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Brigadistas UV se vuelven parte de las comunidades donde realizan servicio social

  • Diego Domínguez, responsable de la Casa UV de El Conejo, contó su experiencia desde que era alumno de bachillerato y pudo estudiar Biología en la máxima casa de estudios 
  • “La experiencia no sólo los ayuda a mejorar como profesionistas, sino también como seres humanos, los vuelve más humanistas”, aseguró 

 

Diego Domínguez Hernández, responsable de la Casa UV en El Conejo, recordó cómo se gestó la edificación y los beneficios que ha traído a varias comunidades

Diego Domínguez, responsable de la Casa UV de El Conejo y de las BUSS en la región, recordó el inicio del programa en 1996

 

David Sandoval Rodríguez 

18/09/2021, Xalapa, Ver.- Los universitarios que deciden sumarse a las Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS) se convierten en parte de las comunidades que benefician y viven experiencias definitivas para su vocación, explicó Diego Domínguez Hernández, responsable de la Casa de la Universidad Veracruzana (UV) de la localidad El Conejo, quien conoció por primera vez este programa de la Dirección General de Vinculación (DGV) hace 25 años, cuando se creó. 

En el marco del vigésimo quinto aniversario, personal de la DGV comparte sus experiencias en esta labor que genera beneficios en diversas localidades de la entidad, ya sea con las Casas UV o con las acciones de los estudiantes que se incorporan a las BUSS. 

Diego Domínguez es originario de El Conejo, localidad ubicada a las faldas del Cofre de Perote y al día de hoy, además de ser responsable de la Casa UV, supervisa a los jóvenes que llegan a incorporarse a las brigadas que también trabajan con las comunidades aledañas Los Pescados y Rancho Nuevo. 

En la actualidad son 14 estudiantes de programas educativos del Área de Ciencias de la Salud y de la Facultad de Pedagogía quienes realizan actividades que, debido a las restricciones sanitarias por la pandemia de Covid-19, han tenido que trabajar en línea y usando las redes sociales digitales. 

Domínguez Hernández recordó cuando los brigadistas llegaron a las comunidades de la región del Cofre de Perote en 1996: “Éramos jóvenes que estudiaban la secundaria, algunos la preparatoria, y poco a poco nos fuimos integrando en las actividades que se realizaban; nos involucramos mucho en el trabajo que hacían las brigadas y apoyamos en los cursos que impartían, en general en todas las actividades que realizaba la UV. En aquel entonces las brigadas eran equipos multidisciplinarios con estudiantes de distintas carreras y estaban compuestas por 15 a 20 integrantes, con alumnos de Medicina, Ingeniería, Derecho y Enfermería, entre otras”. 

Aquellas brigadas se convirtieron en el ejemplo del trabajo que realiza la UV y sus estudiantes, por lo que despertaron el interés de continuar su educación en muchos de los niños y adolescentes de las comunidades que visitaron. 

Cuando finalizó sus estudios de bachillerato, Diego asistió a una reunión en la que se encontraban diversas autoridades encabezadas por el gobernador Miguel Alemán Velasco y el rector de la UV en ese entonces, Víctor Arredondo Álvarez, a quienes se les externó la inquietud de un grupo de adolescentes para continuar sus estudios a nivel profesional “porque la verdad en la región era muy difícil para los jóvenes poder cursar una carrera”. 

El responsable del área de vinculación universitaria en 1998, Mario Fernández de la Garza, el rector Arredondo Álvarez y el alcalde de Perote, José Yunes Zorrilla, tomaron en cuenta la solicitud y apoyaron a un grupo de seis jóvenes de la región: dos de El Conejo, dos de Los Pescados, uno de El Llanillo y otro de Tembladeras, para que tomaran los cursos de inducción del examen de ingreso a la Universidad. 

Todos lograron ingresar a la máxima casa de estudios y dos estudiaron Biología –uno de ellos el propio Diego Domínguez–, tres estudiaron Agronomía y otro Pedagogía. 

Al finalizar sus estudios, Domínguez Hernández se incorporó como prestador de servicio social al Departamento de Vinculación, en aquel entonces dirigido por el antropólogo Alejandro Moreno Hernández. 

“La visión era que nosotros como estudiantes regresáramos a nuestras comunidades a trabajar”, puntualizó. 

 

Universitarios tienen una gran capacidad de trabajo 

Diego Domínguez relató que en 2004 tuvo la oportunidad de incorporarse como trabajador a la UV y comenzó a laborar en el apoyo de los Centros Comunitarios Digitales dando cursos a niños, jóvenes y adultos en el manejo de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC); luego, de 2007 a 2014 realizó labores de coordinación de los brigadistas en campo y en la Casa UV. 

