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Academia se pronuncia por pluralidad y gobernanza colaborativa en Ley de CTI

  • Alberto Olvera destacó la necesidad de la autocrítica al interior de las universidades 

 

Académicos destacaron la importancia de no confundir la agenda de Estado con relación a la CTI, a la de un gobierno en turno

Académicos destacaron la importancia de no confundir la agenda de Estado con relación a la CTI, a la de un gobierno en turno

 

Karina de la Paz Reyes Díaz 

29/04/2021, Xalapa, Ver.- Como parte del Foro Interuniversitario “Jornadas de reflexión sobre el sistema de ciencia, tecnología e innovación que demanda el futuro”, organizado por instituciones de educación superior (IES) del país, públicas y privadasla academia reflexionó en torno al gobierno y gobernanza en tal rubro, coincidiendo en la importancia de la horizontalidad, pluralidad y que no debe confundirse la agenda de Estado con la de un gobierno, por citar algunos puntos. 

La Mesa 3 “Gobierno y gobernanza del sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI)”, desarrollada el 27 de abril por la plataforma https://www.facebook.com/IberoInvestigaanalizó las características que debe tener el gobierno del sistema nacional de CTI, y las formas de participación apropiadas de las comunidades para asegurar una gobernanza más democrática del sistema, a propósito de la nueva ley en la materia, que se impulsa para el país. 

Gabriela Dutrénit, de la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM), centró su participación en cuatro puntos: se requiere una política de Estado en CTI de largo plazo e independiente de las administraciones; que la gobernanza de este sistema esté basada en el principio de participación públicaun diálogo amplio entre los actores; para que ésta se pueda dar en la práctica se necesita tener un órgano de consulta y participación autónomo, que genere consensos y exprese las voces de las comunidades involucradas. 

Un cuarto planteamiento versó en que detallar que el gobierno de la CTI debe basarse en comités estratégicos que tengan participación pública, pero para que ésta se concrete, los organismos de consulta y participación deben tener voz y voto, al nivel que estén (federal, estatal, municipal). 

Continuó Jesús Guillermo Funes, presidente de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico, A. C., vicepresidente de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos y coordinador general del Foro del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT). 

Dijo que la CTI son fundamentales y estratégicos para cualquier país y sobre los cuales el mundo se desarrolla, por ello deben tener la más alta prioridad en el diseño de cualquier política pública. 

Debemos entender que la oferta viene de parte de las universidades, de los centros de investigación, hay que potenciarlos, fortalecerlos, dotarlos del suficiente presupuesto para que puedan generar un nuevo currículo que sea acorde con las necesidades”, añadió Funes. 

Aclaró que el financiamiento no necesariamente debe ser, en su totalidad, del gobierno, pues si bien éste “debe poner una cantidad importante para fortalecer universidades, investigación y formación de recursos humanos”, también es necesario considerar al sector privado para avanzar en CTI. 

Cristina Puga, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), subrayó una coincidencia en todas las mesas desarrolladas en este foro, sobre la necesidad de una amplia participación para fortalecer la ciencia mexicana. Precisamente, dijo, la gobernanza es más que la conducción de un proceso y que la gobernabilidad“es coordinación y la dinámica social misma la ha vuelto indispensable”. Opinó que el FCCyT es un espacio de gobernanza y se pronunció por reforzarlo nuevamente. 

Al hablar de órganos específicos en materia de CTI, con presencia de universidades, centros de investigación y la industria en los tres niveles de gobierno, expuso varias características: horizontalidad, inclusividadpluralidad, sensibilidad social; así como buenas prácticas que tienen que ver con la existencia de reglas, el respeto al conocimiento experto, recursos y autonomía. 

Carlos Iván Moreno, de la Universidad de Guadalajara, habló de cuatro puntos de gobernanza, que a su parecer, deben estar incorporados en la ley en materia de CTI: confianza y colaboración con el sector privado y social; reconstruir las capacidades del Estado, toda vez que “Estado austero difícilmente desarrolla ciencia de alto nivel y México históricamente ha sido anémico”, y detalló datos comparativos con otras naciones. 

