• Fueron fundamentales en esta relación, indicó Yolanda Juárez Hernández

Yolanda Juárez Hernández

Jorge Vázquez Pacheco

20/10/2017; Xalapa, Ver.- En la continuidad del Foro Académico “Aportaciones de las culturas africanas y caribeñas a la identidad de la música veracruzana y el jazz”, Yolanda Juárez Hernández, adscrita al Centro de Investigación en Documentación sobre la Universidad, disertó sobre el tema “El son veracruzano de raíz cubana”.

En su exposición, ofrecida el miércoles 18 de octubre en el Centro de Estudios de Jazz de la UV, mencionó que las semejanzas se dieron a partir de los viajes de los galeones españoles y su obligada escala en la isla de Cuba.

La especialista con Doctorado en Estudios Latinoamericano por la UNAM indicó: “A Veracruz llegaban flotas de galeones que traían mercancía para ser distribuida en el Altiplano y en otras ciudades. Eran grupos de embarcaciones que necesariamente hacían parada en Cuba, de modo que era común que muchos habitantes del puerto tuviesen familiares en la isla”.

Esto indica que las relaciones culturales entre Cuba y Veracruz tienen su origen desde siglos atrás y la música es uno de esos contactos, al igual que la gastronomía o la vestimenta, entre otros detalles. Añadió que algunas de las formas de música y baile, de acuerdo a los cronistas de la época, se dieron gracias a la mezcla de formas africanas e indígenas.

“Los comisarios del Santo Oficio, en las denuncias que levantaban, dejaron constancia de esta penetración. Negros e indígenas bailaban una danza llamada nonteleche, que era la representación de un sacrificio humano, y los patoles en la ceremonia de imposición del nombre, así como los areítos, destinados a la adoración hacia los dioses de los indígenas.”

Indicó que la habanera que se bailaba en Cuba era vista con desconfianza o juzgada severamente por sus formas de ejecutarse. “Su origen está en la contradanza y era sumamente voluptuosa, producto del entusiasmo con que lo ejecutaban los habaneros”.

La presencia de la negritud en México ha sido un proceso histórico que se correlaciona con el tráfico de esclavos procedente de África. “Los portugueses traían los esclavos y los españoles los compraban. Curiosamente estos últimos consideraban pecaminoso reclutarlos, pero no explotarlos. A partir de eso se dio el proceso de adoctrinamiento religioso y social, que les despojaba de sus costumbres y generaba paralelamente formas de resistencia; pensamientos no expresados abiertamente para no ser sujetos de castigos o regaños. Las formas más extremas de esa rebelión eran los suicidios, algunos de ellos colectivos”.