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La vinculación puede aspirar a ser un ecosistema de investigación

  • Ángel Trigos Landa, académico del Centro de Investigación en Micología Aplicada, relató cómo un interés particular puede convertirse en la semilla de la creación de un posgrado
  • Desde hace 20 años colabora en la formación de recursos humanos en investigación y, al día de hoy, en el Doctorado en Micología Aplicada que es parte del PNPC del Conacyt

 

Ángel Trigos, académico del Centro de Investigación en Micología Aplicada de la UV

Ángel Trigos, del Centro de Investigación en Micología Aplicada de la UV

 

David Sandoval Rodríguez

Fotos: César Pisil Ramos

15/04/2022 Xalapa, Ver.- El trabajo de vinculación entre instituciones como la Universidad Veracruzana (UV) debe ser concebido en tres etapas: a corto, mediano y largo plazo, permitiendo generar líneas de investigación que luego se convertirán en centros de investigación y finalmente en espacios de formación de nuevas generaciones de científicos e investigadores, planteó Ángel Rafael Trigos Landa, doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de La Laguna de Tenerife, España.

Trigos Landa es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel II y de la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC); integrante del núcleo académico básico del Doctorado en Micología Aplicada que imparte el Centro de Investigación en Micología Aplicada (CIMA) de la UV (https://www.uv.mx/dma/), junto con varios de sus estudiantes, ahora investigadores independientes.

Destacó que es el primer doctorado de su tipo en México y América Latina, que además forma parte del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

“Muchas veces la sociedad exige a los científicos respuestas rápidas e inesperadas, tal como sucedió recientemente ante la pandemia de la COVID-19; si no estamos preparados para este tipo de situaciones emergentes, no podemos responder de manera efectiva, por ello todo país debe invertir en una planeación científica a corto, mediano y largo plazo.

”Lo mejor que podemos hacer es generar líneas de investigación, las cuales poco a poco, con constancia y disciplina, podrán irse ampliando primero a grupos de trabajo, después a cuerpos académicos y, por qué no, a centros de investigación y a su vez a generar formación de recursos humanos de alto nivel con un posgrado, como en nuestro caso con el Doctorado en Micología Aplicada”, expresó.

Agregó que con posgrados de este tipo se forman nuevos estudiantes y, posteriormente, nuevos doctores que investigarán buscando soluciones a problemas reales y esta vinculación también debe ocurrir con la sociedad, “entre académicos de nuestra institución y con otras universidades, nacionales y del extranjero, porque debemos buscar respuestas como científicos y apostarle a que los jóvenes científicos que preparamos realmente sean capaces de resolver problemas y que quizá a mediano plazo continúen formando investigadores”, comentó.

En el mismo sentido, recalcó que una de las grandes fortalezas de la UV “es tener una oferta de posgrado muy diversa en facultades, centros e institutos que pueden generar relaciones entre investigadores y sinergias para establecer estrategias que resuelvan problemas a corto, mediano y largo plazo, y que además estén relacionados con nuestro entorno y nuestra sociedad; la idea es, a grandes rasgos, generar un ecosistema de investigación”.

Trigos Landa aseguró que se debe apostar por una educación equitativa, incluyente y reflexiva, “con una universidad respetuosa del ambiente, sustentable y ser afín a la economía del conocimiento y poder generar así valor agregado y riqueza para los veracruzanos”.

En este orden de ideas, el académico señaló que lo primero es formar personas capacitadas para resolver problemas y hacer trabajo en equipo, “poder conjugar nuestras capacidades porque la investigación multidisciplinaria debe ser priorizada, sin descuidar la investigación de alta especialidad”.

Investigar propiedades de hongos, hace 30 años y al día de hoy
Ángel Trigos recordó que al volver de su doctorado en 1987 se encontró con la problemática de decidir a qué se dedicaría, ya que era complicado continuar colaborando con su profesor de Tenerife.

Llegó al Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (Inireb), donde conoció a un grupo de especialistas en hongos –micólogos– que hacía taxonomía y ecología; “tuve una idea y revisé la literatura para confirmar que prácticamente en México y en Latinoamérica nadie hacía investigación sobre la química de productos naturales, de hongos en particular, por lo que en aquel momento se me ocurrió comenzar estudios con especies silvestres para analizar qué sustancias contenían”.

