|
Atisbar
el alma de los grandes compositores en la historia de la música
de cámara universal es posible a través de la correspondencia,
sobre todo la de carácter amoroso que entablaron con diferentes
destinatarios, explicó el escritor Eusebio Ruvalcaba, cuando
sustentó la conferencia El amor como leitmotiv
en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana (UV).
En el marco de la IV Festival Semana del Músico que
organiza esta entidad académica, el autor de Un hilito de
sangre aseguró que, tras la atenta lectura de la correspondencia
de autores como Haydn, Mendelssohn, Debussy, Schumann, Silvestre
Revueltas e Higinio Ruvalcaba, podemos entender que las grandes
obras de la música han sido escritas y compuestas por
gente que cojea al caminar, por hombres que voltean a ver a una
mujer.
Ruvalcaba se confesó proclive a la lectura de la correspondencia
ajena, aunque advirtió que este hábito de voyeurista
es cada día más difícil de complacer, pues
aseguró que los hombres se vacían cuando escriben
cartas y establecen una relación de amistad profunda o revelan
el sello de sus amoríos, además de que explicó
que las cartas exhiben tanto el bagaje de cualesquiera de los autores
y permiten conocer al mismo, junto a las biografías y las
memorias que puedan existir de cada uno de ellos, aunque las primeras
resultan lo que denominó memorias agazapadas.
Así, hemos podido conocer facetas de los compositores que
cobran mayor importancia al cotejarla con sus obras, como en el
caso del austriaco Franz Joseph Haydn, quien reveló en sus
cartas amorosas la intensa melancolía que lo atrapaba cuando
componía, o la del alemán Felix Mendelssohn, que aseguraba
sólo estar interesado en la música nueva y de la que,
dejó testimonio escrito, había demasiado poco en su
época.
Ruvalcaba también se refirió a la correspondencia
y obra del francés Claude Debussy, quien se quejaba en sus
cartas de la falta de comprensión que sus obras padecían
y aseguró que no debió contar para comer con los beneficios
de su música, y a las de los alemanes Robert Schumann y Richard
Wagner. El escritor, hijo del imprescindible violinista mexicano
Higinio Ruvalcaba, también se refirió a la correspondencia
de su padre y de Silvestre Revueltas, ambos mexicanos, quienes escribieron
cartas intensas, inflamadas de pasión por
usar la expresión del novelista a sus mujeres.
Si los santos dejaran cartas, podríamos saberlos más
humanos y cercanos a nosotros, advirtió, además
de que resaltó que las cartas de los músicos resultan
íntimas y desgarradoras en comparación con las de
los escritores, quienes, dijo, mienten más de la cuenta en
sus cartas y exageran. Mientras las cartas de (el compositor
alemán Johannes) Brahms son desgarradoras y miran hacia dentro,
las de (el escritor francés Gustave) Flaubert son siempre
eruditas y miran hacia fuera, explicó.
Ruvalcaba también aprovechó el marco de la IV Semana
del Músico para hacer la presentación informal del
título Higinio Ruvalcaba, violinista: una aproximación,
recién editado por el Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes y que, según explicó, comprende no sólo
la biografía de quien es considerado el mejor violinista
de México en toda la historia, sino buena parte de la correspondencia
amorosa que sostuvo con su última esposa y variadas referencias
que músicos y comentaristas de la época hicieron en
torno a la composición y ejecución del virtuoso mexicano.
|