Un tercer punto versó sobre la libertad académica y el fortalecimiento de las universidades. Para él, nse puede concebir un sistema innovador de ciencia, tecnología y humanidades sin plena libertad académica, y ésta se garantiza cuando se fortalecen las universidades y centros públicos de investigación. 

El último punto se refirió a la inversión: “No podemos hablar de desarrollo, soberanía científica, gratuidad ni obligatoriedad en educación superior, por más deseable que esto sea, con una recaudación fiscal de las más bajas del planeta”; para él, el debate fiscal es impostergable.

Hay que incidir políticamente: académico UV
En calidad de comentaristas participaron Jorge Cadena, de la UNAM; Lorena Ruano, del Centro de Investigación y Docencia EconómicasAlberto Olvera, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana (IIHS-UV), y Oscar Contreras de El Colegio de la Frontera Norte. 

Ellos remarcaron la importancia de la libertad de investigación, la autonomía, la necesidad de aumentar la inversión en la materia y que no debe confundirse la agenda de Estado con relación a la CTI, a la de un gobierno en turno. 

Alberto Olvera aclaró que en los puntos tratados por los ponentes no hay desacuerdo; la cuestión es ¿por qué si hay consensos, las cosas siempre son de otra maneraEl investigador del IIH-S remarcó que “el sistema científico tecnológico nunca no ha tenido modelos de gobernanza, ha tenido modelos de gobernabilidad”. 

Analizó tres puntos: habría que hacer una autocrítica del sistema universitario público mexicano, pues “nuestras universidades tampoco se rigen por el criterio de gobernanza, no son participativas, democráticas y los científicos tenemos que andar peleando nuestro espacio y presupuesto”. 

Es más, “hay muchas universidades públicas que están dañadas estructuralmente por contratos colectivos absurdos firmados tres o cuatro décadas atrás, por gobernadores irresponsables y líderes sindicales que no pueden ver hacia el frente, y son realmente inviables por razones laborales”. 

El segundo punto versó sobre el hecho de que se sigue sujeto a políticas sexenales, como la de reflexión en esta mesa. “La visión del actual gobierno es que él es el que debe fijar las prioridades científicas, no los científicos ni el sector privado ni los potenciales demandantes de nuestro conocimiento, es el gobierno el que sabe y tiene la legitimidad para exigir”. 

Visión incorrecta no sólo para el campo de la ciencia, sino de la sociedad y es más bien una práctica autoritaria, dijo el académico. 

El problema que enfrenta el desarrollo científico, tecnológico y de innovación en nuestro país hoy, es un reflejo de una historia pasada y de cómo se constituyó al sistema universitario nacional con altísimos costos, extraordinaria ineficiencia y poca autocrítica y menos democracia interna, y luego de cómo continúan practicándose políticas sexenales sin ninguna política de Estado y en este momento no parece haber condiciones para que este tipo de práctica cambie.” 

En ese tenor, el académico de la UV exhortó a realizar una doble operación autocrítica: la que tiene que ver con las propias instituciones universitarias y, en ese proceso de intentar democratizarlas, se haga lo propio con la sociedad. 

Tal planteamiento pareciera fuera del alcance, dijo, no obstante, está dentro de nuestro territorio incidir, por lo menos, en el campo de la política pública en materia de educación superior e investigación científica”. 

Se trata de incidir políticamente, actuar en lo público para inducir los espacios de participación que “impidan que el gobierno actual imponga una política que a todas luces no se corresponde con los principios que se acaban de enunciar”. 

Para Alberto Olvera se está ante un cambio de época, que significa hablar con la verdad, decir las cosas por su nombre, evitar el lenguaje periférico, “que es lo que sucede en las universidades”. “Nuestro papel no es sólo decirle al gobierno las buenas prácticas en que debería incurrir, sino de actuar, de alguna forma, para poder lograr este propósito, y eso implica empezar por nuestras propias casas. 

La mesa fue moderada por Fernando Fabián Rosales Ortegadel Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica.