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UV, 25 años de vinculación: Historia de las brigadas universitarias

  • Se crearon, en marzo de 1993, a iniciativa del rector Emilio Gidi Villarreal, con el objetivo de fortalecer el servicio social 
  • En 1996, también se creó la Dirección de Vinculación con la fusión de diversas entidades universitarias  

 

“Hace falta la construcción de ese modelo de educación superior que necesita la universidad pública en México”: AlejandroMoreno Hernández, extitular de la Dirección General de Vinculación

 

Karina de la Paz Reyes Díaz 

23/09/2021, Xalapa, Ver.- Los  25 años de vinculación que la Universidad Veracruzana (UV) ha sostenido con las comunidades veracruzanas, así como con los sectores empresarial y de servicios, han permitido que más de siete mil estudiantes interactúen con la sociedad, adecuando lo aprendido en el aula con la vida cotidiana de las familias veracruzanas, informó Alejandro Moreno Hernández, quien fuera titular de la Dirección General de Vinculación de esta casa de estudios. 

A propósito de esta celebración, y para conocer detalles de la conformación de las brigadas universitarias y en general del trabajo de vinculación de la UV, se entrevistó al antropólogo Moreno Hernández. 

 

Las Brigadas Universitarias 

En marzo de 1993, a iniciativa del rector de la UV, Emilio Gidi Villarreal, se crean las Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS), con el objetivo de fortalecer el servicio social universitario en beneficio de la población de las zonas indígenas, rurales y urbanas en condiciones de pobreza. 

Promover que los universitarios fueran al campo requirió de un presupuesto para costear su estancia por un año en las comunidades, el material y el equipo de trabajo para estar en condiciones de realizar su ejercicio profesional, por lo que se hizo un programa de consecución de fondos desde la Dirección de Planeación Institucional que permitió obtener un financiamiento por parte de la Fundación Kellogg (por 822 mil dólares). 

Asimismo, apoyos especiales por parte de la Secretaría de Educación Pública (por seis millones de pesos) para facilitar la asistencia de más de 200 académicos en programas de desarrollo comunitario ofertados por diversas universidades del país; y de la Secretaría de Desarrollo Social (con 500 becas anuales). 

“En 1996 se creó la Dirección de Vinculación con la fusión de diversas entidades universitarias, estructurada en tres grandes áreas: Vinculación Social, Vinculación con el Sector Productivo (orientado principalmente a la pequeña y media a empresa) y la Vinculación con el Gobierno Municipal”, especificó el antropólogo. 

“El primer paso fue realizar foros en cada una de las regiones de la UV, así como uno estatal para recuperar la experiencia de vinculación que los académicos habían realizado: recuperar la historia para construir identidad.” 

Alejandro Moreno aseguró que la vinculación social es una de las fortalezas de la UV ya que en su mejor momento más de 500 universitarios de 31 disciplinas de las cinco regiones realizaron estancias anuales en más de 50 municipios del estado; se ganaron seis premios nacionales, uno estatal y el reconocimiento a nivel país. 

Así, la Universidad fue sede de reuniones nacionales e internacionales en las que las instituciones de educación superior (IES) compartieron sus experiencias de servicio social e integrantes de equipo se convirtieron en multiplicadores de la experiencia UV en materia de vinculación. 

“De tal forma que esta estructura que aún permanece en la Universidad es la única en todo el país. Ninguna otra la tiene.” 

Institucionalización de la Vinculación  

El entrevistado narró la historia de los inicios de la institucionalización de la vinculación en la UV, aderezada con frases tajantes como: “En trabajo de comunidad no se improvisa” y “la Universidad no es una agencia de desarrollo, porque no impactamos en la pobreza, no generamos empleo y vivienda, lo que se busca es la profesionalización de los universitarios mediante la transferencia de los conocimientos adquiridos en el aula y el laboratorio”. 

Subrayó que la UV fue más allá de lo convencional en la institucionalización de la vinculación: se crearon coordinaciones regionales de vinculación, se designó un académico responsable de la vinculación en cada una de las entidades académicas; se instauró la experiencia educativa de Vinculación y se creó el Sistema de Información para la Vinculación Universitaria (SIVU). 

 

A 25 años de vinculación, una reflexión 

Alejandro Moreno, quien hace alrededor de una década se jubiló de la UV, expuso que paralelamente a los 25 años de la DGV, la pandemia y la llegada de una nueva administración al gobierno federal están transformando el país, es decir, “no hay una nueva normalidad, hay una nueva realidad”. 

De ahí que conocer, analizar y explicarla es tarea de la comunidad académica ya que es necesario construir nuevos marcos conceptuales y metodológicos para poder hacerlo. 

Aclaró que la transformación de la UV no nació de copiar modelos de otras instituciones, sino de su propia historia. La Facultad de Psicología fue la mejor en América Latina, de igual manera destacan Derecho, Arquitectura, Arqueología (sólo por mencionar algunas) a nivel nacional. 

A ello sumó los 25 años de vinculación que han permitido que más de siete mil estudiantes interactúen con la sociedad, adecuando lo aprendido en el aula con la vida cotidiana de las familias veracruzanas. 

“La vinculación contribuyó a la formación de nuevas generaciones de universitarios sensibles a los problemas sociales, especialmente los de la pobreza. Las experiencias de vinculación ayudaron a los universitarios a humanizar su práctica profesional.” 

En ese contexto, propuso como primer paso evaluar toda la experiencia del Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF) para tener claro lo que se ganó y lo que se perdió; no obstante, para él la oportunidad más importante y enriquecedora de la UV para estar en contacto con la realidad prácticamente se vino abajo, porque el servicio social se convirtió en una experiencia educativa que se tenía que cursar en el aula o cerca de ella. 

“Agrónomos, biólogos, veterinarios, antropólogos, sociólogos, pedagogos, psicólogos, abogados, ingenieros civiles, mecánicos, eléctricos y un largo etcétera, de súbito dejaron de ir a la comunidad, con excepción de los egresados de ciencias de la salud, ya que la Ley de Salud los obliga a hacer servicio social, es decir, dejaron de validar los conocimientos adquiridos en el aula con la realidad. 

”Se perdió el contacto con la realidad, que el universitario, como estudiante, pudiera saber que la pobreza tiene nombre y apellido, que la gente tiene valores y una manera de vivir de la cual aprendemos y nos educamos, conocer cómo valoran la tierra, la vida, a sí mismos, y que también tienen muchas cosas que cambiar.” 

El servicio social es una institución histórica y de las aportaciones de la universidad pública mexicana, que incluso ha sido adoptada por muchos países. 

El servicio social, insistió, es la estrategia natural de las IES para conocer las formas en que la realidad se expresa en la sociedad; conocer las necesidades de la gente, de la empresa y del gobierno, así como el deterioro del medio ambiente, para construir modelos curriculares que formen los profesionistas que la sociedad necesita. 

“El servicio social es la parte más importante de la vinculación y los resultados de la vinculación deben actualizar la docencia, al enriquecer el contenido de los planes y programas de estudio, y a partir del descubrimiento de los problemas sociales reorientar la investigación.” 

En sus palabras, la UV para transformarse y tener una mirada de futuro debe considerar el camino andado desde el ámbito de la vinculación: “Sólo se trata de revisar en nuestra propia casa, tenemos los instrumentos, la comunidad académica, la visión, nos falta la propuesta”; más aún, “hace falta la construcción de ese modelo de educación superior que necesita la universidad pública en México”, dijo a manera de dejar una reflexión para la comunidad universitaria. 

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