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La paleografía transcribe, no traduce: Adriana Lucero Raya Guillén

  • La Facultad de Historia UV, desde 2015, imparte un curso de esta herramienta que es indispensable para el estudio de los siglos XVI al XVIII
Carta de Sor Juana Inés de la Cruz (del Archivo Claustro de Sor Juana)

Carta de Sor Juana Inés de la Cruz (del Archivo Claustro de Sor Juana)

Karina de la Paz Reyes Díaz

07/08/2019, Xalapa, Ver.- De acuerdo con la Real Academia Española, la paleografía es la “ciencia de la escritura y de los signos y documentos antiguos”; no obstante, para el caso del periodo novohispano son escasos los manuales que orientan sobre ella, lo cual evidencia lo poco utilizada que es esta herramienta, explicó la historiadora Adriana Lucero Raya Guillén. 

Entre ellos están las obras Texto de paleografía y diplomática (2002) de María Elena Bribiesca Sumano, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, y Manual de paleografía y diplomática hispanoamericana, siglos XVI, XVII y XVIII (2001), de Natalia Silva Prada, bajo el sello de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. 

De 2015 a la fecha la académica de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana (UV) ha impartido cinco ediciones del curso-taller Paleografía y Diplomática, en el cual han participado alrededor de 200 estudiantes no sólo de Historia, sino de otras disciplinas como Antropología.  

La más reciente edición del curso-taller se desarrolló del 1 al 5 de julio y –como las anteriores– logró conformar un significativo grupo de estudiantes. 

Más que una ciencia, la paleografía es una disciplina y una herramienta. Una disciplina en el sentido de que como tal debe practicarse para poder hacerlo cada vez mejor, y una herramienta para los historiadores, y en general para las ciencias sociales. La paleografía se requiere sobre todo para la parte que corresponde al periodo del dominio español en América, son documentos que se generaron entre los siglos XVI y XVIII.” 

La entrevistada remarcó lo importante que es comprender que la paleografía no debe entenderse como una traducción, toda vez que lo escrito está en español, pero antiguo; por ello, de lo que se trata es de hacer “una transcripción fiel de lo que dice ese documento”. 

Periodo novohispano, el menos estudiado en Veracruz
Adriana Lucero Raya comentó que el cursotaller en mención, desde que se ideó está pensado principalmente para estudiantes de Historia porque les permite tener la posibilidad de hacer un trabajo de titulación, al tiempo que los familiariza con el periodo del dominio español en América, el novohispano, mismo que se ha trabajado poco en la Facultad de Historia de la UV. 

Entre las principales limitantes es precisamente la falta de un curso de paleografía, por ello es que la entidad universitaria, en su búsqueda de subsanar ese aspecto, promovió tal oferta académica.

Carta de Sor Juana Inés de la Cruz (del Archivo Claustro de Sor Juana)

Carta de Sor Juana Inés de la Cruz (del Archivo Claustro de Sor Juana)

Sobre la posibilidad de titularse de la Licenciatura en Historia al poner en práctica la paleografía, explicó que consiste en que el estudiante trabaja en la transcripción de un documento de los siglos XVI, XVII o XVIII y lo acompaña con un contexto general (la llamada diplomática del documento). 

Lo anterior pareciera sencillo, pero no es así. Como muestra cabe decir que Raya Guillén trabaja la paleografía desde hace 15 años, y aun con el oficio reconoce que se trata de un quehacer complicado. 

“Así como todos en la actualidad escribimos y abreviamos de forma diferente, igual en esa época. Entonces, sucede que te encuentras un documento con esa abreviatura que desconoces y te complica el asunto. Además, está el tipo de letra, porque no es una letra fácil y uniforme; estamos acostumbrados a pensar que las cosas siempre han sido de manera inamovible y algo tan cotidiano como escribir siempre ha sido igual, pero no.” 

 El no saber de paleografía, sentenció la entrevistada, “es una limitante fundamental para abordar, sobre todo, trabajos históricos del periodo novohispano”. 

Lo más común es que los historiadores de tal época son personas con una formación sólida en esa disciplina; por otro lado, es una herramienta que paulatinamente ha quedado fuera del mapa curricular de la Licenciatura en Historia de la UV, “lo cual es grave pues estamos privando al estudiante de conocer información de 300 años de presencia española en América”. 

Para ella, el principal reto es que los jóvenes historiadores se interesen en tal periodo, pues lo común en las nuevas generaciones es estudiar y desarrollar investigaciones sobre el siglo XIX y primera mitad del XX. 

