|
|
| |
Debatieron
en la FILU sobre política educativa
Desigual, la distribución del conocimiento
en el sistema educativo nacional: P. Latapí
Alma Espinosa |
El
principal problema de la educación en nuestro país es
que todavía carecemos de una concepción clara y precisa
de la naturaleza e implicaciones de las desigualdades educativas y
de las atribuciones que debe tener el sistema educativo público
nacional para funcionar conforme a la justicia, afirmó Pablo
Latapí Sarre durante su participación en el Foro internacional
Alternativa XXI: La distribución social del conocimiento.
En el marco de la FILU, el especialista en educación afirmó
que otra causal para que la educación mexicana muestre niveles
tan bajos es que “no tenemos suficientemente claro qué
significa el derecho a la educación, lo incluimos formalmente
en el Artículo Tercero Constitucional, pero quedan todavía
sin reglamentarse y por lo tanto es en la práctica un derecho
todavía no exigible”.
Al participar en la mesa redonda Política Educativa, Latapí
Sarre explicó que el sistema educativo nacional distribuye
el conocimiento de forma desigual debido a los factores escolares
y por políticas que se refieren precisamente a los factores
escolares. Además, el principio de equidad está lleno
de equivocaciones porque no se ve a la persona como individuo diferente
de los demás y con necesidades distintas.
De los estudios que ha realizado durante décadas de investigación,
Pablo Latapí rescató que algunos errores que se cometen
es que se quieren igualar las oportunidades de acceso a la educación,
sin fijarse en las particularidades de cada grupo; asignar un gasto
igual para la inversión y operación de todos los niveles;
igualar el aprendizaje en todas las zonas, y empatar los resultados
individuales que tienen los alumnos que parten desde distintos puntos
del conocimiento.
Respecto a la concepción del derecho a la educación,
el especialista dijo que a partir de 1992 se integró este concepto
en el Artículo Tercero de la Constitución; sin embargo,
no se especifica qué tipo de derecho, ni de qué educación
se trata y mucho menos a qué edad. Esos huecos hacen que no
sea operable la educación para todos: “Incluso hemos
pensado en un ombudsman de la educación, pero las
violaciones denunciadas quedarían al aire precisamente por
esta ambigüedad en la ley”.
Por su parte, Olac Fuentes Molinar, de la Universidad Autónoma
Metropolitana-Azcapozalco, afirmó que es urgente realizar un
viraje cualitativo y profundo en lo que se refiere a las políticas
educativas, principalmente en el nivel básico.
Esto es necesario, dijo, particularmente en esta sociedad nueva que
cambia tan conflictiva y contradictoriamente denominada con mucha
ligereza conceptual sociedad del conocimiento, aunque también
la podríamos llamar la sociedad de la ignorancia, ya que radican
aquí muchas contradicciones porque se juntan lo más
inteligente con lo más banal y destructivo.
Durante su participación, Olac Fuentes trajo a la memoria aquel
estudio realizado por la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el que México apareció
en uno de los peores lugares en cuanto a lectura, y adelantó
que próximamente se entregarán los resultados de otro
que se hizo en 2003, en esta ocasión acerca de las matemáticas
y auguró que los resultados no serán muy halagadores.
En el estudio de lectura, comentó, el 44 por ciento de la población
mexicana se ubicó en el nivel menos uno, de los seis que se
establecieron, y sólo un siete por ciento en los niveles cuatro
y cinco. Esto contrasta con países como el Reino Unido o Japón
en donde la situación es justamente contraria.
Los datos además de mostrar una disparidad internacional, reflejan
las diferencias dentro de los propios países afirmó.
El especialista mexicano señaló que la gran tarea pendiente
es debatir con mayor rigor y participación puntos esenciales
en la educación, como el curriculum, las prácticas pedagógicas,
el memorismo, la dependencia que muestra el profesor del libro de
texto, la organización interna de la escuela, y el universo
social, económico y político en el que están
envueltos los maestros. |
|
|
| |
| |
| |
| |
| |
|
|
|