Año 4 • No. 150 • septiembre 6 de 2004
Xalapa • Veracruz • México
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Al profundo optimismo de muchos que hacen crítica
Síntomas de colectividad
contemporánea

Luis Carranza Madrigal
(Facultad de Música)

Para la contribución a un grado de mayor entendimiento y colaboración en cualquier motivación académica y de trabajo, nunca está por demás hablar y pensar sobre la comunicación y el diálogo dentro y a pesar de los obstáculos que impone la contemporaneidad. Trataré de dar claridad a los contrasentidos que pueden percibirse en actitudes actuales ante cualquier tendencia de lenguaje crítico hacia nuestra colectividad humana, ya sea como sociedad, nación, o sistema político y cultural.

Esencialmente existen dos formas de actividades críticas, o que implican juicio de valor e involucra a los individuos en la vida cotidiana. Una se da a nivel local, el de las personas en cercanía, el de nuestras actividades diarias y de trato directo, en donde uno mismo está involucrado en una posible autocrítica. Y otra que analiza el funcionamiento de las colectividades o sistemas de organización humana y su relación con las demás cosas.

Parece ser que tenemos menor conciencia de la primera por tratarse de algo que se entrevera en nuestras actividades personales y de trabajo cotidianos, y que también es el dominio de los egos y los temores personales, así como el de los supuestos culturales de comportamiento individual heredados. Es el terreno donde existe todo tipo de sentimientos personales y actitudes en constante roce con los demás, es donde existe la amistad, la “grilla”, la adulación, convencimiento, seducción, manipulación, recriminación e imputación de culpas, compromisos y falsos compromisos, complicidades. Se cultivan grandes compañerismos y amistades, pero se siembra fácilmente resentimiento y veneno.

La violencia emocional y psicológica, y el daño personal, pueden ser brutales en este terreno. En todos estos hechos existe juicio de valor o crítica que nos hace decidir qué hacer.

De la segunda forma de crítica tenemos mayor conciencia de lo que es, pero extrañamente, la evitamos y le mostramos una actitud indiferente, le imputamos, a quien la prefiere, una negatividad y pesimismo suficientes para descalificar de antemano su discurso, sin previo análisis o sin intención de comprender entre líneas el texto crítico.

Personalmente puedo decir, por observación, que son muchas las personas que practican la primer forma de crítica y juicio, en facetas complicadas y tortuosas, y desechan la segunda, adjetivándola de negativa, destructiva, y estimándola secretamente como incómoda. Fácilmente se toma el estandarte de poseer un optimismo ciego a la negatividad. Es aquí donde participamos de una incongruencia y contrasentido. Es muy fácil imputar una queja personal, amargura, pesimismo o negatividad, a quien se atreve a formular análisis críticos sobre nuestra situación como colectividad humana. Es una manera de simplificar y neutralizar tal crítica ante el temor de vernos reflejados en un diagnóstico global. Este temor nos hace muy susceptibles a las palabras.

El carácter impersonal de la crítica que pretende analizarnos como colectividad humana es el intento de diagnóstico de algo que un individuo solo no puede percibir, se necesita por lo tanto, de diálogo y variadas perspectivas para descubrir los reales problemas y sus dimensiones. Éstos críticos pueden ser, en muchos casos, los médicos del organismo colectivo humano, quienes intentan un diagnóstico, pero que sólo puede lograrse en equipo, con sutilezas variadas de apreciación y diálogo paciente y receptivo, no el diálogo impositivo del ego en el que fácilmente solemos caer y contagiar.

Puntos clave y una bibliografía relacionada
El trasfondo de esta invitación a analizar nuestra estimación hacia la crítica, es por diversas inquietudes acumuladas a través de mi experiencia y sobre apreciaciones relacionadas con los siguientes puntos o aspectos concretos de nuestro trasfondo cultural. También incluyo a continuación una sugerencia bibliográfica relacionada con cada aspecto.

La más grave consecuencia, pienso, de este estado de nuestra actitud crítica, o no crítica, es la ceguera y el egoísmo con el que nos movemos como colectividad, aún la individualidad consciente y analítica es persuadida en suficientes aspectos y por muchos supuestos adquiridos de nuestra cultura del tecno-progreso, como para hacernos no contribuir a esa desatención global. Nuestro principal rehén, como ya mucha gente comienza a tener mayor conciencia, es la compleja e inescrutable naturaleza (incluidos probablemente, aspectos esenciales de la naturaleza humana).

Tal vez se requiere tener mayor madurez para comprender nuestro papel de cómplices en este estado de cosas, madurez para no caer en las constantes persuasiones que incansablemente inventa nuestra interiorizada conciencia de “oficialidad” que nos conduce y pretende justificar la herida “moderada” a nuestra tierra (y a nosotros mismos) a favor de los “beneficios” del progreso
tecno-científico.

Los problemas se pueden ver bajo diferentes especialidades del conocimiento y variadas perspectivas. Lo importante es la conciencia de unidad que pueda ayudarnos a no segmentar nuestra visión de la realidad, y por lo tanto a perder claridad ante los problemas fundamentales. Son diversos los filósofos, hombres de espiritualidad, científicos de elite académica internacional que, desde hace varios años, convergen en encuentros y diálogos con visiones mas unificadoras del conocimiento; es decir, especialistas mayormente librados de los intereses que ejercen las burbujas de su especialidad y en muchos casos de las instituciones oficiales, especialistas que entienden como fin del conocimiento la totalidad de la vida.

Además de una gran aportación con sus puntos de vista y perspectivas de la contemporaneidad, los autores de los diversos libros y artículos, que abajo se mencionan, todos han compartido, a mi juicio, la característica común de manifestar inherentemente una crítica amplia y fundamentada al estado de cosas presentes en nuestra vida contemporánea y al mundo occidentalizado. lucarrma@hotmail.com