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Nueva novela de Martín Solares, hecha con ladrillos de horror

 

  • Se presentó en la FILU 2016
  • Imaginó un mundo donde no existe la palabra justicia para narrar la historia, comentó al presentarse No manden flores, en la XIII Feria Internacional del Libro Universitario

 

Rodolfo Mendoza y Martín Solares en la presentación de la novela

Rodolfo Mendoza y Martín Solares en la presentación de la novela

 

David Sandoval Rodríguez

 

Xalapa, Ver. 01/05/2016.- Como una novela hecha con ladrillos de horror definió Martín Solares su obra más reciente, No manden flores, al presentarla en la XXIII Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) el pasado 29 de abril.

El autor de Los minutos negros conversó con Rodolfo Mendoza Rosendo, director del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) y con el público que se dio cita en el auditorio de El Ágora de la ciudad.

“Mi ciudad natal, Tampico, se empezó a descomponer terriblemente, hasta convertirse en una ciudad de la cual no sabemos nada”, planteó: “cuando comencé a escuchar las historias de seres más cercanos, la imaginación tomó otro rumbo y empecé a escribir esta novela que, según yo, está escrita con ladrillos de horror”.

Al hacer referencia a la experiencia creadora, Solares dijo que son muy importantes las palabras que se utilizan o no aparecen en una novela y en principio tomó la palabra guerra para tratar de describir cómo sería una novela policiaca dentro de un entorno de guerra, y éste fue el resultado.

Comentó que en las novelas de Cormac McCarthy no están presentes las palabras amor y bondad porque el autor imaginó un mundo donde esos conceptos no existen y quería saber cómo sería vivir en dichas realidades.

“La literatura debe ser capaz de crear un mundo aparte, que funcione con sus propias leyes, cuando me di cuenta que tenía que trabajar con ladrillos de horror también me di cuenta de que tendría que cambiar mi estilo”, observó.

Cuenta la historia de un ex policía que trata de encontrar una persona secuestrada en una zona de guerra que es su estado natal, Tamaulipas.

No manden flores está escrita con la palabra guerra, señaló Martín Solares

No manden flores está escrita con la palabra guerra, señaló Martín Solares

Mendoza Rosendo comentó que en No manden flores, “tal parece que todos los personajes están intoxicados, ¿de qué sustancia? De la avaricia, del deseo desenfrenado, el poder, la violencia, el mal pues”.

Su autor, continuó, “trata de inventar al policía que descifra las estrellas y Carlos Treviño parece serlo, como aquel Mantecón de Los minutos negros, Treviño es el héroe en el que descansa la justicia y el valor, la inteligencia y la astucia”.

Con una labor de escritura y reescritura que le llevó ocho años, Solares describió su novela como “dos grandísimos tiburones que se van persiguiendo uno al otro y los dos son de color obscuro, son el comandante Margarito, jefe de policía de un pueblo imaginario que está en Tamaulipas y se llama La Eternidad; ese nombre me vino porque pensé que era demasiado tiempo sin que cambiaran las noticias sobre violencia en mi estado natal”.

Se dio cuenta que, cuando el país había avanzado lo suficientemente hacia el desastre, no había novelas policiacas en el escenario de una guerra.

Por ello su novela se inspiró también en la Ilíada, la primera gran novela donde hay una guerra como trasfondo y que, a pesar de narrar sólo nueve días, los más anodinos de un conflicto de diez años, consigue plasmar los horrores que enfrentan los seres humanos.

 

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