Trigos Landa enfatizó la importancia de generar vinculación a partir de temas de investigación que impacten a la sociedad

Trigos Landa enfatizó la importancia de generar vinculación a partir de temas de investigación que impacten a la sociedad

 

Después del cierre del Inireb en 1988, desarrolló en Puebla investigación para buscar sustancias nuevas a partir de los hongos silvestres; sin embargo, descubrió que era difícil conseguir grandes cantidades de hongos y comenzó a trabajar con hongos macroscópicos cultivados y posteriormente con hongos microscópicos; fue la suma de dichos eventos lo que le permitió establecer una línea de investigación relacionada con la química y biotecnología de hongos macro y microscópicos para buscar nuevas sustancias.

“Con el tiempo me di cuenta que era importante, además de saber qué sustancias tenían los hongos, saber sus propiedades biológicas y fue así como empezamos a relacionarnos –a lo largo de los años– con diferentes grupos de investigación en la UV, como el Instituto de Ciencias Básicas, el Inbioteca y la Facultad de Ciencias Químicas de la región Orizaba-Córdoba, entre otros. Poco a poco, el abanico de investigación se fue ampliando y ahora podemos hacer estudios de los metabolitos secundarios que obtenemos de los hongos para impactar en enfermedades como el mal de Chagas, el cáncer, amibiasis, entre varios padecimientos, y descubrir propiedades antioxidantes.”

Refirió que actualmente trabajan en el estudio de la prevención de enfermedades crónicas degenerativas a partir de especies reactivas de oxígeno no radicalarias, como el oxígeno singulete, que es un tema completamente especializado relacionado con los procesos de la química oxidativa de los procesos del organismo (humano), utilizando al ergosterol de los hongos para detectar esta sustancia.

“Hace décadas este tipo de vinculación se veía lejana”, afirmó, “desde el punto de vista de un científico que se aboca a la química de hongos y se ha ido traduciendo en aplicaciones sustanciales, por ejemplo, con la búsqueda de metabolitos contra enfermedades como el cáncer”.

Los hongos que han sido analizados provienen de diferentes ecosistemas terrestres y acuáticos, y trabajar con ellos es posible gracias a la vinculación y colaboración con micólogos y químicos de instituciones como la Universidad de Tlaxcala, el Instituto de Ecología (Inecol), Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad de La Laguna en Tenerife, entre otras, e inclusive han trabajado con hongos rusos gracias a la vinculación con académicos de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, que han sido colectados en sus bosques y en el Mar Blanco del Polo Norte.

También se han hecho trabajos analizando hongos en ecosistemas tropicales como el Sistema Arrecifal Veracruzano, los manglares, aguas termales y otros provenientes de las lagunas alcalinas cercanas a la laguna de Alchichica en Puebla.

“Esto nos ha permitido también trabajar con hongos considerados como medicinales, en particular con el género Ganoderma”; sin embargo, advirtió que “no porque se diga en otros países que es medicinal, debemos pensar que todos estos hongos lo son; muchas veces, como también ocurre con algunas plantas medicinales, pueden ser tóxicos y provocar enfermedades”.

Trigos Landa recalcó la importancia de trabajar vinculados con los farmacéuticos y los médicos para orientar a la población en el uso adecuado y correcto de las plantas medicinales, así como de los hongos, y subrayó: “Esto puede ser una excelente oportunidad de vinculación con la sociedad, impulsando la medicina tradicional de manera responsable y tratando de explotar su gran potencial”.

Finalmente, recordó que para asegurar que un hongo o planta se puedan considerar medicinales se deben sumar esfuerzos multidisciplinarios entre antropólogos, agrónomos, biólogos, médicos y, sobre todo, químicos farmacéuticos, quienes son los responsables de analizar la viabilidad de los diferentes medicamentos, ya sean tradicionales o de patente.

También afirmó que “es necesaria una buena vinculación con los medios de comunicación para evitar el mal uso de estos maravillosos recursos bióticos, parte de nuestra riqueza natural y cultural que aún guarda muchos secretos para la cura de numerosas enfermedades”.