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Aprender a organizarse es una forma de autocuidado: especialista

  • El manejo del tiempo no se trata solo de hacer agendas, sino de cuidar la salud mental y reconocer nuestras emociones al enfrentar tareas 
  • Procrastinar no es flojera, es una forma de evitar emociones incómodas; aprender a priorizar también es aprender a cuidarse 

 

En la sesión educativa del programa Naturalmente Universitario se habló acerca del manejo del tiempo y su impacto en la salud

 

Paola Cortés Pérez 

Fotos: Omar Portilla Palacios 

10/07/2025, Xalapa, Ver.- Aprender a manejar el tiempo no solo implica distribuir tareas, sino también reconocer emociones, poner límites y priorizar el bienestar personal; en ese sentido, organizarse es una forma de autocuidado, afirmó el psicólogo Héctor Daniel Rodríguez Palmeros, durante la charla “Manejo del tiempo”, organizada por el Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios (Cendhiu) de la Universidad Veracruzana (UV). 

El especialista que colabora en el Cendhiu señaló que el tiempo no es un recurso renovable y que la forma en que lo vivimos está mediada por factores emocionales, sociales y cognitivos. 

“Todos tenemos las mismas 24 horas, pero cada momento se experimenta distinto; lo que sentimos mientras realizamos una actividad determina cuánto nos afecta o nos desgasta”, apuntó. 

 

Se presentaron resultados sobre una encuesta realizada durante la charla

 

Destacó que una de las causas más comunes del mal manejo del tiempo es la procrastinación, que no debe entenderse simplemente como pereza, sino como una forma de evitar emociones desagradables como miedo al fracaso, inseguridad o agotamiento. 

Rodríguez Palmeros cuestionó la creencia de que se rinde mejor bajo presión, y aseguró que esto se trata de un sesgo cognitivo: “No es que funcionemos mejor en la última hora, sino que ya no queda más remedio que actuar; la forma de operar de manera repetida puede generar desgaste físico y emocional”. 

Además, habló sobre los efectos acumulativos de no cumplir con lo que uno mismo se propone: “Cada vez que dejamos una tarea pendiente afectamos nuestra percepción de autoeficacia. A largo plazo, esto impacta negativamente en la autoestima y el bienestar emocional”, afirmó. 

Por último, recomendó dejar de castigar la procrastinación y, en cambio, reflexionar sobre qué emociones se evitan; asimismo, mencionó la importancia de intentar organizarse no como una exigencia externa, sino como un acto de confianza en uno mismo: “Me organizo porque confío en mí”.