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En toda
parte del planeta habitada por humanos hay huellas de la ciencia,
aunque ésta sea muy primitiva. En contraparte, el ambiente
es motivo de indagación desde tiempos inmemoriales; y debe
serlo ahora con más intensidad en razón de los avances
técnicos, del incremento demográfico y de la fragilidad
del ambiente ante el embate humano.
El trozo
de continente que conocemos como estado de Veracruz y su mar aledaño
han sido investigados desde tiempos prehispánicos, y en el
siglo xx empezó a ser morada de grupos cuyos objetos de estudio
tienen sus fronteras más allá del estado. Hombres
que aquí nacieron como Clavijero o que aquí
llegaroncomo Antonio de Ulloa han contribuido en diversos
grados al avance del conocimiento universal.
En lo que hoy es Veracruz antes del siglo xvi se produjeron estelas
y quizás códices que describían la fauna y
la flora, el ciclo del agua, el paso de cometas, las malformaciones
de una enfermedad, el territorio y sus telurios. Por otro lado,
los europeos enfrentaron un medio desconocido; varios por
vileza o por ignorancia destruyeron o desdeñaron el
saber de los nativos; otros más visionarios reunieron la
información, la interpretaron e incluso experimentaron, y
hace 200 años el barón de Humboldt logró una
síntesis admirable.
En el xix pasaron por Veracruz infinidad de viajeros para explorar
la geología, clasificar plantas y animales, estudiar enfermedades
y costumbres. En la pléyade de la Reforma hay que anotar
a dos veracruzanos: el astrónomo Francisco Díaz Covarrubias
y el médico Rafael Lucio Nájera.
El porfiriato instaló la Comisión Geográfica
Exploradora en Xalapa. En la segunda mitad del siglo xx arrancó
la conformación de centros de investigación en el
estado (la Comisión del Papaloapan, por ejemplo), en los
setenta y principios de los ochenta hubo una relativa proliferación
(Inireb, Inmecafé, Conafrut) y la uv empezó
a confeccionar su sistema de investigación. Aparecieron nombres
de veracruzanos en las contribuciones a la ciencia universal José
Ádem en las matemáticas, Julián Ádem
en climatología, Carlos Casas Campillo en biotecnología
y Gonzalo Aguirre Beltrán en antropología, por ejemplo
como lo habían hecho 100 años antes Lucio con la descripción
de la lepra y Díaz Covarrubias con el paso de Venus por el
disco solar. Es decir, que si la ciencia no es nuestro fuerte tampoco
nos ha sido ajena.
A partir de los ochenta vienen altibajos atados a las crisis y políticas
nacionales, y ahora estamos en una situación intermedia en
el contexto nacional. Nos superan en densidad de investigadores
Morelos, Baja California, Nuevo León, Querétaro, Guanajuato,
Michoacán, Puebla, Jalisco y obviamente el df. No crecemos
ante el Sureste pero nos opacamos o apocamos ante el
Centro y el Norte.
Desde el 2001 el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt) ha fomentado proyectos de investigación de interés
regional con los llamados fondos mixtos. Se trata de recursos que
a partes iguales ponen el Gobierno Federal y el estatal respectivo
incluso el ayuntamiento de Ciudad Juárez participa
por su cuenta ante la indecisión del Gobierno del Estado.
Hay, sin embargo, tres entidades que todavía están
en vías de formalizar este mecanismo: Sinaloa, Estado de
México y Colima; y cuatro en proceso de negociación
desde 2001: Oaxaca, Chihuahua, el df y Veracruz.
Los fondos mixtos son la continuación de los llamados sistemas
regionales, que para Tabasco y Veracruz conformaron el Sistema de
Investigación del Golfo (Sigolfo). Durante cuatro
años (1996-1999) se repartieron bolsas de aproximadamente
20 millones de pesos cada vez para apoyar estudios de trascendencia
regional. Muchos académicos, grupos e instituciones dieron
un salto cualitativo con estos recursos; muchos temas inexplorados
empezaron a ser despejados.
