- “Hemos de aprender a convivir en conflicto y saber cómo tratarlo porque es imprescindible, sin él no habría una transformación mundial”
- La paz tiene que enfrentar principalmente dos desafíos que ponen en peligro la supervivencia humana: las armas nucleares y la crisis climática
Paola Cortés Pérez
04/11/2021, Xalapa, Ver.- Pere Ortega, miembro de la Asociación Española de Investigación por la Paz (Aipaz), dijo que es fundamental educar y enseñar por y para el conflicto, porque el género humano vive en conflicto permanente consigo mismo y con su entorno; lo anterior, al dictar la conferencia “Desafíos para la paz” en el marco del curso-taller “Violencias urbanas e inclusión social de jóvenes”, organizado por la Cátedra “Mahatma Gandhi” de la Universidad Veracruzana (UV).
El evento académico se realizó la tarde del miércoles 3 de noviembre desde la Coordinación del Sistema de Enseñanza Abierta (SEA) región Veracruz, con transmisión simultánea a través de Facebook Live @CatedraMahatmaGandhi.
Durante la plática, Ortega enfatizó que como sociedad hemos de aprender a convivir en conflicto y saber cómo tratarlo porque es imprescindible, sin él no habría una transformación mundial, gracias a él la humanidad ha progresado.
“Sin conflicto los humanos no seríamos capaces de transformar el entorno en las relaciones sociales y humanas, por tanto, hay que educar para el conflicto”, enfatizó.
Destacó que en América Latina se ha presentado una transformación y avance social relevante: ya no se recurre a la lucha armada para conseguir sociedades más justas y emancipadas; prácticamente la lucha armada o guerrillas emancipadoras han desaparecido.
“Esto debe considerarse una paz positiva porque ya no toleramos recurrir a la violencia para conseguir sociedades más justas, lo cierto es que algunas revoluciones y/o guerrillas no consiguieron construirlas.”
Desafíos para la paz
Mahatma Gandhi entendió a la paz como lo contrario a la violencia, como un bien superior que puede compararse con la felicidad –es posible conseguirla, pero pocos lo han logrado– y no puede conseguirse sin la justicia social.
Pere Ortega acotó que se entiende por justicia social el pleno desarrollo y el respeto de todos los derechos humanos, siendo extensible a toda la humanidad y no la habría si la biosfera no es respetada.
Expuso que el pensamiento de Gandhi ha estado presente en la mayoría de los movimientos de la sociedad civil, por ejemplo en Europa y en las primaveras árabes.
Puede entenderse de dos maneras: desobediencia pragmática, el método para obtener un fin; y la desobediencia holística, el método ético que se opone a todo aquello que impide una emancipación social total.
Mencionó que el pensamiento de desobediencia y de paz se ha reproducido porque pretende construir movimientos emancipatorios no violentos, que son el último medio cuando han sido agotados todos los recursos legales; aunque puede realizarse de manera colectiva, es un acto individual.
“El desobediente es el mejor de los ciudadanos porque está sacrificándose para conseguir una ley que beneficiará a todos los ciudadanos.
”Un acto de desobediencia social deber ser público, no violento, consciente, político, contrario a la ley, con el propósito de ocasionar un cambio de gobierno y estar consciente que se acatarán los resultados.”
Sin embargo, advirtió que la paz tiene tantos desafíos como la humanidad misma, especialmente dos que ponen en peligro la continuidad y supervivencia humana en el planeta: las armas nucleares y la crisis climática o crisis ecológica.
Concluyó su participación al mencionar que el pensamiento de Gandhi se puede resumir en tres ámbitos: analizar si la violencia y represión solucionan conflictos o generan nuevos; analizar si la securitización y las armas ofrecen seguridad o por el contrario crean inseguridad, y analizar la posibilidad de convertir los medios punitivos.
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