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Envidia y celos detonan violencia contra mujeres

  • Investigadoras de la UV participaron en mesas de diálogo “La envidia, ese mal nuestro de cada día” y “La envidia frente al espejo de las violencias”, dentro del I Coloquio Las bajas pasiones frente al espejo 

Carlos Hugo Hermida Rosales 

09/10/2019, Xalapa, Ver. Investigadoras de la Universidad Veracruzana (UV) abordaron los temas de la envidia y la violencia desde diversos enfoques, en las mesas de diálogo “La envidia, ese mal nuestro de cada día” y “La envidia frente al espejo de las violencias”, realizadas el 3 de octubre en el Instituto de Investigaciones HistóricoSociales (IIH-S). 

Éstas se llevaron a cabo dentro del I Coloquio Las bajas pasiones frente al espejo: estudios clínicos y humanísticos de las emociones/envidia y celos, que se llevó a cabo del 2 al 4 de octubre en este recinto universitario.  

Esther Hernández Palacios, integrante del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L), habló sobre la poesía escrita por mujeres mexicanas en el siglo XIX y las primeras décadas del XX, que se caracterizó por cantar a la vida hogareña y acercar a los miembros familiares a la religión y buenas causas. 

Mencionó que las primeras poetas que marcaron diferencia y hablaron de pasiones dentro de sus obras fueron Concha Urquiza y Concepción Michel, la primera inmersa en una batalla por dominar sus deseos terrenales y alcanzar la vía mística, y la segunda comprometida con la revolución socialista y la liberación femenina. 

Compartió que hacia finales de la primera mitad del siglo XX, Rosario Castellanos y Enriqueta Ochoa abordaron el tema de la pasión amorosa en sus poemas.  

Destacó que Rosario Castellanos defendió a la mujer y se rebeló contra la hegemonía del varón en la sociedad mexicana.  

Durante su ponencia “Las pasiones en la poesía escrita por mujeres en México”, Hernández Palacios también comentó que Enriqueta Ochoa fue condenada por su poesía, castigo que fue fomentado desde el púlpito. Esta condena, añadió, incluso le valió abandonar la ciudad de Xalapa –en la que trabajó como catedrática dentro de la UV–, expulsada por una sociedad que la tachó de inmoral. 

Leticia Mora Perdomo, también del IIL-L, expuso el tema “Las bajas pasiones en algunos cuentos de Borges” y explicó que en los textos de este escritor se puede observar un duelo racional por contener la pasión.  

Comentó que Borges revela, en un saber oscuro, que las pasiones contienen una memoria soterrada del cuerpo, que entrelaza sus fibras, razones y espejeos.  

“El arte se asegura de transmitirlas ancladas en el inconsciente y develarlas como proceso, relato, en cuyo espejo nos reconocemos humanos en nuestras razones y sin razones”, explicó.  

Las mesas de diálogo congregaron a estudiantes, académicos e investigadores

Xamanek Cortijo Palacios, investigadora del Instituto de Neuroetología, presentó el tema “Entre el querer y el temer perder: violencia en nombre del amor” y señaló que la envidia y los celos siempre han jugado un papel como detonante de actos de violencia contra las mujeres 

Explicó que si bien la envidia y los celos comparten el querer poseer, la diferencia personal radica en el objeto o sujeto al que se enfocan, y con ello a las acciones que se realizan para conseguirlo, las cuales han llevado a más de una persona a cometer actos de violencia para lograrlo. 

Ejemplo de esto son los crímenes mal llamados pasionales que en su mayoría son cometidos contra mujeres. 

La investigadora citó a Fernando Savater al mencionar que “casi siempre los celos se relacionan con la envidia, pero la diferencia es que se cela lo que se posee y se envidia aquello que no se tiene”. 

Magali Velasco Vargas, directora de la Facultad de Letras Españolas, colaboró con el tema “El espejo de la madrastra de Blanca Nieves: la écfrasis como representación del abuso sexual infantil en tres novelas mexicanas”. 

La catedrática declaró que el cuento de Blanca Nieves es por excelencia el ícono de la envidia, pero no de cualquier tipo, sino de aquella que implica la competencia sexual entre individuos de diferentes generaciones. 

Comentó que diversas variaciones de esta historia comparten las mismas situaciones, como el terror maternal de perder la identidad ante la hija, las relaciones incestuosas sublimadas a la pedofilia, y un personaje femenino negativo en forma de una bruja o madrastra que envidia la juventud o la belleza. 

Relató que actualmente la industria cinematográfica ha aumentado la edad de las heroínas y princesas protagonistas de sus historias, pero que aún queda la interrogante sobre si esto contribuye a cambiar el paradigma de discursos subyacentes.  

“Si bien la literatura no tiene la respuesta a esta incógnita, es un espacio idóneo para reflexionar en torno a ello”, aseguró. 

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