Año 3 • No. 117 • septiembre 29 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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"El público es el que te va a sostener
a fin de cuentas": Luis Mario Moncada
Roberto Benítez Contreras


Luis Mario Moncada.
Momentos antes de iniciar una sesión sobre dramaturgia, muy cerca de la soberbia Plaza de Santo Domingo en Oaxaca, tengo esta breve entrevista con una de las personas más destacadas en el quehacer teatral de nuestro país: Luis Mario Moncada, actor, dramaturgo, investigador y funcionario cultural.

A pesar de su juventud y de su aspecto de Peter Pan, su nombre figura tanto en las marquesinas de los teatros como en las instituciones teatrales de primer orden: ex director del Centro de Investigación Teatral “Rodolfo Usigli” (CITRU), ex coordinador del Departamento de Teatro y Danza de la unam y actualmente director del Centro Cultural Helénico. Amable y atento, como lo debieran ser todos nuestros servidores públicos, accede
a esta plática, movida por el afán de ver el teatro no como un fenómeno disgregado sino a partir de sus venas comunes y comunicantes.

Trascribo esta conversación en dos entregas. La primera será sobre el Centro Cultural Helénico (CCH) y la segunda sobre el teatro en general en el DF.

¿Qué es el CCH y cómo funciona?
Es una dirección perteneciente al Conaculta, como el caso del INBA o del INAH, sólo que el CCH es la más pequeña.

Hace 12 ó 13 años el Conaculta entró al rescate del Helénico, que estuvo a punto de quebrar y con este apoyo se salvó. De ahí se creó el Centro Cultural, que se dedica específicamente a las actividades escénicas.

Es un espacio si bien institucional, no tiene una estructura o estilo institucional de programación, casi lo veo como un proyecto piloto que estaría entre el inba y la UNAM.

Porque es un espacio, que aunque tiene un presupuesto institucional, no lo tiene para producir, sólo lo tiene para operar. Entonces trabaja a partir de convenios con los grupos donde la institución no da todo el respaldo como lo haría el INBA, por ejemplo, pero trata de dar las condiciones para que los grupos mantengan un diálogo cada vez más directo con el público. No es como en otros lugares donde la institución está en medio de la relación del grupo o la obra con el público, nosotros tratamos es hacernos a un lado y que sea el grupo el que realmente esté teniendo esa interlocución, porque finalmente todos los grupos que llegan al Helénico, viven de la relación con el público.

Desde esa perspectiva el cch invita a generar proyectos que busquen su retroalimentación, a diferencia de otros momentos en donde tú montabas una obra, y si tenías el apoyo de una institución te daba igual si iban 10 personas o 200, porque la obra ya estaba asegurada de alguna manera. Hoy en día, como han cambiado mucho las circunstancias y el apoyo a las artes, cada vez se obliga más a que el grupo esté buscando otras fuentes de financiamiento. Está el hecho de que la taquilla es una opción muy concreta de sobrevivencia, pero bien es cierto que no se logra un gran porcentaje. Por eso sí se trabaja en esta perspectiva: hacer que el trabajo le interese a un público, que es el que te va a sostener a fin de cuentas.

En tu labor como director durante estos dos años y medio que tienes en el cargo ¿qué proyectos has propuesto para el CCH?
Creo que lo que he hecho es acentuar mucho esta relación, es decir mantener un diálogo abierto con el público; desinstitucionalizar en la medida de lo posible el espacio, evidentemente manejando ciertas líneas de trabajo.

Lo que yo trato es de darle una coherencia a la programación, donde haya una gran apertura para todo tipo de proyectos, pero tratando de encausarlos de tal manera que se logre una identificación con el público muy determinada. Por ejemplo, entre las líneas de trabajo está el impulso a jóvenes directores y dramaturgos; dar a conocer mediante ciclos especiales lo último de la dramaturgia que se da en todo el mundo; hay un día dedicado especialmente a la improvisación, por ejemplo, que es un género que no se maneja en ningún otro lado más que en el Helénico, lleva ya dos años de estar trabajándose, de hecho ya constituye un grupo bastante sólido, la Liga de Improvisación, ahora formada por más de 60 personas, empezó en sus orígenes con siete u ocho, nada más.
También tenemos días especiales dedicados a lo que nosotros llamamos teatro de variedades, que es sobre todo, jugar mucho con el cabaret, con el musical y con otros géneros que no sean drama, como el sketch, y cosas así. Tenemos igualmente un ciclo fijo llamado Cuerpos en Acción, ahí se invita a obras que estén en el límite entre el teatro y la danza o a veces la interdisciplina. Además, seguimos manteniendo una salida que es como nuestro escaparate, el teatro grande digamos, que es el Helénico, dedicado a un teatro de carácter más comercial, si se quiere llamar así, a mí el término no me gusta mucho, ya que sí se escoge el texto buscando que tenga calidad y que esté bien montado y bien producida la puesta en escena, pero que atraiga al público de fin de semana, que de paso allí se entera del resto de la programación de La Gruta y del Helénico. Básicamente es donde yo diría que hemos ido apuntalando en estos dos años y medio.

¿Y La Gruta tú crees que haya creado un público específico? Es un lugar donde los grupos hacen una gran fila para poder presentarse.
Es un espacio que garantiza al público una apertura, hay la capacidad de sorpresa en lo que se hace. El público puede llegar y encontrarse cualquier obra, eso también creo que lo hemos acentuado.

En los últimos años que había ido a La Gruta como espectador se había vuelto acomodaticia la disposición del espacio, era la misma siempre, se convertía en un espacio a la italiana siendo una caja negra. Y lo que hemos fomentado muchísimo es volver a redescubrir sus posibilidades, ahora tenemos obras en donde el público está circulando por todo el espacio, hasta hacerlo arena, o darle distintos frentes; en fin hemos tratado de fomentar esa versatilidad en el espacio.

Creo que todo esto permite que el público identifique el espacio como muy dinámico la gente ya sabe que en La Gruta va a ver algo no tan usual. De repente también nosotros a veces la regamos y programamos cosas que resultan ser muy convencionales y que no funcionan, siempre hay ese margen de error.

¿Tengo entendido que a partir de los estrenos en La Gruta se han generado publicaciones de las obras dramáticas?
Sí, esa es otra de las cosas que hemos hecho en esta administración, nosotros creemos que es importante que la obra no sólo se conozca a través de la puesta en escena, sino que paralelamente el público pueda confrontarla y tener el texto. Para que si despierta el interés de otros grupos, pues esté a la mano, además de que su difusión sea mayor. Por eso los dramaturgos jóvenes tienen un interés en estrenar ahí, porque se ofrece la publicación, en un formato muy rústico, pero que sirve para la proyección de la obra en esas dos vertientes. Y es fundamental, ya que en el campo de la publicación, la dramaturgia es una de las áreas más castigadas.