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Movilizaciones de los migrantes generan espacios de vida

  • Existen fenómenos relacionados con el movimiento migratorio circular entre EEUU y México que requieren de análisis más profundo 
  • Considerar el espacio donde llegan a vivir los migrantes es fundamental para comprender su cultura 

 

El ponente Arturo Montoya, Aranzazu González, Mario Oliva e Ignacio Juárez durante la conferencia de la ISS 2021

 

David Sandoval Rodríguez 

07/07/2021, Xalapa, Ver.- La población migrante que llega a los Estados Unidos (EEUU) ha efectuado movilizaciones que generan espacios de influencia y, a su vez, inciden en los cambios en las políticas migratorias, comentó Arturo Montoya Hernández, alumno del Doctorado en Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte (Colef), al participar en la International Summer School (ISS) de la Universidad Veracruzana (UV) “Diálogos nómadas. Migrantes, santuarios y refugios”. 

El académico relató que las culturas que recrean los migrantes en sus nuevos lugares de residencia en EEUU implican también la generación de espacios de influencia ampliados. 

“Lo transnacional tiene efecto porque las culturas van generando espacios de influencia ampliados, en el lugar de destino se siguen llevando a cabo ciertas prácticas de la comunidad de origen, se siguen recibiendo nuevos migrantes que hacen que la cultura en este espacio identificable desde el multiculturalismo siga construyendo continuamente diálogos donde las culturas de recepción se encuentran muy relacionadas con la cultura del lugar de origen”, explicó. 

El reconocimiento de todos estos aspectos hace manifiesta la importancia de la integración y participación económica, social, cultural y política de los migrantes en la comunidad receptora. 

Arturo Montoya señaló que los movimientos sociales de los migrantes han permitido generarles un reconocimiento mediante “políticas de inclusión que se enfrentan al endurecimiento de la seguridad en la frontera, así como también a los grandes procesos de deportación que han ocurrido desde el siglo pasado y continúan, definiendo al illegal alien como contraparte de la comunidad imaginada por el nativismo norteamericano, la cual permite organizar, a través de la legislación, la distinción entre las poblaciones migrantes y los ciudadanos con plenos derechos”. 

Estas movilizaciones generan, además, espacios de vida para sus comunidades, basadas en un reclamo y un reconocimiento de su presencia en el espacio público, a partir de una presencia que busca ser reconocida tal cual es, a la que se suma la demanda por mejores condiciones de vida e infraestructura, lo que cambia completamente cómo se considera el espacio social. 

Por tal razón, planteó Montoya Hernández, “pensar el espacio permite pensar el fenómeno de la migración ya que implica cómo las personas deciden organizarse y pensar el espacio público y cómo se eligen las comunidades de destino, pero buscando conservar las prácticas culturales en sus espacios de residencia”. 

Dijo también que la interrelación de ambos países y su población migrante ha generado fenómenos muy específicos y se transforma en la cultura de los migrantes, en términos que ellos mismos denominan bicultural o binacional, lo que facilita o dificulta determinadas experiencias. 

Recordó que en la segunda mitad del siglo XX se estableció una migración circular entre ambos países que se fue dificultando por la militarización de la frontera y las dificultades para obtener los documentos para un trabajo reglamentado y regular en EEUU, a lo que se sumó un incremento en los asentamientos de trabajadores, lo que les daba cierto reconocimiento y estatus, aunque en el tema de las políticas culturales se carece de un reconocimiento oficial. 

El ponente apuntó que los cambios en la política migratoria de los EEUU han generado fenómenos que se van sofisticando, resaltando temas como la seguridad nacional y la búsqueda del reconocimiento oficial de los migrantes como trabajadores. 

En la videoconferencia estuvieron Mario Oliva Suárez, director general de Relaciones Internacionales de la UV; Aranzazu González, coordinadora de la ISS, e Ignacio Juárez, académico del Programa de Estudios sobre América del Norte (PEAN). 

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