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Educar para el cambio climático es preparar para el futuro complicado inminente

  • Además ayudará a tomar decisiones informadas sobre la situación imperante, consideró Édgar González al participar en el Seminario de Cambio Climático de la UV

 

Édgar González habló sobre la educación para el cambio climático

Édgar González habló sobre la educación para el cambio climático

 

Paola Cortés Pérez

Fotos: Omar Portilla Palacios

04/07/2022, Xalapa, Ver.- Educar para el cambio climático implica prepararnos para el desastre mediante decisiones informadas sobre la situación imperante, con predicciones de un futuro complicado e inminente, expuso Édgar González Gaudiano, investigador del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana (UV).

El también Director General de la Unidad de Estudios de Posgrado de la institución dictó la tarde del jueves 30 de junio la conferencia virtual “¿Educar sobre el clima o para el cambio?”, como parte de las actividades del Seminario de Cambio Climático, organizado por el Programa de Estudios de Cambio Climático.

La charla inició con una explicación sobre el cambio climático. Édgar González dijo que se trata de un fenómeno que contribuye significativamente al rezago, desigualdad y vulnerabilidad social. Pese a ser global, tiene impactos diferenciales, es decir, no afecta por igual a todas las regiones y personas; por el contrario, lo hace con mayor énfasis en los países que están el área intertropical y que tienen rezagos socioeconómicos.

Además, indicó que no se actúa de acuerdo a la creciente vulnerabilidad; no nos hemos preparado para enfrentar lo que ocurrirá; no se toman las medidas necesarias ni se implementan programas para fortalecer la resiliencia comunitaria o la toma de decisiones antes de ocurrir un fenómeno o desastre natural. Esto se debe a que pocos perciben las implicaciones presentes y futuras del cambio climático, y aquellos que reconocen y admiten que es un problema serio no quieren perder las comodidades que les ofrece el sistema.

Mencionó que los logros en la materia son limitados, principalmente en los niveles educativos superiores, a pesar de que se tiene mayor información sobre las afectaciones propiciadas por el cambio climático. Por ejemplo, en las universidades, las políticas, acciones y programas ambientales se dedican a hacer ecología que no impacta en sus funciones sustantivas.

Además, los procesos curriculares se enfocan de manera parcial y sesgada, se centran en la adquisición de competencias cognitivas y con escasa capacidad docente y discente para poner en marcha aprendizajes significativos, mediante estrategias didácticas, situadas y pertinentes, de construcción de sentido.

“El conocimiento científico disponible es insuficiente para responder –en este momento– a las demandas de una complejidad como la observada. Las disciplinas científicas convencionales han sido superadas, consecuencia de la superespecialización, cuando se trata de un fenómeno que requiere la convergencia disciplinaria.”

Debido a lo anterior, enfatizó que es necesario cambiar la representación social del fenómeno, es una de las finalidades de los procesos educativos; pese al decremento en el negacionismo observado en la primera década del presente siglo, aún persiste el escepticismo.

“Su complejidad, en términos educativos, implica convencer y persuadir a la población de que el costo de no actuar será mayor en el futuro y que los beneficios económicos de esta inacción serán capitalizados y privatizados por los grandes operadores del mercado; en cambio, lo que sí se socializa y reparte a nivel de la población son las consecuencias a corto y mediano plazo.”

¿Cómo educar para el cambio climático?
Édgar González dijo que la educación para el cambio climático tiene dos partes: clima y cambio. La primera, implica una alfabetización climática que parte de la premisa del déficit informativo, el cual considera que a mayor información y conocimiento se tendrán mejores decisiones, actitudes y comportamientos.

“Sin embargo, vemos que nuestras decisiones cotidianas dependen más de las representaciones sociales que de la información científica que poseemos.”

Impartió la conferencia en el marco del Seminario de Cambio Climático

Impartió la conferencia en el marco del Seminario de Cambio Climático

 

La representación social es un corpus organizado de conocimientos que permite hacer inteligible la realidad física y social, esto hace posible la comunicación con otras personas.

“Los educadores tendríamos que conocer mejor las representaciones sociales de nuestros alumnos para tener mejores efectos de nuestras estrategias pedagógicas y educativas”.

Señaló que no hay evidencia para indicar que la alfabetización conduzca al cambio de comportamiento y a la acción –incluso influyendo en las actitudes– y a la eficacia colectiva. Las medidas adoptadas no deben quedarse a nivel individual, sino tener influencia en las decisiones colectivas.

En cuanto a educar para el cambio, comentó que lo primero es preguntarse para qué cambio, ¿de la escuela, del sistema, del modo de vida? “Hay autores que nos hablan de un cambio radical”.

Habló sobre seis de los planteamientos de cambio: para corregir los ajustes del sistema; para adaptarnos; para la agencia humana (agentes de cambio); para participar en la transición socioecológica; para descarbonizar, y para el decrecimiento.

“Algunos autores señalan que es más importante la educación para el cambio que los ingresos, porque interviene la reducción de la vulnerabilidad, porque tiene impactos directos e indirectos en las poblaciones o que la educación climática debería estar en el centro de la práctica curricular, ya que podría convertirse en una palanca de cambio social y construcción de futuros alternativos.”

González Gaudiano externó que las escuelas ya no pueden seguir ocultando lo que pasa en materia climática, por el contrario, deben buscar herramientas para propiciar respuestas emocionales y empatía para impulsar el cambio, a través de situaciones locales y preocupaciones ambientales, considerando las identidades colectivas.

“La educación apropiada para el cambio climático no ha de ser sólo alfabetización climática, es un error que ya se cometió con la educación ambiental.

”Hay que corregir conceptos erróneos comunes que derivan de teorías ingenuas sobre el problema, fuentes de información no acreditadas y errores didácticos.”

Finalmente, planteó que educar para el cambio climático implica prepararnos para el desastre. Debemos estar conscientes de que necesitamos tomar decisiones informadas sobre la situación imperante, con predicciones de un futuro complicado pero que es eminente.