Reportaje

Estudiantes de la UV, comprometidos con reducir el rezago educativo

  • Participaron en la Medición Independiente de Aprendizajes (MIA) dentro de las Intervenciones Educativas en escuelas del municipio de Naolinco
  • Existe interés de profesores y familias, el cual se potencia con las ganas de trabajar y el impulso de los jóvenes universitarios

 

Carlos Rossainzz Castillo, investigador responsable de la Intervención Educativa en Naolinco

 

David Sandoval Rodríguez

15/12/2017, Xalapa, Ver.- Con el fin de reducir el rezago educativo en el estado de Veracruz, estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV) participan como voluntarios y prestadores de servicio social en la Medición Independiente de Aprendizajes (MIA), proyecto colaborativo entre esta casa de estudio, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Unidad Golfo y organizaciones de la sociedad civil.

De acuerdo a los resultados del proyecto, en 2016 uno de cada dos niños en tercer año de primaria no pueden responder una sustracción de dos dígitos y cinco de cada nueve no pueden resolver un problema matemático.

Igualmente, uno de cada tres niños en tercer año de primaria no pueden leer una historia sencilla y tres de cada siete no responden preguntas de comprensión sobre la misma.

La medición se realizó en hogares y su muestra es representativa, siguiendo procedimientos estandarizados, además de que su aplicación fue supervisada por el Centro de Estudios de Análisis de la Opinión (CEAO) de la UV.

Una de las áreas de atención que incluye MIA se define como Intervenciones Educativas, definidas como “un programa específico o una serie de pasos para ayudar a un estudiante a mejorar en un área de necesidad”.

Éstas son sistematizadas y evaluadas para llevarlas a cabo en otras comunidades educativas y contemplan diferentes momentos: un diagnóstico previo, el desarrollo de la intervención, la sistematización y una evaluación-diagnóstico posterior.

Durante el periodo 2016-2017 se practicaron Intervenciones Educativas en diferentes localidades de los municipios de Naolinco, Tonayán y Jilotepec, mismas que estuvieron a cargo de Carlos Guillermo Rossainzz Castillo, coordinador del programa de Intervenciones Educativas, y contaron con la colaboración de alumnos de la UV.

Fueron 12 escuelas de la región de Naolinco donde se aplicó en primer lugar la prueba diagnóstica y posteriormente se impartió un taller de 20 sesiones a los niños de nivel primaria y un equipo de facilitadores.

Posteriormente, el pasado 20 de octubre se presentaron los resultados, avances y logros de los niños a los maestros y al público en general.

El objetivo de las Intervenciones Educativas Comunitarias radica en crear ambientes de aprendizaje para incidir en el proceso de construcción de conocimiento de estudiantes de educación básica, mediante el desarrollo de intervenciones educativas que apliquen modelos didáctico-pedagógicos y el uso de los recursos de la tecnología educativa, explicó Rossainzz Castillo.

En principio se visitaron cerca de 40 escuelas y para el proyecto piloto eligieron una telesecundaria, un telebachillerato, dos preescolares, uno con varias profesoras y otro con una sola profesora para los seis grados de primaria, agregó.

Dos jóvenes egresados, Eira Danaé Cevallos Martínez, de la Facultad de Historia, y Édgar Leonel Méndez, de la Facultad de Psicología, se convirtieron en facilitadores del proyecto en esta zona pero en general participaron alumnos de varias licenciaturas como Ingeniería, Administración de Empresas, Historia y Pedagogía; el requisito principal, destacó su coordinador, “era que tuvieran el gusto por la lectura y el interés por participar”.

 

 

Édgar Leonel Méndez, egresado de Psicología y estudiante de Pedagogía en el SEA

 

El curso se elaboró con dos sesiones por semana con los niños; se alargó más allá del calendario establecido porque, a diferencia de las escuelas, donde los horarios son fijos, en su intervención se mezclaron otros factores que extendieron la aplicación de las sesiones.

Originalmente programada para tres meses se alargó a cinco con la gran ventaja de tener a la población cautiva ya que prácticamente no hubo deserción.

Rossainzz Castillo expresó que la medición previa, luego la intervención y posteriormente la medición de resultados, fueron muy favorables.

“Lo que habíamos visto en el curso de verano se confirmó: prácticamente la mitad de los niños lograron avanzar por lo menos un nivel, otros avanzaron dos niveles y uno avanzó hasta tres, dando el salto de comprensión del enunciado a comprensión lectora o en el caso de matemáticas había niños que no sumaban y llegaron hasta la resolución de problemas.”

Incluso el alcalde saliente de Naolinco, Francisco Guevara Gómez, participó en la rueda de prensa que efectuaron los integrantes de MIA el viernes 20 de octubre, destacando los resultados positivos de la intervención.

Llegaron a tener más de 100 niños inscritos en la Casa de la Cultura del municipio, donde trabajaron una hora con matemáticas y otra con lectura, una tercera hora estaba integrada por actividades lúdicas, acorde al enfoque de un curso de verano.

