- José Luis Reyes Santos y Alberto Pérez Salgado participaron en la mesa “Filosofía en México en el siglo XX: Salmerón y Villoro”
- Coincidieron en que la filosofía mexicana del siglo XXI debe seguir siendo un espacio de crítica, autenticidad y compromiso con la comunidad

En la Mesa de diálogo “Filosofía en México en el siglo XX”, los ponentes reflexionaron sobre aportes de Fernando Salmerón y Luis Villoro
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla Palacios
29/04/2025, Xalapa, Ver.- José Luis Reyes Santos y Alberto Pérez Salgado, egresados de esta casa de estudios, analizaron los puntos de convergencia y tensiones en las obras de los filósofos mexicanos Fernando Salmerón y Luis Villoro, destacando su papel en la consolidación de una filosofía profesional y auténtica en México.
Lo anterior, al participar en la Mesa de diálogo “Filosofía en México en el siglo XX: Salmerón y Villoro”, como parte del Coloquio Homenaje “Ética, filosofía y racionalidad práctica: 100 años de Fernando Salmerón”, organizado por la Facultad de Filosofía y el Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana (UV).
El encuentro académico tuvo como sede el Salón Azul de la Unidad Académica de Humanidades, y ahí los ponentes exploraron las contribuciones de dos de los filósofos más influyentes del pensamiento mexicano contemporáneo: Fernando Salmerón y Luis Villoro.
José Luis Reyes centró su exposición en la trayectoria intelectual de Fernando Salmerón; destacó su formación con el también filósofo José Gaos y su participación en los seminarios filosóficos que marcaban una clara distinción entre el análisis monográfico y la reflexión crítica.
Salmerón, señaló Reyes Santos, fue parte de una generación que apostó por una filosofía rigurosa, articulada desde la educación, la ética y el derecho. En este sentido, “se interesó no solo por la cultura filosófica en México, también por su expansión hacia Latinoamérica e Hispanoamérica”.

José Luis Reyes centró su exposición en la trayectoria intelectual de Fernando Salmerón
El ponente subrayó también la participación del homenajeado en la creación de instituciones educativas clave, como la Facultad de Filosofía y Letras, y su aporte en textos fundamentales como Filosofía en México de 1950 a 1975 y Notas sobre la cultura filosófica en México; en estos escritos expresó la necesidad de construir una identidad en la filosofía mexicana.
Por su parte, Alberto Pérez contextualizó el desarrollo de la filosofía en México desde la llegada de los transterrados o exiliados españoles, como José Gaos y María Zambrano, cuyo legado intelectual dotó a los pensadores mexicanos de herramientas metodológicas para profesionalizar la disciplina. A partir de esta herencia surgieron dos preguntas clave: ¿qué es la filosofía mexicana? y ¿cómo se constituye?
Desde este punto, Pérez Salgado abordó la perspectiva de Luis Villoro, quien distinguía entre originalidad y autenticidad. Para él, hacer filosofía auténtica no implicaba simplemente romper con las corrientes occidentales, sino “hablar desde ellas”, desde el contexto y las necesidades de la sociedad mexicana, esta búsqueda de autenticidad se tradujo en un pensamiento que debía responder a la realidad concreta, no solo en términos abstractos.
En este punto, Villoro y Salmerón coinciden: “La filosofía debe ser útil para el mundo”, señaló Alberto Pérez, aludiendo a una tensión central en sus pensamientos entre el diálogo interior de la razón y la demanda de la comunidad; para ambos, esta disciplina debía ser una operación concreta ejecutada desde una situación determinada, como afirmaba Salmerón.

Alberto Pérez contextualizó el desarrollo de la filosofía en México desde la llegada de los exiliados españoles
También compartieron una fuerte crítica a la enajenación institucional. Si bien fueron impulsores de la profesionalización filosófica en el país, advirtieron sobre el riesgo de que esta se convirtiera en servidumbre académica.
“Filosofar con la comunidad no es corresponder ciegamente con la institución”, destacó Alberto Pérez, subrayando que tanto Salmerón como Villoro concibieron el filosofar como un acto dialógico y ético.
Luis Villoro, particularmente en su teoría de la justicia, partía no de principios universales, sino de la experiencia personal, del sufrimiento real, como el de los grupos originarios excluidos del discurso dominante; esta postura coincidía con la visión de Fernando Salmerón sobre la enseñanza de la filosofía como un proceso formativo centrado en formular preguntas relevantes desde el presente.
José Luis Reyes y Alberto Pérez coincidieron en que la filosofía mexicana del siglo XXI debe seguir siendo un espacio de crítica, autenticidad y compromiso con la comunidad, como bien lo señaló Salmerón, el diálogo es el elemento primordial; pero si este se cierra ya no habrá nada que decir y, por lo mismo, ya no habrá filosofía que hacer.
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