Fue en 2019 cuando comenzó su labor como responsable de la Casa UV de la localidad de El Paisano y la Casa UV de El Conejo, así como de las BUSS de El Llanillo y Tatatila. 

Como responsable de la Casa UV desde 2014 le ha tocado recibir a infinidad de jóvenes, a quienes les reconoce “una gran capacidad de trabajo que ha dejado mucho en las comunidades”. 

En tal sentido, subrayó que colaborar como parte de una BUSS “es una experiencia infinita que hasta los padres de familia agradecen; me han dicho: ¿Sabe qué? Le agradecemos al programa de brigadas porque ha formado a mi hijo, ha entendido la situación que se vive en las comunidades, ha enfrentado problemas reales y hasta en casa ha cambiado su comportamiento”. 

Por ello recalcó que el trabajo que realizan los universitarios al participar dentro de una BUSS “no sólo los ayuda a mejorar como profesionistas, sino también como seres humanos, los vuelve más humanistas y saben que si dan lo mejor, también lo van a recibir, porque ellos comparten su conocimiento y sus habilidades para que al cabo de un tiempo la comunidad se los retorne y agradezca, porque es un apoyo mutuo que se brindan”. 

Respecto a cómo han cambiado las cosas desde 1996 al día de hoy, dijo que en las localidades ya hay muchos profesionistas egresados de la UV; “nos da gusto saber que jóvenes de la región presentaron examen en la Universidad, en la Escuela Normal, en el Tecnológico de Xalapa; año con año van ingresando a carreras universitarias y ahora en las comunidades dicen: ya tenemos ingenieros, biólogos, enfermeros, maestros, agrónomos y esto es debido al trabajo de la Universidad, que ha ido cambiando la mentalidad de los padres de familia y de los jóvenes”. 

Un elemento fundamental de este cambio son las pláticas que dan los brigadistas en las escuelas primarias y secundarias, mediante las que se va inculcando a los más jóvenes el interés y la motivación por seguir estudiando, a diferencia del pasado cuando eran muy pocos los que llegaban incluso al bachillerato. 

“Es una labor muy importante porque los jóvenes llegan a trabajar a las comunidades que más lo necesitan, principalmente brindando atención a la salud en psicología, pedagogía y nutrición.” 

Dicha labor es muy valorada por los habitantes de las localidades, quienes tienen en estima a los jóvenes que han realizado su servicio social en la región, agregó. 

“Muchas personas nos preguntan por los prestadores de servicio social y los recuerdan con afecto, incluso algunos egresados regresan a visitarlos porque han generado un buen trabajo y una buena relación en todas las comunidades.” 

 

Experiencia de brigadas se convierte en trabajo recepcional 

Además de los beneficios que las Casas UV y las BUSS aportan a las localidades, para los estudiantes existe la posibilidad de generar trabajos recepcionales o temas de investigación de tesis, como ha ocurrido en varias ocasiones, comentó. 

“Hay jóvenes que aprovechan su participación en las BUSS y que empiezan a recolectar la información para realizar su tesis, es un beneficio que brinda este programa, que además de realizar sus actividades pueden enfocarse a elaborar su trabajo recepcional.” 

Es por ello que a todos los jóvenes que recibe durante el curso de inducción de las BUSS les recuerda que se involucren con toda la comunidad, porque “una vez que la comunidad los identifique como parte de la misma no van a preocuparse por cualquier necesidad, si les falta agua o luz, la comunidad entra; si se les acabó el gas, la comunidad los invita a comer, nunca se les toma como una institución ajena, los jóvenes son parte de todas las familias”. 

Respecto a los momentos más significativos que ha vivido siendo parte de la vinculación universitaria, el académico recordó emotivamente a su madre, Silvia Hernández Domínguez, quien acompañada por su padre, Remigio de Jesús Domínguez Martínez, apoyaron desde el inicio el programa de brigadistas y la instalación de la Casa UV en El Conejo, entre otras instancias como la creación de una secundaria y una tienda comunitaria. 

“Como responsable de la Casa UV he tratado de dar todo por las comunidades para que se desarrollen los proyectos porque no queremos que se queden a medias y mi mamá siempre me decía: trabaja para el beneficio de las personas, sin importar si te agradecen o no, y hazlo con gusto. Así lo estamos haciendo y así seguirá siendo.” 

Diego Domínguez reconoció que uno de los retos que se enfrenta en la actualidad es el descenso del número de estudiantes universitarios que se interesen en participar dentro de las BUSS y consideró que las causas pueden ser varias; sin embargo, opinó que “antes los jóvenes se iban al campo a experimentar y vivir de manera distinta, ahora no es así”. 

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