Año 4 • No. 152 • septiembre 20 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Regresó Jarocho a la tierra donde nació
Jorge Vázquez Pacheco
Una Sala Grande del Teatro del Estado ocupada hasta el último de sus asientos recibió a Jarocho durante el fin de semana pasado en la tierra que lo vio nacer. Esta novedosa puesta en escena manifiesta la evolución de un espectáculo cuya trascendencia comienza a establecerse por méritos propios.

Una nueva y atractiva iluminación, combinada con los decorados renovados, otorga la adecuada idea del proceso evolutivo de un acontecimiento que regresa a la capital veracruzana después de conquistar al exigente público del Distrito Federal. Con ello, todos coinciden en que su internacionalización es asunto de sólo un breve tiempo.

Es evidente que Richard O’Neal ha producido algunos cambios que modifican un tanto el concepto original pero que, sin duda, funcionan eficientemente para la calidad del espectáculo. Inicialmente, las líneas rígidas de la coreografía de introducción han sido cambiadas por un movimiento de mayor flexibilidad en los ángulos bailables, lo que indudablemente enriquecen los movimientos de los bailarines.
Otro tanto ha ocurrido con cuadros como el correspondiente a La bruja, que ahora se concreta al bailable y prescinde de la soga que sugiere el vuelo de la hechicera conquistadora de hombres. Es menester resaltar la eficiencia del grupo musical y de la cantante Mese Merari, cuyas cualidades han sido cuidadosamente capitalizadas en función de una mejor calidad sonora.

Hacia el final, los comentarios que nunca dejaron de ser elogiosos con respecto a esta producción de la Universidad Veracruzana. Pablo González Casanova, luciendo la medalla de oro con que había sido distinguido unas horas antes en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario, manifestó su sorpresa por la resplandeciente y colorida coreografía, así como por la música.

“Es un espectáculo de nivel internacional que sin duda se va a ubicar al lado de las grandes compañías de ballet, teatro y música. Es una revelación del nivel cultural que se está alcanzado en Veracruz en varios terrenos. Esto no ocurre nada más porque haya buenos bailarines o buenos músicos. Esto sucede cuando los niveles culturales de un estado como Veracruz y una institución como la Universidad Veracruzana han madurado artística y culturalmente. ¡Los felicito!”, dijo.

Por su parte, Sergio Pitol comentó: “Me ha entretenido mucho, es un placer ver esto”. Leticia Perlasca, directora del Instituto Veracruzano de Cultura, dijo: “Es sensacional. Nuestra tradición traducida al idioma musical y coreográfico contemporáneos. Es un acierto que no podemos dejar de reconocer. Es atrevido y audaz en su sincretismo de las culturas que han forjado el espíritu del jarocho contemporáneo. El público de la ciudad de México es el termómetro con que se puede medir la calidad de Jarocho. Allí, donde tantos espectáculos de primer mundo se presentan, Jarocho se plantó con el pie derecho gracias a su plasticidad y enorme calidad estética”.

Mariano Flores Castro nos hizo partícipes de su particular punto de vista: “Coreográficamente es maravilloso; el vestuario, estupendo y una iluminación magistral. Pero también veo que el mensaje de recuperación cultural viene aquí por partida doble, por la memoria de nuestros cuerpos y por la cultura. Estamos viviendo un desgaste muy grande del nacionalismo, pero nuestra cultura es única en un mundo globalizado. Jarocho afirma y confirma que la diversidad cultural es el tema de nuestro día; estos artistas no hacen otra cosa que una orgullosa y denodada defensa de estas manifestaciones, originarias y originales, con una calidad estupenda. Han acertado sorprendentemente; la tradición no debe reñir con las búsquedas y los novedosos hallazgos expresivos que enriquecen nuestra tradición. Creo que han logrado lo que considerábamos imposible: la conjunción de pasado, presente y futuro...”

Tomás Pría mencionó: “Comenté el año pasado que esto se asemeja a la construcción que hace una araña de su nido. En esta ocasión hemos corroborado que las mismas arañas continúan tejiendo y mejorando. Hemos sido testigos de cambios radicales en Jarocho y eso el público lo aprecia realmente. Hay una sensible madurez en las coreografías y la música, los cuadros guardan una coherencia mucho más integral, y creo que finalmente está llegando a la culminación que todos veíamos venir desde hace un año. Es un placer tener músicos y bailarines veracruzanos presentando una nueva visión de nuestra tradición. Y su éxito en la ciudad de México es el mejor argumento de su calidad. Allá el público es conocedor y no se deja engañar. Los llenos totales fueron muy importantes no sólo para el espectáculo sino también para los bailarines y músicos. Europa y Nueva York deben ser metas a conquistar. Tiene todo para lograrlo”.