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Autonomía
Sergio Valdivia Navarro |
Los
maestros cuando hablamos de nuestro concepto de Autonomía
del Aprendizaje y de las múltiples implicaciones de este
término, pensamos, en primer lugar, en el estudiante, como
punto central de nuestra atención. Esto nos lleva, inmediatamente,
a pensar en estrategias de aprendizaje, en materiales y espacios apropiados,
en estilos de aprendizaje e incluso, pensamos en nuestro papel como
asesores de un Centro de Autoacceso. Pero no llega a nuestras mentes
un aspecto, que cada día, cobra más interés en
la promoción de la autonomía del aprendizaje: la Autonomía
del Maestro. Por ésta no me refiero a la libertad que pueda
tener un maestro en su cátedra o a la libertad del asesor para
desenvolverse académica y laboralmente en su centro. Sino más
bien, me refiero a su capacidad para desarrollarse, a partir de su
esfuerzo individual en el aprendizaje de su disciplina.
La llegada de la autonomía a nuestro ambiente universitario
es reciente, al menos, en lo que toca al aprendizaje de lenguas extranjeras.
La fundación del primer Centro de Autoacceso en la Universidad
Veracruzana data de 1994, pero no fue sino hasta el otoño de
1999, que el proyecto de Centros de Autoacceso se hizo extensivo a
cada una de las regiones de la uv; al tiempo que surge la implantación
de un modelo educativo diferente, con miras a enfrentar las necesidades
del siglo xxi (el Modelo Educativo Integral y Flexible, MEIF).
Por todo lo anterior, los que ahora nos desempeñamos como académicos,
nos hemos formado en un ambiente institucional con menos flexibilidad
académica que la que hoy brinda la uv a su comunidad, y al
hacer una reflexión sobre la Autonomía del Aprendizaje,
nos damos cuenta que no estuvo tan presente en nuestras vidas, al
menos de una manera consciente o articulada y mucho menos como parte
de un esfuerzo institucional.
Entonces ahora, dado nuestro historial académico, surge la
pregunta: ¿Qué tan autónomos somos nosotros,
los maestros?. Esta pregunta es pertinente, ya que muchos aseguran
que la Autonomía del Maestro es un prerrequisito para
la promoción de la autonomía del estudiante. Esto no
se circunscribe sólo al aprendizaje de formación universitaria,
sino que se extiende a todo lo largo de nuestras vidas aprendizaje
para la vida. Recordemos que enfrentamos un mundo cambiante y dinámico
del conocimiento que nos reta a mantenernos actualizados, si queremos
funcionar, de manera digna en el presente mundo académico.
Un punto central de esta experiencia y capacidad, tiene que ver con
nuestro convencimiento personal, que indudablemente repercutirá
o al menos se mostrará al tratar de animar a nuestros alumnos
o usuarios a que se encaminen hacia un trabajo autónomo en
sus estudios. Las tendencias recientes al respecto, señalan
que no puede existir una apropiada promoción de la Autonomía
del Aprendizaje, si partimos del hecho de que los promotores de
la misma, no están convencidos y que por ende pueden tergiversar
el verdadero sentido de lo queremos promover. Y aquí hago una
invitación, a todos aquellos académicos: profesores
y asesores que estén inmersos en una propuesta de promoción
de la autonomía, para que hagan una breve reflexión,
en silencio, con relación a su verdadero y profundo convencimiento
de la Autonomía del Aprendizaje. Si tienes dudas, puedes
consultar la siguiente página Web: www.uv.mx/portalcadi.
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