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Teorías conspiracionistas de la COVID-19 reducen confianza en la ciencia y la OMS

  • Fernanda Pérez-Gay, académica de la Universidad McGill, mostró resultados de una encuesta que analizó ambos temas en México y el mundo
  • Su conferencia es parte del Seminario Conjunto de Cuerpos Académicos “Temas actuales de psicología, neurociencias, educación y salud”, en el que participa la Universidad Veracruzana

 

Fernanda Pérez-Gay, de la Universidad McGill, expuso resultados de encuesta sobre COVID-19 y conspiraciones

Fernanda Pérez-Gay, de la Universidad McGill, expuso resultados de encuesta sobre COVID-19 y conspiraciones

 

Texto y foto: David Sandoval Rodríguez

13/05/2022, Xalapa, Ver.- La desconfianza en la ciencia, la comunidad científica y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se incrementa en las personas que creen en las teorías conspiracionistas relacionadas con el origen y propagación de la pandemia por COVID-19, afirmó Fernanda Pérez-Gay Juárez, médica cirujana por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctora en neurociencias por la Universidad McGill.

La ponente es investigadora del Laboratorio de Neurofilosofía de la universidad canadiense e impartió la videoconferencia “Creencias conspiracionistas y salud mental en tiempos de COVID-19” dentro del Seminario Conjunto de Cuerpos Académicos “Temas actuales de psicología, neurociencias, educación y salud”, que es coordinado por el cuerpo académico (CA) Psicología, Desarrollo, Salud y Educación, adscrito a la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana (UV).

En la sesión, que se transmitió por el canal de Facebook https://www.facebook.com/cognicionactiva, la investigadora subrayó: “No hay salida de una crisis social sin la confianza en la ciencia y cuando la ejecución de ciertas medidas sanitarias son cruciales para el bienestar colectivo”.

De los resultados más destacables de la encuesta en línea que respondieron mil 523 personas –principalmente de Canadá, México, Estados Unidos y Reino Unido–, Fernanda Pérez-Gay mencionó una correlación negativa importante: entre menos se cree en los científicos que estudian la COVID-19 más se cree en las teorías conspiracionistas, tanto en México como en el mundo, algo que resulta preocupante en este contexto.

“Nuestra encuesta evidenció que la correlación más significativa se halla entre la creencia en las conspiraciones y la desconfianza hacia la ciencia, los científicos y la OMS”, recalcó la ponente.

La investigadora explicó cómo se agrupan las teorías de la conspiración

La investigadora explicó cómo se agrupan las teorías de la conspiración

 

Relató que la investigación comenzó en 2020 como un trabajo conjunto entre la Universidad McGill y la Universidad Autónoma Metropolitana, buscando analizar a través de la encuesta las creencias en las teorías de la conspiración con relación a la salud mental y la crisis que provocó la COVID-19 “no sólo en la salud física y sus efectos agudos, también los efectos tardíos en los sistemas de salud y los efectos psicosociales de la pandemia, aún más tardíos”.

Las teorías de la conspiración pretenden explicar diferentes fenómenos como debidos a un grupo de actores que confabulan en secreto para obtener sus fines; “siempre son entes abstractos que no podemos reconocer pero son una especie de grupo, puede ser el gobierno o las élites que están buscando hacernos daño a través de diferentes métodos, hasta cierto punto secretos, y son altamente diversas, desde las altamente improbables o imposibles hasta las más cercanas a la realidad, e inclusive algunas que han resultado ciertas como el escándalo del Watergate”.

Existen dos estudios sobre las teorías de la conspiración y la COVID-19, uno de la Universidad de Cambridge que examinó una muestra representativa y en la cual un 30 por ciento de mexicanos creía que la enfermedad era un virus desarrollado en laboratorio, muy similar a un estudio de la Universidad Canton de Nueva York que registró a un 26 por ciento de canadienses con la misma percepción.

Desde hace 40 años han surgido diversos estudios sobre las teorías conspirativas, no obstante, sus conclusiones se han decantado en dos grandes grupos: el primero, comparte ciertos mecanismos psicológicos y afirma que el mejor predictor para creer en una teoría de la conspiración es creer en otra teoría similar.

Ejemplificó la correlación entre dos creencias contrarias, una que sostiene que la COVID-19 no existe, y otra, que plantea que los gobiernos nacionales ocultan las cifras de contagios y decesos.

“Ambas son incompatibles porque si no existe el coronavirus, cómo es posible que se quieran ocultar o minimizar las cifras”, cuestionó la investigadora; “sin embargo, los datos muestran que están correlacionadas y están basadas en creencias más amplias como el ocultamiento de la información en general que impulsan las élites o los gobiernos”.

En la pandemia por COVID-19 las teorías conspiracionistas reducen la intención de vacunarse y la creencia en productos milagro

En la pandemia por COVID-19 las teorías conspiracionistas reducen la intención de vacunarse y la creencia en productos milagro

 

El segundo grupo se caracteriza por el componente social y de contexto, “porque está bien documentado que la creencia en teorías de conspiración aumenta en situaciones y momentos de crisis social, porque las estructuras sociales generan sentimientos de vulnerabilidad, impotencia y pérdida del control”.

Sin embargo, advirtió que las teorías de la conspiración también cubren ciertas necesidades básicas psicológicas “porque cuando a las personas no les hacen sentido las cosas, llenan ese vacío con una explicación que además les da cierta seguridad, pensando que no las podrán engañar, generando una sensación de importancia”.

En la pandemia se han confirmado muchos rasgos de las teorías de la conspiración sobre las vacunas para la población infantil, lo que a su vez reduce la intención de vacunarse y de atender las medidas preventivas, al igual que la creencia en productos milagro como la hidroxicloroquina.

“Tres factores se han combinado en este contexto: la crisis de confianza en las instituciones e incluso en la ciencia, previo a la pandemia; la falta de claridad en los mensajes de salud pública durante la pandemia a nivel global y local; y el cambio de los mensajes sanitarios, porque en la percepción popular no está claro que la ciencia genera evidencia y por eso cambia de dirección”, comentó.

En cuanto a las creencias de miedo al contagio, México registra mayores cifras que los demás países, al igual que en las creencias sobre la vacuna como que debe ser obligatoria y que no existe una forma de saber si es eficaz, precisó Fernanda Pérez-Gay.