Derechos Humanos

Trabajamos para lograr espacios libres de violencia en la UV: Anabel Ojeda 

 

  • Ante estudiantes y especialistas en nutrición del país, habló del “Protocolo para atender la violencia de género en la Universidad Veracruzana” 
  • En caso de que sufran alguna forma de violencia comuníquense con la Unidad de Género, para asesorarles y guiarles en la ‘ruta crítica’ que hay que seguir.” 

 

Los espacios libres de violencia en la UV los exige el propio estudiantado

 

Karina de la Paz Reyes Díaz 

28/01/2022, Xalapa, Ver.- La Universidad Veracruzana (UV) trabaja en lograr que sus espacios sean libres de violencia, expuso la coordinadora de la Unidad de Género de esta casa de estudios, Anabel Ojeda Gutiérrez, ante estudiantes y especialistas en nutrición del país. 

“La Universidad tiene que ser un espacio seguro para todos y todas. Tenemos derecho a existir en paz y a tener las mejores oportunidades de educación sin lidiar con este tipo de cosas.” 

La funcionaria universitaria participó el jueves 27 de enero en la sesión vespertina del Simposio Nacional Virtual de Nutrición, organizado por la Facultad de Nutrición, específicamente en el eje temático “Formación y género”, con la ponencia “Atención de la violencia de género en la Universidad Veracruzana”. 

Al hablar del “Protocolo para atender la violencia de género en la Universidad Veracruzana, partió de la diferencia entre “sexo biológico” (cromosomas, pene, vagina, hormonas) y “género” (construcción social y cultural binaria, comúnmente asociada al sexo biológico). 

También abordó la identidad y la expresión de género. La primera hace referencia a lo que cada persona percibe de sí misma y puede corresponder o no con el sexo que nació; la segunda, se vincula con cómo se muestra ante el mundo, a través del nombre, cómo se viste, comporta e interactúa. 

Además, comentó de la orientación sexual, entendiéndose como la atracción física emocional, erótica, afectiva y espiritual que sentimos hacia otra persona. 

De ahí, se enfocó en conversar sobre la violencia de género, la cual debemos entender como “cualquier acto violento o de agresión que se desarrolla en un contexto de desigualdad sistémica y estructural, en el que se ejerce poder sobre una persona a razón de su sexo, género o cualquier indicador relacionado con éstos”. 

Anabel Ojeda especificó que el “Protocolo para Atender la violencia de género en la UV” está enfocado en cuatro manifestaciones de violencia: acoso y hostigamiento sexual, así como discriminación por sexo y por género. 

El acoso sexual hace referencia a todo comportamiento de carácter sexual, no provocado, permitido ni deseado por quien lo recibe y que le resulta ofensivo; el hostigamiento, es todo comportamiento, también ofensivo, desarrollado en el ejercicio del poder dentro de una relación de subordinación. 

La discriminación por sexo es toda exclusión y restricción basada en el sexo; mientras la discriminación por género es aquella basada en el propio género, orientación, expresión o identidad de las personas. 

“Éstas son las manifestaciones de la violencia que atendemos desde la Universidad Veracruzana. Los procedimientos a veces son complicados. Es necesario que toda la población universitaria conozca este protocolo, el cual se encuentra en cualquier página de la UV. 

”En caso de que sufran alguna forma de violencia comuníquense con la Unidad de Género, para asesorarles y guiarles en la ‘ruta crítica’ que hay que seguir.” 

En su opinión, lo más importante es tener siempre presente que ya no se debe permitir ningún tipo de violencia. “Estamos en un momento histórico en el que cualquier forma de violencia de género ya es inadmisible”. 

Los espacios libres de violencia los exigen desde organismos internacionales y acreditadores hasta el propio gobierno de México, las leyes y normas, pero “de manera muy potente, el estudiantado, el movimiento feminista y el que está a favor de los derechos LGBTQ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero y queer)”. 

En lo que corresponde a la comunidad universitaria, enfatizó, debe denunciar y exigir a las autoridades, y contribuir a cambiar las narrativas que abonan a la violencia. 

“Denunciar para que respondamos con cabalidad a sus quejas, para que se pueda atender y también dejar de ser parte del problema en cuestiones que están normalizadas (como reírse o no decir nada ante un chiste homófobo).”