La
UV y la paraestatal Pemex trabajan de manera coordinada
con la Semarnat en la protección y conservación
de las tortugas marinas en peligro de extinción.
Con ese fin mantienen campamentos tortugueros en playas de los municipios
de Vega de Alatorre, Tecolutla y Alto Lucero, donde han logrado
sumar la participación de estudiantes y colonos. Informó
Leonel Zavaleta Lizárraga, coordinador del proyecto por parte
del Instituto de Neuroetología de la casa de estudios.
Zavaleta Lizárraga destacó la preocupación
de Pemex por financiar proyectos de investigación
y conservación de la biodiversidad de las regiones en las
que opera: “La paraestatal está más consciente
de la necesidad de invertir en proyectos que respondan a los lineamientos
marcados por dependencias como la Profepa y la Semarnat”.
Biólogo por la UV y maestro en manejo de recursos marinos
por el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del IPN, con
sede en La Paz Baja California Sur, Zavaleta Lizárraga refirió
que este proyecto forma parte de un convenio general de colaboración
entre la UV y Pemex coordinado por la Dirección
de Vinculación General y la dirección del área
Académica de Ciencias Biológico Agropecuarias de la
UV. Participan en este esfuerzo académicos del Instituto
de Investigaciones Biológicas y de Neuroetología como
Jorge Morales, Enrique Portilla y Blanca Cortina; así como
tesistas de la Facultad de Biología.
Destacó que Pemex aportó un apoyo de cinco
millones de pesos para promover cuatro programas de registro y protección
de la biodiversidad en distintos municipios de la zona norte de
la entidad. Uno de ellos es para la protección de las tortuga
marinas, reptiles que surgieron hace 200 millones de años
con ocho especies, de las cuales siete llegan a las costas de México,
cinco de ellas llegan a las costas de Veracruz para desovar: lora
(lepidochelys kempii), blanca o verde (chelonia mydas),
caguama (caretta caretta) laúd (dermochelys
coriacea) y carey (eretmochelys imbricata). Todas
en peligro de extinción debido a la captura indiscriminada,
comercialización, mortandad incidental, saqueo de huevos
y modificación y destrucción del hábitat y
playas de anidación.
Con el fin de asegurar la reproducción de estas especies
en la entidad funcionan 15 campamentos tortugueros, seis en el sur
manejados por voluntarios, nueve en la zona centro-norte coordinados
por instituciones gubernamentales, educativas y asociaciones civiles.
UV , Pemex y Semarnat operan en los campamentos
de Lechuguillas en Vega de Alatorre, Santander en Alto Lucero y
Boca de Lima en Tecolutla, donde estudiantes y lugareños
vigilan permanentemente las playas para asegurar a las tortugas
visitantes en su proceso de anidación, proteger sus nidos
de animales depredadores como perros, gallinas, cochinos, coyotes
y el hombre; y acondicionar las cámaras de incubación
(hieleras de unicel con arena a temperaturas promedio para lograr
las hembras –31 grados– y machos –28 grados–
necesarios).
Arriban a estas playas tortugas carey, caguama y laúd, ésta
última es la especie más grande que existe, mide dos
metros de largo por dos de ancho. Una tortuga pone de 120 a 130
huevos, y de cada 100 tortugas liberadas sólo una alcanza
la edad adulta para regresar a las playas a poner huevos. De ahí
la urgencia de trabajar en su protección.
Finalmente, Leonel Zavaleta informó que al mismo tiempo promueven
trabajo de difusión y educación ambiental con talleres
para niños que concluyen con liberaciones de crías;
mientras que los tesistas de la Facultad de Biología realizan
investigaciones sobre la determinación de sexo de las tortugas
por el manejo de la temperatura en los nidos de playa e incubación;
sobre el estado de salud de las hembras anidadoras, con estudios
de sangre, caparazón, plasto, cabeza y aletas; así
como sobre la estimación de la mortalidad y natalidad de
las crías asociadas a la presencia de parásitos y
bacterias en los nidos. |