Entrevista

Futuro de inmigrantes es el de EEUU: Lily Eskelsen

  • El porvenir no está atrás, está adelante y no es un muro, es un puente, expresó la presidenta de la National Education Association (NEA)

 

Lily Eskelsen García, presidenta de National Education Association

 

David Sandoval Rodríguez

 

06/11/17, Xalapa, Ver. Para Lily Eskelsen García, presidenta de la organización sindical National Education Association (NEA), el hecho de tener a Donald Trump como presidente de Estados Unidos (EEUU) significará un retroceso para los logros obtenidos por las minorías en aquel país.

La profesora de educación primaria fue entrevistada en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIHS) de la Universidad Veracruzana (UV), al acudir al IV Coloquio Internacional Discurso(s) en Frontera(s): “Fronteras de la memoria: lenguajes del dolor y trauma en México en el siglo XXI”, donde conversó el viernes 13 de octubre con el historiador y académico José Velasco Toro.

Eskelsen García es representante de un sindicato que durante la administración de Barack Obama cuestionó las iniciativas de modificar un sistema de evaluación de la calidad en las escuelas y conversó con Universo respecto al panorama que percibe en cuanto a la revocación del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) y cómo afectará directamente a los “soñadores”, jóvenes que cursan estudios en la nación norteamericana.

¿Cómo surgió su participación en este coloquio?

Vine acompañando a mi marido José Alberto García Lozano, integrante del colectivo “Zurdo Mendieta” de Ciudad Juárez, Chihuahua. Quería venir a platicar lo que pasa con los soñadores y Donald Trump, abordar el tema de las fronteras, porque mis soñadores viven en la frontera del miedo y la inseguridad, ellos están con demasiados problemas, a los que se suman todos aquellos que como profesores tuvimos con Barack Obama, cuya administración buscaba estandarizar las evaluaciones a las escuelas, calificándolas como maquiladoras. Yo hablé muchas veces con la administración Obama enojada por esta situación, y a pesar de las resistencias siempre tuvimos la oportunidad de una buena discusión sobre esto.

Sabía que, en su corazón, ambos debatíamos sobre la mejor forma y que no estaba debatiendo con alguien que no quería dialogar, así que me encontré un día hablando directamente con él y pudimos acordar que algo debía hacerse con los soñadores. Le dije que había estudiantes que cuando egresaran de la preparatoria no tendrían un futuro: no pueden trabajar legalmente, no pueden ir a las universidades, no pueden aceptar una beca, viven en las sombras. Él contestó: “No puedo hacer que el Congreso se mueva, éste quiere especular con el tema de los inmigrantes”.

Finalmente estuvo de acuerdo y me planteó: “Sólo puedo modificar una regla, puedo decir que si los jóvenes fueron traídos a EEUU como niños, si terminaron el bachillerato y no tienen ningún registro policial de ningún tipo y quieren trabajar o continuar sus estudios, así como servir en el ejército, no se les podrá dar una tarjeta verde pero sí una visa de dos años para residir legalmente aunque no tengan papeles”.

DACA era una solución temporal que involucraba la seguridad social y la educación o su enlistamiento en el ejército hasta que el Congreso propusiera algo distinto.

Pero ahora estamos trabajando con nada, ahora estamos con un presidente con el que nunca tendré una conversación así porque traiciona a todos: a sus amigos, a sus rivales, a cualquiera si eso le representa una ventaja para su propia fama y fortuna.

Donald Trump sabe que las personas sienten empatía por los soñadores, sabe que no son criminales, pero las personas que votaron por él piensan diferente, no sólo son anti-indocumentados, son anti-inmigrantes, ya sean legales o ilegales.

Trump remueve este programa y cobardemente lo hace a través del fiscal general, no es él quien lo declara y la verdad es que el programa estaba trabajando para los soñadores y para sus empleadores, trabajaba también para las universidades.

¿Qué sucederá con los soñadores?

Al día de hoy tenemos a 20 mil maestros miembros del sindicato y se graduaron siendo soñadores que querían ser maestros, ahora sin la protección del DACA perderán sus empleos.

Ellos eran muy solicitados en ciertos distritos a lo largo del país porque son bilingües y están bien educados, son inteligentes, honestos y además quieren enseñar en las comunidades marginadas integradas por migrantes y latinoamericanos, donde otros profesores no quieren trabajar porque se sienten incómodos y la cultura les es extraña.

Recordemos que estos 20 mil maestros perderán su empleo por una decisión política de un sólo hombre; entonces, cuando me solicitaron si quería participar en el evento acepté inmediatamente.

El 75 por ciento de nuestros estudiantes sin papeles son mexicanos, pero también hay hondureños, guatemaltecos, chinos y coreanos.

Ahora tenemos que proteger nuestro futuro porque el futuro de EEUU es el futuro de los inmigrantes y hay quienes quieren echar el 75 por ciento de nuestro destino a la basura. ¿Por qué? Vivir en el miedo y la inseguridad, implica no inscribirse en la universidad o trabajar porque en cualquier momento puede llegar la migración y llevárselos.

En lugar de eso deben buscar trabajos donde les paguen menos y en efectivo, sin beneficios ni seguridad social, tampoco podrán servir en el ejército aunque cuando uno mira las listas de bajas en Irak, la mayoría provienen de familias latinoamericanas.

Necesitamos aceptar a estos jóvenes y nutrirnos de ellos porque son el futuro, pero los políticos quieren hacer América grande de nuevo, como el eslogan de Trump, pero ¿cuándo fue América grande para las mujeres, para los inmigrantes, para los negros, para los gays, para los pobres? América nunca fue grande para muchas comunidades que han sido explotadas, viviendo en las sombras y con miedo.

Fue América grande para los hombres blancos y ricos, pero para mujeres como yo, cuya madre fue una inmigrante de América Latina, cuyo padre nació en la pobreza, sé que América nunca ha sido mejor porque mi familia no era rica ni blanca, mi familia era una familia de inmigrantes pobres pero tuve una educación, tuve la posibilidad de capitalizar mis talentos y experiencia para hacerlos crecer.

En realidad lo que quiere Trump es llevar a América en reversa y ésta es la frontera en realidad, el futuro no está atrás, está adelante y no es un muro, es un puente.

¿Es distinta la situación de la mujer en Estados Unidos con respecto a la violencia que se vive en Latinoamérica?

Cuando visitamos a las mujeres de la Plaza de Mayo en Buenos Aires, Argentina, fue increíble porque gracias a mi trabajo he tenido muchas experiencias, pero insisto en que debemos observar cómo desde la campaña electoral Trump abiertamente declaró que acosaba a las mujeres. En cualquier otra campaña, si alguien hubiera dicho lo que él dijo, que podía hacerlo porque era una celebridad y le permitían que lo hiciera, hubiera perdido. No, en realidad, ellas tenían que soportarlo o perdían su empleo, pero en su mente él es un conquistador y ellas la conquista.

En cualquier otra elección un hombre así no tendría posibilidades, su propio partido lo hubiera retirado, y sin embargo continuó.

Una de las primeras tareas que asignó a su secretaria de Educación, Betsy Devos, fue la creación de un departamento para atender el acoso sexual en los campus de universidades porque éstas no lo atienden, están ciegos ante el problema.

Pero la primera cosa que hicieron fue cambiar las reglas, las víctimas tienen demasiados derechos y el acusado necesita sus propios derechos, entonces permitieron más derechos para los acusados que para las víctimas.

Una de las cosas que hizo Obama fue aprobar en 2009 una ley para salarios equitativos de hombres y mujeres, la Lilly Ledbetter Fair Pay Act, pero es una ley que no se aplica y para la que luchamos muchos años; una ley así es de las primeras que busca eliminar Donald Trump, provocando un retroceso para los derechos de las mujeres, de los pobres, de los gays, de todos aquellos que han sido beneficiados. La administración Trump quiere ir hacia atrás.

La costumbre de Trump es culpar a la víctima; por ejemplo, lo que ocurrió en Puerto Rico con la llegada del huracán María y el presidente no sabía que los puertorriqueños eran también ciudadanos estadounidenses y los calificaba como flojos, cuando no tenían agua para beber ni energía eléctrica.

Culpa al afroamericano que no puede obtener un trabajo, a la mujer que es víctima de acoso porque su vestido es muy corto; culpa a los soñadores, cuando el soñador típico es aquel que llegó cuando tenía seis años; aunque es un sinsentido, para él no importa y para sus seguidores tampoco.

En todo el mundo existen hombres ignorantes y arrogantes como Donald Trump, esto no es una sorpresa, lo sorprendente es que 50 millones de personas hayan votado por él.

Alrededor de un 30 por ciento de los estadounidenses todavía están de su lado sin importar sus estupideces y menos les importa a quiénes se está lastimando.

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