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Con
la puesta en escena de la «farsa saltarina» de Tere
Valenzuela denominada Ni ranas ni sapos, la Feria Internacional
del Libro Universitario 2004 conmemoró un año más
de actividades de la revista Tramoya. Esto sucedió al mediodía
del jueves 16 de septiembre, en el pabellón central de las
instalaciones destinadas a albergar el acontecimiento.
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Emilio
Carballido.
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Ni
ranas ni sapos contó con la dirección de Roberto Benítez,
con Gustavo Fox como asistente de dirección y con las actuaciones
de Mónica Melgoza, Gabriela Lazcano, Fernando Flurenz y Blanca
Arrevillaga. Se trata de una obra destinada al público menudo,
uno de los renglones del arte dramático que ha sido atendido
frecuentemente por la revista que dirige el dramaturgo, narrador y
crítico de arte Emilio Carballido. |
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El evento
se prestó también para la presentación de los
números 78, 79, 80 y 81 correspondientes al presente año.
Al finalizar la obra de Tere Valenzuela, Carballido recibió
un reconocimiento procedente de las autoridades universitarias,
en el que se manifiesta la admiración y el respeto que se
tiene al maestro nacido en 1925 en la ciudad de Córdoba.
Carballido accedió a expresar sus impresiones. Con voz cansada,
aunque radiante de entusiasmo, el fundador y director de Tramoya
mencionó: Me siento muy contento. Ya son casi 30 años,
y a lo largo de ellos, cada cierto tiempo publicamos ediciones que
contienen sólo material infantil. Esta obra de Valenzuela
fue publicada en el último número de Tramoya. Y para
el siguiente número tenemos una obra inédita de un
dramaturgo griego contemporáneo, y luego tendremos una obra
de uno ruso. Creo que vamos bien, y me siento feliz...
Por su parte, Francisco Beverido mencionó lo siguiente: Son
29 años, y hay un período por allí en que Tramoya
dejó de aparecer, por lo que cuenta con dos épocas.
Pero estamos hablando de una actividad muy intensa y muy extensa;
ha publicado autores jóvenes, ha dado salida a la obra de
los autores clásicos, ha rescatado obras de autores poco
conocidos y de siglos anteriores que manteníamos injustamente
en el olvido. Se ha convertido en una revista de consulta obligada,
tanto para la gente de teatro como para el mundo académico.
Continuó diciendo que en el listado de las obras publicadas
por Tramoya hay mucho teatro infantil, pastorelas, teatro nacional
de muchos países: Después de tantos años
esperamos que continúe con su labor, cuando menos otros 30
años. Estamos hablando de la revista teatral más antigua
en América Latina, que tiene público y que cuenta
con muchos admiradores y amigos...
Dagoberto Guillaumin, también presente en las instalaciones
de la filu, manifestó que es una revista única en
el mundo: No creo que haya otra que exista durante tanto tiempo
y que alcance los objetivos propuestos. Fomenta, nos hace descubrir
formas nuevas y abre posibilidades para que la gente se interese
en la creatividad escénica. Yo he tomado tres o cuatro obras
de sus páginas, entre ellas una obra de 1916 del escritor
mexicano Marcelino Dávalos, que estaba olvidada por completo
después de una sola escenificación. Contiene una trama
tan vigente que parece que fue escrita en nuestro tiempo. Actualmente
estamos por poner en escena una obra rusa llamada El compaginador,
que también hemos tomado de las páginas de Tramoya.
La utilidad de esta revista es indiscutible.
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