• Xóchitl Ortiz, académica de la Facultad de Psicología de la UANL, compartió con la comunidad UV sus resultados 
• Participó en el Seminario Conjunto de Cuerpos Académicos “Temas actuales de psicología, neurociencias y educación” 

Xóchitl Ortiz, de la Facultad de Psicología de la UANL, impartió conferencia sobre terapia asistida por perros

David Sandoval Rodríguez  

29/09/2021, Xalapa, Ver.- Las terapias psicológicas que son asistidas por perros tienen la capacidad de tender puentes hacia los pacientes, mostrando resultados en adolescentes y niños con trastorno del espectro autista (TEA), destacó Xóchitl Angélica Ortiz Jiménez, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). 

Con la conferencia “Beneficios psicológicos de la TEA por perros”, la académica participó en el Seminario Conjunto de Cuerpos Académicos “Temas actuales de psicología, neurociencias y educación”, donde colabora la Universidad Veracruzana (UV) a través del cuerpo académico (CA) Psicología, Desarrollo, Salud y Educación, adscrito a la Facultad de Psicología. 

Dicho CA transmitió la sesión desde su canal de Facebook: https://www.facebook.com/cognicionactiva, donde se podrán ver las siguientes sesiones del seminario. 

Ortiz Jiménez planteó que introducir al perro en las sesiones como una modalidad de terapia asistida, permite tender un puente con los pacientes y que centren su atención con el animal y puedan así “abrirse” un poco más en el campo de sus emociones. 

Esta terapia puede ayudar a desarrollar y mejorar variables como la empatía, la autoestima y la autorregulación de los pacientes, afirmó. 

“El hecho de convivir con un perro es en sí mismo terapéutico, saber que contamos con ellos y que no nos juzgan alivia a las personas”, añadió. 

Los animales como peces, conejos y gatos se han introducido en las terapias; en tal sentido, los perros pueden ayudarnos a catalizar este tipo de cambios, poder hablar en términos de las emociones del canino y después de las del paciente para que pueda compartirlas. 

Precisó que la terapia asistida tiene objetivos muy específicos en los que se planea cómo se incorporará la presencia del perro y enfatizó que debe llevarla a cabo un profesional de la salud humana, a diferencia de las actividades asistidas que las puede realizar algún profesional o voluntario que facilita el contacto de los animales con las personas. 

La investigadora dio a conocer resultados de diversos proyectos en que se apoya con perros y voluntarios, en su mayoría mujeres

Mencionó también que existen varias teorías relacionadas con el efecto que el perro ejerce sobre los humanos. 

“La relación de los perros con los humanos es muy antigua, data de hace más de 20 mil años y se origina en el vínculo que se establece entre las dos especies, nos hace sentirnos atraídos y genera altos niveles de oxitocina en ambos cuando se establece una relación”, comentó. 

El primer científico que documentó los beneficios de este vínculo fue el psiquiatra Boris Levinson, quien describió que se dio cuenta cómo uno de sus pacientes con autismo interactuó con su perro mientras estaba en su sala de espera y observó que el can fue capaz de captar la atención del niño, por lo cual consideró aplicarlo en su terapia. 

Levinson reportó que el niño tenía mayor facilidad para seguir las instrucciones del terapeuta cuando el perro estaba presente y esto mejoró la terapia. 

Respecto a qué razas de perros se utilizan en terapia, hay preferencias por los labradores o golden retriever, pero no son exclusivas. 

“Existen muy buenos perros criollos que pueden participar, en realidad depende de que tengan buen temperamento porque además pasan una serie de pruebas y de formación, no basta con decir: es que mi perro es muy amable y muy bonito pues el animal se requiere para un objetivo particular de la terapia y en tal sentido son evaluados por los terapeutas”, destacó. 

Asimismo, relató el trabajo efectuado con 15 adolescentes en el manejo de las emociones y nueve binomios con perros de entre uno a cinco años, acompañados por voluntarios que eran en su mayoría mujeres y mencionó que todos los trabajos se realizan con voluntarios, quienes son los que forman a los perros y buscan certificarlos. 

Los resultados mostraron que sí hubo cambios, particularmente en la atención emocional y la conciencia que tienen los jóvenes de sus propias emociones para comprenderlas y posteriormente regularlas. 

“Los adolescentes fueron más conscientes de las emociones que estaban sintiendo y en eso colaboraron los perros, en modelarlas para que los jóvenes pudieran reconocerlas y hablar de ellas.” 

La investigadora subrayó que el mayor beneficio registrado fue en la percepción de la empatía. 

Otro de los trabajos realizados que incluyó la incorporación de perros en terapias cognitivo-conductuales fue con adultos que reportaron estrés laboral y concluyó con nueve personas. 

Dichos pacientes coincidieron en que la motivación para asistir fue la presencia de los perros en las sesiones, es decir, que puede favorecer la adherencia al tratamiento y una disminución en sus puntuaciones de estrés. 

Compartió que Pedro Paredes Ramos, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UV y quien realiza investigaciones en torno al enriquecimiento ambiental en el desarrollo emocional y cognitivo de animales, la invitó a participar en la redacción de un artículo donde dan a conocer los resultados del trabajo con niños con TEA. 

En el texto señalan que los niños tienden a realizar las actividades cuando hay un perro que los guía o hace la actividad, y se documentó que las conductas donde presentaron mayor contacto visual, físico e incluso sonrisas ocurren cuando está un perro presente en la sesión. 

“Este tipo de trabajo nos demuestra que hay un beneficio positivo en el paciente y se pueden mejorar los cambios en su interacción”, afirmó la investigadora de la UANL. 

Ortiz Jiménez mencionó que cualquier raza de perro puede ser entrenada para brindar terapia asistida