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Nuova
Scienza
Arturo Iván Gómez Ruiz.
(Facultad de Física e Inteligencia Artificial) |
Para
hallar los orígenes de la ciencia moderna debemos remontarnos
a la revolución científica llevada a cabo en el siglo
XVIII, y en la que el desarrollo de la física jugó un
papel preponderante. En aquellos tiempos el lenguaje de la ciencia
era muy distinto al que conocemos hoy día. Las enseñanzas
dejadas por Aristóteles permeaban en todos los centros del
saber.
La Phycis era un conjunto de estudios Aristotélicos
que trataba sobre la naturaleza en sus más diversas manifestaciones,
ésta dio origen al vocablo física. Sin embargo,
la Physis concebida por Aristóteles no tenía
el mismo significado que actualmente le damos a esta gran ciencia.
La diferencia estriba en el marco cosmológico en la que fue
inscrita la primera; a saber, la diferencia de naturaleza entre la
Tierra y los cuerpos celestes es de primordial importancia para ella.
La doctrina de la inmovilidad de la Tierra, en el centro del mundo
es el elemento esencial de esta física; además de que
era una ciencia omnicomprensiva, que trataba sobre los seres vivos,
los astros, los fenómenos atmosféricos y hasta del hombre
mismo. Para los griegos la Phycis no era la denominación
de una ciencia especial, sino que con ella designaban a todo lo existente
en el universo.
En la sustitución del cosmos bien ordenado de los griegos por
el universo indefinido de los modernos, donde la física celeste
y la física terrestre son presentadas bajo las mismas leyes,
encontramos el antecedente inmediato de la Nuova Scienza, cuyo
representante más elocuente fue Galileo y que como icono de
ésta fue tomada la torre de Pisa.
La nueva ciencia de Galileo proclama la matematización de la
naturaleza como único medio para poder conocerla, y es en este
contexto donde se inscribe la física que ahora conocemos, la
nueva física. |
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