Cultura

El jazz no es juego ni trabajo, es pasión: Richard Kelley

  • Comentó en su conferencia sobre la gestión creativa para programas educativos con recursos limitados 

 

Richard Kelley, académico de la Universidad del Sur de Illinois

 

Jorge Vázquez Pacheco 

25/10/2018, Xalapa, Ver.- Richard Kelley, académico de la Universidad del Sur de Illinois, indicó que en su entorno es perfectamente posible la enseñanza del jazz aun con escasos recursos disponibles, lo anterior durante su conferencia “Gestión creativa con recursos económicos limitados”, ofrecida en el marco del Congreso de Educación en el Jazz, coordinado por el Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana. 

La participación de Kelley tuvo lugar en el Teatro “J.J. Herrera” el pasado 23 de octubre y ahí comentó que en la Universidad del Sur de Illinois, que cuenta con un presupuesto operativo de 372 millones de dólares, los estudiantes que ensayaban jazz se exponían a sanciones y acciones correctivas antes de 1970, pero el cultivo y la enseñanza en este renglón fueron establecidos a partir de 2011; para ello cuenta con personal completo y el número de inscritos alcanza los niveles de saturación. 

“Hay financiamiento para instalaciones, equipo y becas, así como ofertas académicas y estrategias. En sus programas se contempla la música como negocio en las facetas de interpretación, arreglos y composición con estudios de posgrado”, expuso el conferencista. 

Al preguntarle cuánto cuesta a la institución cada estudiante, Kelley indicó que aproximadamente dos millones de pesos mexicanos, incluye salarios de académicos, pensión, apoyo profesional y beneficios adicionales. Por lo mismo, no debe perderse de vista la conveniencia de vender el producto del área mediante conciertos, artículos publicados y demás. 

“Los estudiantes requieren de equipo estándar como batería, teclados, amplificadores, atriles y música impresa, en medio de ello es menester contemplar a la comunidad. Generalmente las asociaciones civiles, iglesias y negocios regionales pueden aportar becas porque es una forma de lucir bien. En Estados Unidos son muchos los organismos estatales y nacionales que ofrecen becas y subvención a estudiantes.” 

Mencionó que las donaciones directas se contemplan con toda reserva y van contra la política de funcionamiento de muchas escuelas. “Es posible que los donantes puedan comprar los materiales necesarios o entregar dinero directamente a los estudiantes”. 

Recordó que la existencia de una orquesta de jazz puede establecerse como la piedra angular de las ofertas de la escuela misma, es flexible en su funcionamiento y puede atraer a otros estudiantes de música. “La viabilidad de un buen programa de enseñanza se apoya fundamentalmente en la salud de sus conjuntos de jazz”, indicó. 

En el mismo contexto y como una forma de funcionamiento, recomendó tomar en cuenta que quienes cultivan esta forma de música popular continúan como minoría, se enfrentan al recelo de colegas que observan con desconfianza el entorno cambiante de la industria y que no se han borrado muchos estigmas en torno de esta música. 

“No se debe menospreciar el trabajo de los colegas, incluso cuando intenten minimizar la importancia del jazz. La música no es juego ni trabajo, es pasión. Esto deben advertirlo estudiantes y colegas.”

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