“Hay una fuerte demanda de volver a las escuelas, así como de intervenir en otras de la región”, apuntó el investigador, “somos universitarios, tenemos que generar conocimiento y demostrar que se está haciendo algo y en ese sentido la medición –hecha con rigor científico– refuerza nuestros resultados.”

 

Buena participación de mamás y profesores

Un elemento decisivo para obtener buenos resultados de la intervención es el involucramiento y participación de los padres de familia, precisó Rossainzz Castillo. Hubo una buena participación de las mamás, a quienes se les asignaban tareas; por ejemplo, una tarea para los niños consistía en preguntar a los familiares sobre las leyendas locales y otra implicaba leer con ellos alguna historia de una antología que prepararon específicamente para este trabajo.

Comentó que un día llegó una mamá para decirle que Esteban, su hijo, no asistiría, pero fue a que le cambiaran la hojita de la leyenda. “Se las extendí y eligió varias porque era viernes y quería tener otras para el fin de semana, y efectivamente las 43 leyendas se leyeron”.

La intervención no es solamente responsabilidad de la escuela, abundó, también de las autoridades y los padres de familia, sobre todo de las mamás, porque son ellas quienes están con los niños más tiempo y tuvieron que trabajar con ellas pues algunas no sabían leer o no habían terminado la primaria.

Incluso se enfrentaron con la problemática de que no cuentan con libros en sus casas, para ello se les sugirió relatarles historias locales y poner al alcance de los niños cualquier texto, ya fueran periódicos viejos, revistas e incluso imágenes que permitieran elaborar una historia.

Hubo casos de profesores que se interesaron mucho en el método de trabajo, como ocurrió con una profesora de quinto grado que sustituyó a su compañera de tercer grado y utilizó los cubos que usan para el razonamiento matemático en una clase. “Ella, viendo las sesiones, se fue familiarizando y se puso a trabajar con los niños”.

El investigador consideró importante destacar que hubo profesores muy participativos, porque a veces se tiene la idea que a algunos no les gusta trabajar más allá de su horario o de sus funciones y en el proyecto se pudieron encontrar con maestros interesados y preocupados, algunos a pesar de lo deteriorado del camino viajan diario e incluso aportan de su bolsillo para poder realizar las actividades escolares.

La buena recepción de los estudiantes que participaron en el proyecto se evidenció cuando al investigador le solicitaban permiso para salir en la foto de generación de las primarias con las que trabajaron, a solicitud de los propios niños y sus padres.

Son señales de un interés genuino de la población cuando a los jóvenes les llevan de comer o los invitan a sus fiestas de graduación y además se cuenta con los indicadores de que hubo un avance.

A partir del lunes 13 de noviembre comenzaron a impartir en Xalapa los talleres “La magia de las letras”, con una duración de 20 sesiones, durante dos días a la semana y para niños de entre siete a 12 años de edad; este trabajo se realizará en la Biblioteca de la Ciudad, la Biblioteca Municipal “Dr. Rafael Lucio”, la Biblioteca Municipal “Juan Díaz Covarrubias” y la Biblioteca ISSSTE-CNCA, en horarios matutino y vespertino.

Para mayores informes respecto a los talleres pusieron a disposición los teléfonos: 2287-776599 y 2282-144527.

En estos talleres se ha propuesto además el uso de teléfonos celulares con los niños, principalmente para la elaboración de historias, creando grupos específicos en aplicaciones de mensajería, ello también con la intención de mostrarles otros usos de los dispositivos móviles.

 

Respuesta positiva de los alumnos universitarios

Jóvenes de distintas carreras se han interesado en participar dentro del proyecto MIA desde sus inicios, siendo sus principales destinatarios los alumnos de las licenciaturas de Pedagogía y Psicología por invitación de Samana Vergara-Lope Tristán, del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE) de la UV y una de las responsables de MIA.

“La idea es involucrar a universitarios de otras licenciaturas, e incluso egresados que deseen realizar su servicio social y hacer trabajo de gestión”, explicó el entrevistado.

Para realizar la medición, así como para impartir los talleres y cursos, se capacita a los jóvenes voluntarios y hasta la fecha sólo un joven oriundo de Naolinco ha desertado.

 

Eira Danaé Cevallos Martínez, egresada de la Facultad de Historia

 

A los participantes se les brindó la capacitación en torno al modelo y el diplomado virtual en Alfabetización inicial que oferta la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Édgar Leonel Méndez, egresado de la Facultad de Psicología y actualmente estudiante de Pedagogía en el Sistema Enseñanza Abierta (SEA) de la UV, se sumó al proyecto desde 2015 y ha participado en las mediciones MIA en estados como Puebla, Quintana Roo, Tabasco y también en la segunda medición de Veracruz.

“Nuestra experiencia es muy interesante porque comenzamos trabajando en un escritorio y eso la hace diferente; por otro lado, nuestra perspectiva cambia cuando vamos a campo porque nos dimos cuenta que mucho del trabajo de escritorio es muy distinto cuando uno está frente al grupo, frente a los papás y ante los maestros. Creo que ése fue el reto más grande que tuvimos porque nuestra planeación se vio modificada de acuerdo a las condiciones que se presentaban”, comentó el universitario.

