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Autonomía
f.
Sergio Valdivia Navarro |
La
vez anterior, comenzamos a explorar el concepto autonomía del
aprendizaje. Vimos algo que resulta contradictorio respecto a lo que
normalmente hemos pensado que son las formas de aprender y me refiero
específicamente al autodidactismo.
Si preguntamos, cualquiera nos puede describir autodidactismo como
el proceso de aprender por nuestra cuenta, muestra palpable de lo
que podríamos llamar también autonomía del aprendizaje:
alguien que aprende fuera del aula y sobre todo lejos de un maestro.
Entonces ¿por qué señalé en la ocasión
anterior que no había que confundir el autodidactismo con la
autonomía del aprendizaje?
La respuesta es simple, pero debemos entender primero que el autodidactismo
implica dos dimensiones a saber: la forma y el fondo. Si observamos
a alguien que estudia por sí solo, veremos precisamente a esa
persona en soledad, con sus materiales, aprendiendo algo nuevo; a
esto lo llamo la forma. Pero hay más de lo que vemos y a esto
lo llamo: el fondo.
Por fondo me refiero al nivel de independencia de la persona que aprende
por su cuenta. Muchos me pueden decir que es alguien muy independiente
porque se encuentra lejos de un maestro y está solo con sus
libros y materiales. Bueno, entonces no está solo; está
con sus libros y materiales, si analizamos con cuidado descubriremos
que estos materiales vienen siendo, queramos o no, una extensión
de aquél que los escribió.
Veamos más detalles en el proceso de aprendizaje cuando creemos
que estamos solos con nuestros materiales, estos contienen una serie
de indicaciones e instrucciones que seguimos con toda seguridad al
pie de la letra. En ese momento, estamos actuando solos, pero no con
una independencia ya que seguimos lo que nos señala nuestro
libro o material (voluntad de otra persona).
Al seguir las indicaciones de alguien más, sin cuestionar la
validez de lo que se nos pide, sin decidir con base a lo que pensamos
o sentimos, y sin preguntarnos si es el camino adecuado, creo yo,
no estamos trabajando de una manera tan independiente como creíamos.
Dicho de una manera más breve, estamos estudiando en soledad
pero dentro de la dependencia que nos marcan los materiales frente
a nosotros. Esto, muchas veces, nos lleva a un pronto fracaso. Y creo
que muchos de nosotros lo hemos experimentado, y hemos abandonado
la tarea al ver que no concretamos nada y pronto decidimos no podemos
aprender de esa forma. Aquí lo que ha fallado no ha sido el
estudiar en soledad sino nuestra limitada independencia.
La autonomía del aprendizaje se refiere a esa conciencia que
mostramos al hacernos cargo de nuestro proceso de aprendizaje, en
el sentido de estar siempre atentos a nuestras acciones y a nuestras
decisiones y hacernos responsables de los resultados de las mismas.
Esto nos lleva a algo más allá de la forma, es decir
nos lleva al fondo.
Si concluimos que no se trata sólo de forma sino más
bien de fondo, podemos visualizar la existencia de la autonomía
del aprendizaje cuando nos encontremos en el salón de clase
rodeados de todos nuestros compañeros y teniendo al frente,
a nuestro maestro.
Si aceptamos todo y no vamos más allá de lo propuesto
por nuestros maestros, corremos el riesgo de fracasar, y no por culpa
de ellos, sino porque hemos puesto nuestro aprendizaje en sus manos
y en sus voluntades, sin pensar que somos nosotros y solamente nosotros
quienes somos responsables de aprender y no los demás. Por
esto podemos entender que la autonomía del aprendizaje es una
actitud y una capacidad que debemos reconocer y tener presente en
nuestro quehacer universitario, donde sea que nos encontremos.
Para más información visita (http://www.uv.mx/portalcadi/) |
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