General

Casi un tercio de la población padece trastornos del sueño

  • En México
  • Insomnio, pausas respiratorias asociadas al ronquido y síndrome del movimiento periódico de las extremidades, entre los más frecuentes
  • Así lo dio a conocer Fabio Alfredo García García, responsable del Laboratorio de Biología del Sueño en el Instituto de Ciencias de la Salud de la UV

 

Claudia Peralta Vázquez

Con base en estudios epidemiológicos recientes, se ha determinado que el 30 por ciento de la población en general padece trastornos del sueño, siendo los más comunes el insomnio, apnea del sueño o pausas respiratorias asociadas al ronquido, así como el síndrome del movimiento periódico de las extremidades, así lo dio a conocer Fabio Alfredo García García, investigador del Instituto de Ciencias de la Salud (ICS) de la Universidad Veracruzana (UV).

El también responsable del Laboratorio de Biología del Sueño destacó la incursión de este organismo en la parte clínica del tratamiento y diagnóstico de los trastornos del dormir. Dijo que actualmente han sido descritos más de 100 trastornos de este tipo entre la población.

Fabio Alfredo García García, responsable del Laboratorio de Biología del Sueño del ICS.

Fabio Alfredo García García, responsable del Laboratorio de Biología del Sueño del ICS.

En términos económicos, para los sistemas de salud y economía de los países del mundo, esta problemática tiene un factor negativo evidente, ya que una persona somnolienta no rinde en el trabajo, llega tarde, duerme durante sus labores y produce menos, mientras que los estudiantes tienen un bajo desempeño académico.

Fabio Alfredo comentó que el trastorno más frecuente es el insomnio, seguido de apnea del sueño o pausas respiratorias asociadas al ronquido y el síndrome del movimiento periódico de las extremidades. Este último se detalla como movimientos involuntarios que ocurren en piernas o brazos antes de dormir e impiden que el paciente pueda conciliar su sueño.

El investigador del ICS mencionó que desde hace aproximadamente seis años, el Laboratorio de Biología del Sueño tiene como finalidad estudiar la función propia del sueño, por qué y para qué dormimos.

“Detrás de esta pregunta compleja para los neurocientíficos, hay diferentes aproximaciones experimentales ya que el modelo de estudio es el roedor o rata wistar de laboratorio.”

Esto ha permitido estudiar el sueño en el animal, someterlo a diferentes manipulaciones y saber cuál es la función de este fenómeno para el cerebro y el organismo íntegro.

Dicho análisis consistió en medir los cambios en la morfología de las neuronas del hipocampo de la corteza prefrontal en ratas jóvenes y viejas, las cuales se sometieron a privación del sueño por 24 horas.

“Se observó que los animales viejos, tal y como lo había reportado la literatura previamente, tienen una reducción drástica del árbol dendrítico que conforma la neurona”. Explicado de otra forma, la privación del sueño en un cerebro viejo tiene un efecto positivo en esa región de la corteza cerebral.

Lo anterior, dijo García García, llamó mucho la atención porque se ha demostrado que privar del sueño a un paciente con Parkinson mejora sustancialmente su deterioro motor. “No se sabe cuál es el mecanismo por el cual esto ocurre, pero nuestro trabajo está aportando la primera evidencia de que la privación del sueño tiene una repercusión positiva para el manejo de algún tipo de trastorno neurodegenerativo”.

Comentó que en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se han realizado otros estudios sobre modelos de traumatismo craneoencefálico en roedores a los cuales se les priva del sueño inmediatamente después de la contusión.

“Se ha visto que se recupera el daño neurológico y motor producido en los animales, parece ser que un periodo no determinado de falta de sueño puede ser un potenciador que obliga a las neuronas a repararse y compensar el daño, aunque no se entiende cómo ocurre esto.”

Otro de los estudios realizados en el Laboratorio de Biología del Sueño consiste en determinar el efecto de la hormona del crecimiento, que entre sus muchas funciones se ha demostrado su proliferación en el cerebro, en las regiones que tienen la capacidad de producir nuevas neuronas.

“Cuando administramos hormonas del crecimiento a los roedores por varios días, se lleva al cerebro a la obtención de nuevas células y uno encuentra mayor número de neuronas.”

Compartió que también han podido probar que se inhibe la proliferación neuronal en animales privados del sueño tras haberles suministrado hormonas de crecimiento, demostrando que éstas tienen un papel neuroprotector para el cerebro cuando es sometido a la falta de sueño. Esto podría explicar, desde el punto de vista de la fisiología integrativa, por qué los niños y adolescentes tienen que dormir muchas horas.

“Cuando los bebés y los niños dejan de dormir inhiben la hormona del crecimiento y otras nuevas neuronas, lo cual afectaría su desarrollo cognitivo posteriormente”, concluyó.

 

Categorías: General

Etiquetas: