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La realidad del siglo XX es una ficción construida por las ciencias sociales

  • Afirmó Maritza Urteaga Castro-Pozo, en la Unidad de Humanidades
  • En materia de investigación, la creatividad de los jóvenes es opacada por la formalidad que dicta la academia, criticó

 

Maritza Urteaga Castro-Pozo

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

 

Xalapa, Ver., 12/09/2017.- Para la profesora e investigadora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Maritza Urteaga Castro-Pozo, es necesario que las ciencias sociales se renueven porque “pareciera que la realidad nos está comiendo”, y lo que se ha contado desde disciplinas como la antropología o la sociología es más bien una ficción.

La académica del posgrado en Antropología Social de la ENAH, impartió en la Universidad Veracruzana la conferencia magistral “La construcción juvenil de la realidad”, en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades, el jueves 7 de septiembre, moderada por César Guevara González, como parte del Coloquio «Juventudes. Política, exclusión y expresiones culturales» que la Facultad de Sociología organizó a propósito de su 40 aniversario.

La expresión «construcción juvenil de la realidad», dijo, se refiere al papel tan importante que tienen los jóvenes en la redefinición y reproducción de la sociedad.

Relató que pensadores sociales de los siglos XVIII y XIX observaron la particularidad del ser que es joven y le denominaron adolescente. Por ello, la adolescencia, sobre todo desde la sociología, parte de considerar a éste moldeable, más ligado hacia la naturaleza –primitivo– y que requiere de procesos educativos para ser civilizado.

Es más, el concepto “adolescente” tuvo su origen en “adolecer”, en ser parte de un crecimiento; tal concepción se mantiene desde aquellos siglos en las disciplinas básicas que han observado a los jóvenes: psicología, sociología y posteriormente la antropología.

De acuerdo con ella, a finales del siglo XX y principios del XXI, el sujeto joven deja de ser un objeto pasivo y pasa a tener protagonismos que refieren a un conjunto de cambios sociales precisamente y reacciona frente a ellos, tomando una iniciativa que antes no había sido estudiada ni vista en la historia.

En ese contexto, la investigadora de la ENAH planteó que sociólogos y antropólogos “nos dedicamos a construir durante el siglo XX una realidad ficticia”.

Justificó que tal planteamiento busca criticar el quehacer de las disciplinas abocadas al estudio de la sociedad: “Creamos e inventamos una serie de categorías ficticias; lo que hacemos como seres humanos es clasificar mentalmente las cosas –lo redondo con lo redondo–, de lo contrario no podemos ordenarnos en el mundo ni encontrarle sentido, más aún si estamos socializados y educados bajo ciencias positivistas”.

Argumentó que desde las ciencias sociales se observan fenómenos como el propio ser humano, con toda la complejidad que ello implica; también habló de la necesidad del quehacer multidisciplinar. “Somos seres muy complejos, con muchas facetas, y no podemos ser estudiados solamente bajo la mirada de una disciplina, por eso cuánto de esto ha sido ficcional, ante la necesidad de ordenar el mundo de alguna determinada manera y cuánto realmente fue lo que pasó”, insistió.

 

Estudiantes y académicos acudieron al Salón Azul de Humanidades

 

Sin embargo, las categorías que se aprenden en la licenciatura, maestría y doctorado siguen siendo de siglos pasados, lamentó y puso como ejemplo a un joven indígena que migra a la ciudad para incorporarse en el sistema de educación superior.

“Según las categorías del siglo XX, él no debió haber migrado; no sólo eso, sino que no debió haber existido, porque según la antropología del siglo XX, en la categoría de edad no había diferencia entre la niñez y la adultez. Por eso digo que la sociedad del siglo XX –perdonen tanta heterodoxia– es una ficción construida por antropólogos, sociólogos, entre otros.”

La investigadora destacó que tales señalamientos tienen el interés de incitar a los universitarios para usar las teorías y confrontarlas vía la empírea y la investigación con lo que observan en campo, así como discutir lo que realmente sucede con el sujeto del siglo XXI.

Es más, para ella lo que actualmente se hace en la academia es “matar” u “opacar” la creatividad a los estudiantes: “(En sus tesis para obtener el grado) deben pasar por terribles antecedentes, estados de arte y por último queda nada –dos, tres páginas– para decir sobre lo que investigaron y lo nuevo que encontraron. No chicos. Nos vamos a sentir muy orgullosos de que nos puedan debatir, probar, incluso pongan a discutir a los sujetos que están investigando con las teorías anteriores”.

Urteaga Castro-Pozo citó brevemente la situación política y social que actualmente padecen países de América Latina como el propio México, Brasil y Argentina; al mismo tiempo, destacó la necesidad de desarrollar investigaciones en las que participen varias disciplinas, con la intención de que tales trabajos sean agentes de cambio.

“Estamos desorientados. No sabes qué hacer. Es ahí donde la antropología, la sociología, la psicología social, la misma biología, tienen que ver. No podemos seguir creando fronteras entre las disciplinas, porque lo que necesitamos son cambios. Hablo de la necesidad de recomponer las ciencias sociales y las humanidades, para realmente dar cuenta de las necesidades actuales, de volver a ser ciudadanos. Porque no lo somos. Eso lo saben ustedes mejor que yo, que están en un estado (Veracruz) de los más candentes de todo México, con la mayor cantidad de feminicidios y homicidios.”

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