comunidad. Durante años, los universitarios
aceptaron la hospitalidad de las autoridades y buscaron la manera
de brindar servicios de salud, cursos de capacitación, charlas
educativas y todo el apoyo que el conocimiento puede ofrecer.
Hoy, después de casi 10 años de trabajo y generaciones
de brigadistas que han respondido a la confianza de los pobladores,
la Universidad ha logrado en toda la región una aceptación
plena, y sus proyectos de establecimiento comunitario un prestigio
en todos los ámbitos.
Incluso, en las faldas del Pico de Orizaba, en los alrededores de
Ixtaczoquitlán, más de 30 comunidades han mostrado su
interés y disposición para cooperar con la UV para el
establecimiento de un centro comunitario similar, como se lo hicieron
saber al rector durante si visita a El Conejo. |
El
gobernador electo de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán,
acompañó al rector Arredondo y a su esposa Estrella
X.
Dorantes a cortar el listón inaugural de la cuarta casa de
la UV.
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Distinción
a la UV, arribo de Arredondo a la SEC
Fidel Herrera
Beltrán, gobernador electo de Veracruz, también fue
invitado a conocer de cerca los frutos de la vinculación
universitaria en la zona de Perote.
Después del recorrido por la Casa de la UV, de escuchar testimonios
de la gente, de ver trabajar a las BUSS, de convivir con hombres
y mujeres de campo y de ver el progreso que ha tenido la región
desde la llegada de la uv, el gobernador electo de Veracruz reconoció
que es el modelo de vinculación de la UV un ejemplo a seguir.
Luego de reconocer la gestión del rector, Víctor Arredondo,
el nivel de relación que su equipo de trabajo tiene con los
habitantes de las comunidades, los logros de 10 años de trabajo
universitario y compromiso social y de asegurar que es la educación
la clave para el desarrollo en Veracruz, Herrera anunció
que será él, quien condujo durante siete años
un cambio estructural en la uv, el que dirija los pasos de la Secretaría
de Educación y Cultura en Veracruz (SEC).
“Desde que era director de Enseñanza Superior, Arredondo
ha generado grandes ideas, grandes proyectos y ha reforzado este
concepto de vinculación de la universidad con la sociedad.
Junto con un extraordinario equipo, ha hecho de la Universidad pública
de Veracruz un faro de luz para apuntar hacia el desarrollo”.
Además, el gobernador electo dejó claro “que
la Universidad Veracruzana será una aliada en su gobierno,
pues a partir de 1 de diciembre, cuando tome posesión de
su cargo, será prioritario buscar el desarrollo comunitario
reforzando un concepto de vinculación social que la Universidad
ha demostrado, es perfectamente asequible”. |
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