General

Trabajo comunitario de la UV es real: estudiante colombiano

 

  • Quiero dejar una huella aquí. He buscado hacer un trabajo antropológico. No quiero ser invasivo: Juan David Moreno Díaz

 

Amparo Garrido

 

En el marco de la Iniciativa Participativa sobre Oportunidades Económicas para Jóvenes (YEPI, por sus siglas en inglés), Juan David Moreno Díaz, alumno de la carrera de Diseño Gráfico de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, realiza una estancia estudiantil en Casa de la Universidad Veracruzana (UV) de Coyopolan, coordinada por Luz Morales Tlaxcalteco.

Desde hace dos meses, Juan David reside en la Casa UV Coyopolan. Su estancia tiene como finalidad conocer el trabajo que se realiza en el Departamento de Vinculación Comunitaria y participar en los proyectos productivos de grupos de mujeres que actualmente se capacitan para comercializar productos como mole en pasta, mermelada y licor de zarzamora.

“Me siento más maduro, con más responsabilidad porque el trabajo es real. En Colombia el campo es igual, ya he tenido oportunidad de trabajar allá; en ese sentido, me adapté muy fácil aquí, tengo un poquito de experiencia. En cuanto a lo profesional, es un reto porque en la escuela no te enseñan a cómo salir al mundo, te llenan de conocimiento, pero no te dicen cómo es el mundo. Es una experiencia que cada ser humano vive a su manera, para mí ha sido un reto; disciplinarme, concentrarme y aplicar un proceso de diseño a una comunidad como ésta, ha sido muy gratificante, una experiencia maravillosa.”

Juan David Moreno Díaz, alumno de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia.

Juan David Moreno Díaz, alumno de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia.

Comentó que actualmente trabaja con dos grupos en las comunidades Atecaxil y Tlalchy y dijo que le gustaría que “en Coyopolan sepan que estuvo Juan David, que digan ‘eso lo hizo un colombiano’. Quiero dejar una huella aquí. He buscado hacer un trabajo antropológico. No quiero ser invasivo, lo que quiero es conocer a las señoras, entenderlas y que me conozcan, el aprendizaje es bidireccional. Les di clases de emprendimiento. Hay que comerse el cuento de que sus proyectos son ambiciosos. En Colombia hay muchos proyectos así y si son para ganar dinero, vas a ganar dinero, es importante que lo tengan claro”.

Dijo que para él no son sus clientes, sino doña Lupita y doña Luz, que son trabajadoras; “quiero ser parte de su grupo, el diseño ha sido la excusa perfecta para venir a México, conocer, dejarme permear y crecer”.

Al comparar el trabajo que la UV hace en la comunidad con brigadistas, señaló que “en la Javeriana estamos en pañales, porque en la veracruzana veo los proyectos, las comunidades en las que trabaja y noto que tiene mucho. Colombia presenta las mismas problemáticas pero le falta ese trabajo con las comunidades, ese sentir, ese campesino que se olvida”.

Doña Lupita y doña Luz, mujeres emprendedoras de Coyopolan.

Doña Lupita y doña Luz, mujeres emprendedoras de Coyopolan.

Su proyecto final es entregar tres etiquetas para comercializar mole, mermelada y licor de zarzamora. El trabajo que realiza es con mujeres amas de casa. “Percibo un cambio en ellas, hicimos un ejercicio que llamamos ‘Vamos a soñar’, les mostré proyectos de emprendimiento y les pregunté cómo ven su producto en 10 años y me sorprendió su respuesta. Ellas aspiran a mucho más de lo que yo pensaba, eso me llena de gratitud, han cambiado el chip. La etiqueta de sus productos la vamos a hacer todos, yo sólo las voy a asesorar”.

La relación con los brigadistas que viven en Casa UV Coyopolan ha sido muy grata, muy “chévere”, algunos son de ciudad y otros de comunidades. “El joven mexicano es inquieto, me van mostrando un México joven”.

Para finalizar dijo: “Yo le recomendaría a cualquiera que hiciera una práctica internacional, es de mucho aprendizaje el contacto con la gente, el venir a hacer tortillas, hablar con las señoras y que te cuenten su experiencia, te hace mover el corazón, es muy gratificante”.

Categorías: General

Etiquetas: