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Universidades, principal motor de la investigación

  • En México, el 52 por ciento de los investigadores trabajan en una universidad y producen el 78 por ciento de los artículos científicos 

 

 

Paola Cortés Pérez 

05/05/2021, Xalapa, Ver.- En América Latina (AL) y en México, las universidades son el principal motor de la generación de investigación, de ciencia básica y aplicada, coincidieron los ponentes de la Mesa 10 “La importancia de las universidades en la producción científica” del Foro InteruniversitarioJornadas de reflexión sobre el sistema de ciencia, tecnología e innovación que necesitamos para el futuro”. 

El evento de reflexión y discusión sobre el anteproyecto de iniciativa de la Ley General de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación (HCTI), fue organizado por universidades públicas y privadas del país. 

Marisol Silva Laya, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, mencionó que en México y AL la producción de conocimientos científicos se realiza preponderantemente en las universidades. 

A nivel global, el 74 por ciento de las personas dedicadas a la investigación trabajan en una universidad, además producen más del 80 por ciento de los artículos científicos. 

En México, dijo, el porcentaje es menor 52 por ciento y esta comunidad académica produce el 78 por ciento de los artículos científicos; lo que contrasta con Europa, donde sólo el 40 por ciento de los científicos laboran en una universidad. 

“En México, la enorme mayoría de las patentes (el 95 por ciento) se concede a titulares extranjeros, pero del cinco por ciento que son otorgadas a titulares nacionales, la mitad se generan en las universidades, por lo tanto, no es depreciable la participación universitaria en materia de desarrollo e innovación.” 

Por ello, afirmó “en AL y en México, las universidades constituyen el motor principal del impulso a una amplia diversidad de investigación, tanto en ciencia básica como en aplicada”. 

Opinó que es fundamental asegurar en la Ley General HCTI el derecho a la ciencia, lo que implica proveer recursos y estímulos suficientes para hacer posible el desarrollo científico y que esté a la altura de los desafíos de la Agenda de Desarrollo Sostenible. 

Ángel Trigos Landa, director general de Investigaciones de la Universidad Veracruzana (UV), indicó que las universidades públicas representan la principal fuente generadora de recursos humanos en un sinnúmero de áreas del conocimiento, convirtiéndose en un soporte estatal y nacional. 

Si no apoyamos este sistema universitario nacional para que se fortalezca, mantenga y evolucione a la par de la sociedad, México perdería parte de su capacidad para responder ante los retos regionales y nacionales. 

 

 

Sin embargo, señaló, las instituciones de educación superiores públicas tienen un desarrollo desigual y en muchas ocasiones no presentan la vocación regional que se quisiera, no por falta de interés sino de recursos o políticas internas y estatales adecuadas. 

“Son el crisol en el que muchos futuros científicos, tecnólogos, humanistas e innovadores, muestran su vocación para continuar sus estudios para desarrollar sus intereses académicos. Hacer ciencia básica es como sembrar un árbol, así que los invito a que sembremos no uno sino muchos bosques y selvas del conocimiento.” 

En tanto, Juan Pedro Laclette San Román, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), puntualizó que las universidades y otras instituciones del sector educativo contribuyen con más de dos terceras partes de la productividad científica nacional; sin embargo, las asimetrías entre ellas son preocupantes. 

Con respecto a la formación de nuevos científicos, la contribución de las universidades es aún mayor; algunos estudios realizados por la Secretaría de Educación Pública y el Consejo Nacional de Posgrado indican que las universidades públicas y privadas contribuyen con más de tres cuartas partes de los nuevos doctores que se forman cada año. 

“Las universidades y otras instituciones del sector educativo son los actores principales para tomarlos en cuenta ante cualquier planeación que se pretenda realizar acerca del desarrollo del sistema de ciencia, tecnología e innovación (CTI) en México.” 

Subrayó que la pobre gobernanza del sistema nacional de CTI, aunada al bajo e incierto financiamiento que se otorga al sector, han impedido un rápido crecimiento, lo que ha resultado en un bajo impacto en el desarrollo social del país. 

Adrián Acosta Silva, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), expresó que construir un sistema de CTI ha sido difícil, pero debilitarlo o destruirlo es muy fácil; desde hace tiempo el sistema experimenta los efectos de fuerzas debilitantes: financiamiento deficiente, escepticismo o desconfianza gubernamental y de las élites políticas hacia las universidades públicas, condicionamientos crecientes a través de políticas, entre otras. 

Son las universidades públicas junto con los centros especializados de investigación, las instituciones que realizan las actividades cotidianas y estratégicas, y donde se desarrollan los procesos formativos e investigativos que sostienen la producción científica; por ello los programas y recursos públicos son indispensables para apoyar estas actividades. 

Por último, Neil Hernández-Gress, del Tecnológico de Monterrey, enfatizó que la ciencia no es de nadie y es de todos, pero una sociedad sin ciencia, sin científicos y sin impacto científico, no generará impactos sociales y económicos. 

Si queremos resultados diferentes tenemos que hacer cosas diferentes; desde la ciencia, la tecnología y la innovación podemos transformar a nuestro país. Son momentos para sumar y multiplicar capacidades y dejar de dividir/restar; cambiemos juntos la realidad nacional en beneficio de nuestras regiones y del país.” 

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