Es una labor muy gratificante porque aquellos niños con quienes vivieron la experiencia de la intervención “fueron muy felices con el trabajo que hicimos y uno de los objetivos que buscamos es que la educación sea diferente a la tradicional, que los niños se expresen y puedan compartir sus ideas, que no vean al profesor como alguien que les viene a imponer sino que trabajarán con él y les permitirá comunicarse, esto permitió crear lazos de amistad con ellos y con los profesores”.

Como psicólogo y actualmente estudiante de Pedagogía, dijo que si bien los cambios que se han dado en la educación son importantes, se podrían consolidar si se profundiza en la teoría, se relaciona con los resultados que existen en cuanto a la enseñanza de lectura y matemáticas, para posteriormente acudir al campo y observar el contexto en el que se trabajará para después planear las acciones “porque no se está estableciendo esta conexión entre el trabajo documental y de campo; del mismo modo, también se debe platicar con los profesores y retomar el cúmulo de conocimientos que han adquirido a partir de la experiencia cotidiana”.

Resaltó que las condiciones de las ciudades son muy diferentes a las de las localidades, a pesar de no estar tan apartadas, por ello es necesario crear un abordaje propio, incluso el grado de involucramiento de padres y profesores es a veces muy dispar, siendo en los sitios marginados mayor y en las poblaciones urbanas, menor.

Este tipo de proyectos puede ser muy valioso para los jóvenes, aseguró, “porque puedes hacer un poco de todo y enfocado en algo que te gusta; por ejemplo, si te gusta trabajar con niños, desde un principio puedes desarrollar un programa o elaborar una publicación y de acuerdo a los resultados que ya se tienen enriquecer el trabajo del proyecto, puede ser una buena opción incluso para la elaboración del trabajo recepcional”.

En el caso de Eira Danaé Cevallos Martínez, egresada de la Facultad de Historia, su adhesión al proyecto llegó a partir de la sugerencia de un compañero de la carrera que conocía del mismo y reconoció que al principio le pareció todo un reto, no obstante tenía experiencia de trabajar con niños porque laboró en una estancia infantil, “aunque no era lo mismo porque aquí se contaba con una planeación y con el reto de ir a las escuelas de las localidades, y sobre todo el trato con los profesores”.

En su caso, viajó a la comunidad de Tenampa, municipio de Naolinco, y en Jilotepec trabajó en la comunidad San Martín, la diferencia entre ambas escuelas fue que en la primera se contaba con grupos separados y en la segunda era multigrado, es decir, en un salón de clases se contaba con tres grados y en otro grupo los siguientes tres grados, sumando un total de 28 niños.

“Eso fue un gran reto muy difícil al principio porque, de acuerdo a los niveles educativos, debía hacerse la planeación asimilando la realidad de cada uno de los niños.”

No obstante, recalcó que fue muy gratificante trabajar con ellos porque muchas veces no contaban con atención suficiente por parte de los profesores, al ser alumnos de tres grados en un solo grupo es muy difícil para los educadores dedicarles una atención específica.

“Lo que nos ayudó fue que nosotros llevamos precisamente eso: el tiempo, las ganas y la disposición para trabajar con ellos, lo hicimos en parejas y la respuesta fue muy favorable por parte de los padres de familia que se integraron en algunas actividades y quedaron muy satisfechos.”

Cevallos Martínez marcó que uno de los propósitos de MIA es que las familias se integren al proceso de intervención y en su experiencia se percató de que están muy interesados en que se sigan realizando este tipo de actividades de forma constante.

En Tenampa, a pesar de ser una escuela organizada en grados y tener más profesores, los niños no tenían interés en participar y sus educadores no sabían cómo motivarlos.

“En ese caso aportamos las energías y la forma en que podemos ayudar a los niños a partir de cómo los íbamos conociendo, ya que se va creando un lazo de amistad, de cariño y respeto porque ellos también te motivan a ir y brindarles apoyo.”

Por un lado, el trabajo de intervención sirve como un apoyo que se estructuró fuera del espacio escolar para que se considere más abierto y sin carácter de obligatorio, además que se reconocen las dificultades que tienen los profesores de educación primaria de brindar una atención personalizada a sus alumnos; por otro lado, al ser abierto permite involucrar a los padres de familia que se van enterando y comienzan a participar y trabajar con ellos para realizar las actividades propuestas.

A los universitarios que estén interesados en participar les recomendó tener en claro la importancia de la educación y lo que significa llevarla a ámbitos con carencias, esto implica dimensionar lo que cada uno puede aportar al proceso, incluso desde su perspectiva como profesionista.

Los jóvenes tienen posibilidades de hacer una tesis, su servicio social y hasta de publicar en una revista indexada, pero primordialmente deben tener un interés por la educación y el trabajo con niños en edad escolar, poseer ánimo para motivarlos e interesarlos, “ello tiene que ver con el carácter y la personalidad, que si son bien encauzados pueden lograrse muy buenos resultados incrementando la confianza y el respeto de los niños”, señaló la universitaria.

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