“Cada vez es más complicado encontrar gente que tenga esta formación, que sepa leer los siglos XVI, XVII y XVIII porque la mentalidad del estudiante o de los historiadores jóvenes es ‘para qué me complico la existencia si puedo hacer un trabajo del siglo XIX o lo más cercano a la paleografía, pero legible, siglo XVIII’; pero, como estudiante, hacer una tesis del siglo XVI o XVII es todo un reto, porque implica el dominio de esta herramienta, que es fundamental.”

Desde hace 15 años Adriana Lucero Raya Guillén está dedicada a la paleografía

Desde hace 15 años Adriana Lucero Raya Guillén está dedicada a la paleografía

Antaño, el papel lo traían de España
Los documentos antiguos, amén de ser fuentes de información, tienen su propia historia. De inicio, en los siglos XVI y XVII quienes sabían escribir sólo eran personas de la élite eclesiástica o de la Corona. 

Además de que la mayoría de la población no sabía leer y escribir, el papel no se manufacturaba en la Nueva España, sino que era traído del viejo continente. “Fue uno de los monopolios del rey”. 

Raya Guillén describió que el papel llegaba por barco y era sellado por la Corona Española para su venta y distribución en lo que hoy es México; si bien el clandestinaje siempre ha existido, en este caso su calidad era muy precaria y sólo se utilizaba para correspondencia personal, no para asuntos legales u oficiales, lo cual era considerado un delito. 

“El papel que se utilizaba llevaba una base de algodón muy importante que le daba ese grosor, firmeza y durabilidad. Además, se escribía con tinta china, se secaba con polvos de añil y otros materiales.” 

Las fojas venían selladas con el permiso de la Corona Española y el precio de la misma (alrededor de un cuartillo de peso) y eso conllevaba a otro problema: la poca liquidez monetaria en ese periodo; por ello, en muchas ocasiones el papel se adquiría por intercambio de otros productos. Cabe decir que la tinta china y el añil tampoco eran insumos asequibles. 

“Era un proceso complicado, sin embargo, era una sociedad muy apegada a las cuestiones legales y jurídicas, por eso es que hay demasiada información de las diferentes instituciones novohispanas, de testimonios, cartas y cuestiones personales.” 

La académica recordó que tanto la Iglesia como la organización de gobierno de la Corona eran una sola, por ello hay una serie de dependencias abocadas al funcionamiento de la Nueva España, y todo se hizo a través de documentos, que además eran el único medio de comunicación. 

Al preguntarle si la correspondencia de la conspiración contra la Corona se hizo con papel oficial o clandestino, expuso: “Yo les digo a mis estudiantes que así como los indígenas hicieron la Conquista, los españoles hicieron la Independencia. La gente que estaba detrás del movimiento de Independencia estaba dentro de la Iglesia y tenía acceso al papel; era gente pudiente, criollos que estaban perdiendo poder, pero eso no quiere decir que no tuvieran recursos”.

Documento del siglo XVI (del Archivo Claustro de Sor Juana)

Documento del siglo XVI (del Archivo Claustro de Sor Juana)

Un dato más que destacó es que, al menos en asuntos oficiales, sólo existieron escribanos, pues las mujeres no tenían acceso a esa formación. 

Cabe citar a Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), quien no era escribana, sino que escribía por gusto y como monja tenía estos recursos (lo difícil para ella fue lograr entrar a la Orden de San Jerónimo, apunto la entrevistada). 

Remarcó que en ese periodo había más mujeres que, al igual que Sor Juana Inés de la Cruz, sabían leer y escribir pero no podían ejercer como escribanas y no tenían puestos dentro del gobierno. 

Documentos antiguos siguen a la espera de ser estudiados
La historiadora remarcó que hay muchas deudas historiográficas de este periodo para el caso de Veracruz, pues los temas más estudiados son: haciendas, esclavitud, negritud e indígenas. 

A propósito de ello citó el Fondo Antiguo de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información de la región Xalapa de la UV, el Archivo General del Estado y los de notarías de larga data en la entidad. Además, está el Archivo General de la Nación. 

De acuerdo con sus palabras, el saber paleografía no sólo es importante sino algo vigente y fundamental para conocer de nuestros orígenes como nación independiente, lo cual parece lejano pero se percibe en la vida cotidiana. 

“Mucho de lo que somos proviene de esa presencia española en América, nos guste o no. Es parte de nuestro pasado, de nuestro devenir, de cómo vemos la vida. Todos los días hablamos en castellano precisamente por esa presencia. Nuestra religiosidad y forma de ver la vida es precisamente por ese sincretismo religioso que tenemos y que forma parte de ese encuentro de dos mundos.”

Letra de Felipe II (del Archivo Claustro de Sor Juana)

Letra de Felipe II (del Archivo Claustro de Sor Juana)

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