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La
costumbre humana más antigua
Heriberto G. Contreras / Leticia
Garibay |
Quién
no se ha visto en la penosa situación de compartir la mesa
para comer al lado de alguien que gusta de tomar los alimentos con
las manos en lugar de emplear los cubiertos, que eructa, se rasca
múltiples partes del cuerpo, o que por mala fortuna, si un
trozo de comida se le queda atorado entre los dientes, emplee desde
el borde delgado de alguna credencial, hasta las propias uñas
para erradicar el problema.
Comúnmente cuando una persona presenta modales desagradables
en situaciones como las anteriores nos referimos a éste con
frases como eres un bárbaro o pareces cavernícola.
Sin
embargo, recientemente se descubrió que los modales de nuestros
antepasados no son lo que pensábamos.
Resulta que una científica estadounidense presentó una
interrogante que traerá implicaciones sobre las costumbres,
dieta y salud oral de los hombres primitivos. Ésta se refiere
a que si el hombre primitivo empleaba lo que en la actualidad conocemos
como palillo de dientes.
Se han encontrado ranuras curvas en las raíces de los dientes
de los antiguos homínidos, las cuales, y después de
intentar explicarlo de alguna otra forma, demuestran que les preocupaba
la higiene dental; nuestros antecesores usaban artefactos para limpiarse
los dientes.
No obstante, y como en toda investigación científica,
existen algunos críticos que señalan que esta hipótesis
es falsa, ya que en la actualidad, los seres humanos, quienes sistemáticamente
empleamos los conocidos palillos, no presentamos las ranuras que aparecen
en las dentaduras de los hombre antiguos.
La doctora Leslea Hlusko, paleontóloga en la Universidad de
Illinois en Urbana-Champaign en los Estados Unidos, cree que los humanos
primitivos usaban tallos de pasto como mondadientes, lo que generó
que se desarrollaran las características ranuras dentales.
La propia doctora Luzco señala que a diferencia de la madera,
el pasto contiene grandes cantidades de partículas de silicio
abrasivo y duro. Esto puede explicar las grietas que se observan en
las dentaduras de los hombres antiguos. Para probar la hipótesis,
Hlusko colocó un pedazo de pasto a lo largo de un diente de
un mandril y también en un diente humano.
En ambos casos, el pasto dejó marcas casi idénticas
a las que se observaron en las imágenes de microscopía
electrónica de los dientes de los homínidos primitivos,
técnica a la que se sometieron las dentaduras para corroborar
los datos.
Sin embargo, la historia del palillo de dientes no es tan desconocida
como podría imaginarse. Los nativos del Indostán, especialmente
los brahmanes, cuidaban de modo exhaustivo sus dientes frotándoselos
con una ramita de higuera durante una hora por la mañana, mirando
al sol, mientras rezaban y pedían favores para sí y
para su familia.
Es probable que esta costumbre fuera tomada del budismo, doctrina
que obligaba a sus seguidores a usar el shiki o escarbadientes antes
de comenzar las plegarias de la mañana para limpiarse la boca
antes de hablar con Buda.
Esta ceremonia pasó después a China y luego a Japón,
y reglamentó y estimuló la higiene bucal, íntimamente
ligada a la ceremonia litúrgica musulmana conocida como Siwak.
Pero esta tradición del cuidado y limpieza de los dientes aparece
citada también en los grandes tratados de la literatura médica
hindú, en el Carakasamhita y en el Sushruta. Esto es por ahí
del año mil 500 antes de nuestra era.
Más relacionado con nosotros, encontramos que nuestros antepasados
americanos, antes de la llegada de los españoles cuidaban sus
dentaduras con gran esmero y dedicación, según narra
Bernal Díaz del Castillo. Incluso, los prehispánicos
tenían más y mejores hábitos de limpieza que
los propios conquistadores.
Para ello, empleaban determinadas plantas, resinas y compuestos minerales.
Esto lo sabemos gracias a los códices y a las crónicas
escritas por autores españoles y mestizos. Así pues,
sabemos que los aztecas se servían de una especie de cepillo
de dientes hecho con la raíz de una planta llamada tlatlauhcapatli,
la cual también servía para tratar las úlceras
de la boca por sus virtudes astringentes.
Las ranuras dentales que se han hallado en dientes fósiles,
datan de hace 1.8 millones de años. Si las marcas fueron a
causa de los palillos de dientes, se podría calificar como
la costumbre humana más antigua registrada hasta la fecha.
Con información de The New Scientist, Crónicas
de Bernal Díaz del Catsillo y del Instituto Smithsoniano.
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