No sé de cierto por qué no se ha firmado el convenio
para los fondos mixtos entre el gobierno de Veracruz y el Conacyt.
Como sea, los afectados son los investigadores que de 2000 para
acá han visto disminuidas sus oportunidades de desarrollo.
Mientras tanto, los problemas regionales que reclaman investigación
se agudizan: agua, salud, contaminación, riesgos ambientales,
energía, alimentos, adicciones, prostitución, emigración,
colapsos demográficos, y muchos más.
Hay una visión más o menos común entre algunos
políticos: que la capacidad de los grandes centros de investigación
en el mundo desarrollado es tal que la investigación en los
países en vías de desarrollo y todavía
peor en la provincia es ociosa. Pero en primer lugar, hay
algunos fenómenos tan propios de nuestro medio que no habrá
quién venga a estudiarlos para beneficio nuestro. Por el
otro, los temas son tan diversos y las oportunidades tantas que
no es de extrañarse que un centro de unos cuantos investigadores
al día de las tendencias mundiales y bien comunicados
con sus colegas del orbe, lo que hoy es común pueda
rascar la esfera de la frontera del conocimiento. Y si así
fuera contesta el político ¿de qué
nos sirve?
Si le decimos que la respetabilidad de un pueblo también
depende de su cultura ¡y que la ciencia también
es cultura! tal vez nos vea con desdén; si le decimos
que a veces la ciencia hasta vende y obtiene divisas, nos mirará
con más cuidado. Pero claro, hay que empezar por invertir
algo. Hace un lustro quizás que Vidal Elías ahora
funcionario en la Dirección de Investigaciones de la uv
propuso generar tecnopolos en Xalapa y sus alrededores. Ojalá
algún día los concrete.
Veracruz tiene un Instituto de Cultura (Ivec) que ofrece estímulos
a los artistas, ¿y los creadores o innovadores del conocimiento?
Muchos estados Tabasco, para citar a un vecino tienen
su Consejo Estatal de Ciencias y Tecnología y su Sistema
Estatal de Investigadores como Veracruz tiene el suyo de Creadores
(artistas).
La Gaceta Legislativa del 10 de febrero de 2004 publicó
la iniciativa propuesta por el gobernador Alemán de una Ley
de Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica.
Hubo una invitación a académicos y empresarios para
que dieran su punto de vista en una reunión a celebrarse
el 1 de abril con la Comisión de Educación de la Legislatura
Estatal. A última hora la reunión se canceló.
Si posteriormente se llevó a cabo fue sin la amplitud de
la convocatoria anterior que a infinidad de académicos nos
llegó por correo electrónico.
Es difícil a estas alturas que la Legislatura (LIX) legisle
algo, pero la próxima tendrá que hacerlo en esta materia.
La iniciativa que deja este Gobierno es un buen inicio: propone
la conformación de un Consejo de Investigación Científica
y Desarrollo Tecnológico que promovería una mayor
coordinación entre distintos niveles y áreas de gobierno,
gestionaría recursos para la investigación básica
y aplicada, estimularía la permanencia de investigadores
en nuestros estado, les otorgaría estímulos económicos,
buscaría mantener y aumentar la infraestructura de investigación,
promovería su descentralización e involucraría
a la iniciativa privada en el fomento a la investigación.
Los candidatos y partidos en campaña deben tocar este tópico,
pronunciarse sobre la iniciativa de ley del actual gobierno; pensar
en la investigación como un puntal para el desarrollo y no
como una moda o un adorno. Éste, junto con otros temas de
fondo, inyectaría a las campañas algo de verdadera
política, ahora que los ciudadanos comunes sentimos que la
politiquería, la publicidad fácil y el eslogan pegajoso
empiezan a asfixiarnos.
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