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En la escritura siempre hay rasgos de nuestra primera lengua: Verónica Aguilar

  • La egresada de Lengua y Literatura Hispánicas analizó cómo escriben francófonos con un nivel avanzado de español como segunda lengua
  • Durante un semestre cursó estudios en la Universidad de Nantes, en Francia
  • Es ganadora del Premio “Arte, Ciencia, Luz” en la categoría Humanidades, grado licenciatura

 

Verónica Aguilar Martínez, ganadora del Premio “Arte, Ciencia, Luz” en 2017 de nivel licenciatura

 

David Sandoval Rodríguez

 

29/12/2017, Xalapa, Ver.- Verónica Aguilar Martínez, egresada de la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana (UV), obtuvo el Premio “Arte, Ciencia, Luz” 2017 en la categoría Humanidades, grado licenciatura, con el trabajo recepcional “Análisis de errores en la producción escrita de francófonos aprendices de L2 español”.

Su trabajo se ubica en el área de investigación y se refiere a la adquisición de segundas lenguas, en particular a cómo aprendemos una lengua que no es la nuestra, ya sea extranjera o nacional.

Explicó que en la Facultad de Letras Españolas se aborda el estudio de la literatura, así como el de las bases lingüísticas; su trabajo se enfoca particularmente hacia la lingüística y detalló que L2 es el acrónimo para referirse a lengua segunda.

“La lingüística estudia la facultad de los humanos para aprender un lenguaje y usarlo, independientemente de la lengua que se hable; como estudié español, mi especialidad es en lengua española”, dijo.

“Quise analizar cómo escriben adultos que ya tienen un nivel avanzado de español como segunda lengua, pero que aún siguen cometiendo ciertos errores; analicé éstos, los clasifiqué, cotejé ciertas unidades lingüísticas donde aparecían con unidades correctas, de lo cual se generó una clasificación propia.”

Explicó que la conclusión de su trabajo es que las lenguas están conviviendo, “me refiero a la lengua materna de los estudiantes, que es el francés, y el que están aprendiendo, el español; conviven a pesar de que la producción escrita que hicieron para este trabajo sucede en un contexto donde se les pedía inhibir su francés y escribir sólo en español”.

A pesar de ello, en su redacción hay rastros de su primera lengua, por ejemplo en las estructuras sintácticas, que a veces sí existen en español, pero los hablantes nativos las usamos menos, mientras que ellos las están “calcando” (por decirlo de alguna forma) de su lengua, a veces incluso “calcan” la ortografía y en ocasiones se da uno cuenta de que las estructuras de su lengua les impiden comprender algunas estructuras del español.

Por ejemplo, para estructuras como “me gusta el chocolate”, ellos invierten el orden: “el chocolate me gusta” y en el momento de escribir en español, también aparecen errores en cuanto a la concordancia de número: en lugar de “me gustan los chocolates”, escriben “me gusta los chocolate” porque aprendieron la manera de decir “me gusta” pero no han aprendido a establecer la concordancia porque en francés lo dicen en orden inverso.

Hay teorías de lingüística cognitiva que plantean que nuestro idioma incide en los rasgos del mundo que tomamos más en cuenta, aquéllos a los que les damos prioridad, esto varía de una lengua a otra, relató.

Aguilar Martínez tuvo la oportunidad de viajar al extranjero como parte de su formación, por ello realizó una experiencia de movilidad internacional en la Universidad de Nantes, en Francia, durante un semestre, de enero a junio de 2014, relación que le sirvió también para su tesis de licenciatura.

Para su trabajo recepcional pensó que podría trabajar con estudiantes de español y decidió escribirle a un contacto de la universidad francesa solicitando apoyo; una profesora se ofreció a recabar las muestras en las condiciones requeridas y otra amiga que también estaba allá se abocó a escanear las hojas escritas por los alumnos europeos, “fue un trabajo colaborativo”, refirió la ganadora.

Comentó que en Nantes llegó a la Licenciatura Ciencias del Lenguaje y pudo platicar con estudiantes de posgrado, además de que pudo perfeccionar la lengua y establecer contactos para el futuro como la posibilidad de realizar un posgrado en algún momento.

No obstante a que parecía un gran reto, los profesores y compañeros fueron muy amables y le apoyaron en todo momento, logrando resolver con éxito su estadía, agregó.

Su tema del trabajo recepcional se le ocurrió a finales de 2014, justo un semestre después de haber regresado de Europa y para realizarlo tomó entre 60 y 70 muestras de alumnos de español de un nivel avanzado, de entre 18 y 25 años, de las cuales sólo sirvieron 44.

Subrayó que hubo una gran inversión en tiempo para analizar las muestras, de hecho fue el lapso que mayor duración le dedicó a su trabajo para, posteriormente, “atreverme a proponer una clasificación de los datos porque las clasificaciones existentes no me servían; necesité mucha disciplina y ser muy congruente con mis objetivos a la hora de tomar decisiones sobre cómo clasificar y perder la pena de pedir ayuda”.

En ese sentido, agradeció el apoyo de su directora de tesis, Rebeca Martínez Rodríguez, y de la profesora Marianela Hernández Páez, ambas académicas del Área de Lingüística en su Facultad, quienes revisaron sus datos obtenidos de la muestra.

Agregó que existen dos trabajos similares pero uno había trabajado con estudiantes cuya lengua materna era el alemán o el japonés y su clasificación tomaba en cuenta esta diversidad; el otro analizó sólo estudiantes de español, eran francófonos pero no se especificaba si habían recibido ayuda personalizada o de un diccionario.

En cuanto a su investigación, la universitaria solicitó a sus voluntarios escribir sobre un tema muy general, aquello en lo que se sintieran seguros, “porque si tienen libertad respecto a lo que escriben es posible detectar aquellos errores que yo buscaba”, la pregunta fue: ¿Cómo es y cómo ha sido tu relación con el español? Algunos hablaron de viajes y en general cada quien decidió qué contar. Estos fueron los textos que le envío su amiga escaneados desde Francia.

“Para entender cómo están procesando el lenguaje necesitaba que sus escritos fueran producciones propias, que no recibieran ayuda de un amigo, un diccionario o una computadora, por ello pedí que escribieran a mano durante 30 minutos en un salón de clases”, detalló.

Respecto al reconocimiento que otorga la UV a los trabajos recepcionales más destacados, como es el Premio “Arte, Ciencia, Luz”, la egresada mencionó: “Sabía que existía el premio, pero no sabía qué tan competido podría ser”. Lo consideró como una opción interesante porque recibió la mención honorífica en su examen de grado, así que decidió participar en la convocatoria.

Con relación a su sentimiento de ser una de las ganadoras, dijo que le entusiasma “porque puede ser un punto importante a la hora de solicitar una beca para estudiar una maestría” y le gustaría especializarse en psicolingüística, en particular en la adquisición de segundas lenguas o multilingüismo “porque en México hay un campo muy amplio de investigación pues tenemos más de 70 lenguas, hay mucho que investigar”.

Recomendó a los universitarios que “hagan lo mejor que puedan en cada paso, sin preocuparse demasiado por los premios o estudiar un doctorado, sino en cada materia y en cada paso de la tesis, no tengan miedo de pedir ayuda”.

 

 

 

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