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Nota: Ruy Pérez Tamayo, un ejemplo a seguir

💡 #InformaciónConCiencia Ruy Pérez Tamayo, un ejemplo a seguir

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Publicado por Oliva Noticias en Miércoles, 2 de febrero de 2022

 

Fecha: 02/02/2022

 

Ruy Pérez Tamayo nació en Tampico, Tamaulipas el 8 de noviembre de 1924. Fue un médico patólogo e inmunólogo, investigador, divulgador de la ciencia y académico mexicano. Su papá fue violinista y escribía guiones para radio. Su mamá se dedicaba a cuidar de su hogar y su familia.

Tuvo un hermano que fue su inspiración y las huellas que siguió en su juventud. Alguna vez expresó que inicialmente eligió medicina porque su hermano así lo hizo, y que, si hubiera elegido ser bombero o ingeniero, con seguridad lo hubiera seguido.

No fue bombero, estudió medicina y en contra de la corriente de esta profesión en sus tiempos, también se convirtió en investigador. Su investigación desentrañó mecanismos de las enfermedades y sus aspectos patológicos, campo en el que innovó de muchas formas, por lo que se le considera uno de los modernizadores de las ciencias médicas en México.

Fundó la Unidad de Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México en el Hospital General, donde trabajó en el Departamento de Medicina Experimental. También trabajó en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional y durante una década fue jefe del Departamento de Patología en el Instituto Nacional de la Nutrición. Fue profesor en la Facultad de Medicina de la UNAM y un escritor prolífico tanto de literatura especializada como de divulgación científica.

Recibió muchos premios, tanto nacionales como internacionales, entre los que destacan, el Doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Yucatán, en 1980, estado del que eran originarios su papá y su mamá y el Premio “Aída Weiss” en 1986 por su investigación sobre el cáncer, por mencionar dos.

Pero principalmente fue reconocido como un científico humanista, preocupado por las dimensiones humanas del quehacer científico y la práctica médica.

Ruy Pérez Tamayo conservó una actitud sencilla y fraternal hacía con quienes convivían. Disfrutaba mucho cada vez que venía a Xalapa y gustaba de visitar Coatepec, lugar que le guardará muchas de sus nostalgias. Fue un lugar donde vivió con su amada esposa y colega, y donde podía recordar las vacaciones que pasó con sus hijos cuando eran niños.

En una ocasión, durante el trayecto de Xalapa a Coatepec, se maravilló por el verdor que aun se mantiene en tramos de la carretera y deseó en voz alta que ojalá los ciudadanos de ambas ciudades no permitamos el desmonte de esos predios.

Publicó más de 150 artículos científicos en revistas nacionales e internacionales, además de más de 60 libros de divulgación científica, los cuales proporcionan un agradable camino para acercarse y comprender el quehacer científico. Por ejemplo, Ciencia, paciencia y conciencia, Historia general de la ciencia en México en el siglo XX, Salud y enfermedad, Patología de la Pobreza y Diez razones para ser científico.

Ruy Pérez Tamayo se preocupó por las condiciones de los estudiantes, no solo de sus aulas. El mismo vivió una situación precaria en su niñez y juventud, por lo que tuvo presente las diferencias de oportunidades que enfrentan aquellas personas que quieren lograr un futuro mejor.

También fue un férreo defensor de la descolonización de la ciencia en nuestro país. Expresó que “la función más importante de la ciencia es contribuir a reforzar la identidad nacional de los pueblos que la cultivan”.

Enamorado de su profesión, se dio cuenta mucho antes de la pandemia, del papel que tienen los trabajadores de la salud pública hacia la población. Consideró que la medicina una profesión cuyo objetivo es el bien social y expresó para la revista Magis del Iteso: “Cuando descubrí lo que era la medicina, me di cuenta de que es la mejor profesión del mundo, y me felicito por dedicarme a ella. Si tuviera otra vida, la invertiría otra vez en ser médico, porque creo que es lo mejor que le puede pasar a cualquier ser humano”.

Dejó este mundo el pasado 27 de enero en Ensenada, Baja California a los 97 años. Pero su legado queda, sus libros, la mayoría están gratuitos en línea y otros a muy bajo costo (se pueden encontrar en menos de 100 pesos en las ferias de libros) en instituciones educativas y de gobierno.

Te invitamos a leer su pensamiento y a motivarte a seguir sus pasos, no quedan muchas personas como él en la academia mexicana y nos hacen falta.

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Gladis Yañez de Sábados en la Ciencia de la Universidad Veracruzana.

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